Misoginia camuflada

Publicado en El Espectador, Marzo 29 de 2018

Catalina de Erauso, conocida como la Monja Alférez, hoy no sería considerada mujer sino hombre transgénero.

Nacida a finales del siglo XVI en San Sebastián, la internaron en un convento a los cuatro años. Se rebeló y escapó a los once llevándose unos ahorros de las monjas para viajar por España vestida de hombre. A los trece se embarcó hacia América. En Panamá se bajó del barco con dinero del capitán y desapareció. Se vinculó al ejército español en las guerras de conquista. Su destreza con las armas le permitió ser alférez. En el Perú tuvo su primer duelo contra dos hombres dejándolos heridos.

Ocultaba sus senos “con emplastos y vendajes”, pero la ausencia de barba y su voz le merecieron el apodo de “capón” que no le impidió dejar a varias mujeres enamoradas. Le gustaban el juego y las peleas. En una taberna mató a un militar, cayó prisionera, se escapó y se fue a luchar contra "corregidores, soldados, alguaciles y forajidos”. Al final fue detenida pero un obispo se compadeció y la acogió; logró convencerla de que contara su historia, que inicialmente no creyó. Unas matronas certificaron que se trataba de una mujer y que, además, se mantenía virgen. Al volver a España, Catalina se entrevistó con Felipe IV quien le concedió unas rentas por servicios prestados a la corona. Viajó a Roma y obtuvo del papa Urbano VIII la autorización para seguir vistiéndose como hombre. Volvió a México y fue arriera antes de entrar en una época de intenso fervor religioso hasta su muerte.

Ha sido usual que mujeres con indumentaria y comportamientos varoniles se acerquen al poder. Históricamente, han logrado mimetizarse en la vida pública, castrense o clerical. A Catalina de Erauso la familia trató de domarle con encierro y religión su espíritu rebelde, para educarla “en las labores propias de su sexo, como Dios manda”. Hoy tal vez buscarían adaptarle el cuerpo. El progresismo ha dado un paso horrible y reaccionario. En lugar de la mentalidad liberal que hace unas décadas hubiera tranquilizado a una menor despistada con su naturaleza diciéndole  “te aceptamos como eres”, ahora es usual señalarle que “naciste con el cuerpo equivocado”.

Lisa Marchiano, psicoterapeuta, señala que muchas familias buscan ayuda para lidiar con un supuesto transgenerismo, con frecuencia repentino, después de que la joven se ha (des)informado en redes sociales. Destaca “la fantasía de que la transición las convertirá en una nueva persona, libre de dificultades. La mayoría de menores que se presentan en las clínicas de género son mujeres que se sienten incómodas con los roles de género. La insatisfacción con el propio cuerpo es una experiencia compartida por el 90% de las adolescentes, preocupadas por encajar socialmente". Impulsadas por el discurso transgénero en boga, las familias piden intervención psicológica, hormonal o quirúrgica para evitar tentaciones suicidas. Hay un verdadero boom de solicitudes, proliferan las “transgender clinics” que atienden menores de edad.

El enfrentamiento de algunas feministas con el activismo transgénero ha renacido y parece defintivo. Las despectivamente denominadas TERF (TransExclusionary Radical Feminists) sostienen que la teoría de género es incoherente con la médula del feminismo. Ellas mismas sufren amenazas y agresiones de la militancia, simplemente por reafirmar que su naturaleza femenina, factor que consideran determinante del patriarcado, está asociada a la biología y a la maternidad.

Las menores incómodas o inseguras con sus cuerpos no siempre lo están por un discurso misógino explícito, puede tratarse de un torpe autogol victimista. A estas alturas, con tantas historias de mujeres ejemplares para mostrar en cualquier campo, ¿qué se espera de una niña o adolescente bombardeada con relatos feministas de horror sobre su destino? Entre nuestra élite mediática es reiterativo un discurso, fatalista y tóxico, cuyos objetivos y auditorio son un misterio. “Las universidades de Colombia son un infierno para las mujeres… es muy probable que en algún momento vayas a sufrir discriminación o violencia… Desde el momento en que dicen que vas a ser niña, otros empiezan a decidir por ti. Te van a decir con qué jugar, cómo vestirte, qué colores te pueden gustar. Te van a poner en una desventaja enorme en el colegio, en la familia, en el trabajo y en la mayoría de las relaciones sociales”.

Imposible pensar que así van a bajar la violencia de género y la discriminación salarial. Ante el ineludible escenario de la mujer víctima sometida por el hombre victimario que decide, es apenas lógico que algunas de ellas busquen salvarse desde niñas, renunciando a su género y transformándose en alguien del bando opresor. Tal vez eso pensó Catalina de Erauso, pero ella le dejó claro al mismísimo papa que quería seguir siendo mujer vistiéndose como se le antojara.



Erauso, Catalina  (2001). Historia de la Monja Alférez. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Serie Perulibros

Las Igualadas (2017). "Las universidades de Colombia son un infierno para las mujeres". Youtube, Sep 27


Las Igualadas (2018). "¿Cómo así que las niñas no nacen mujeres?". Youtube, Marzo 13


Marchiano, Lisa (2018). “Transgenderism and the Social Construction of Diagnosis”. Quillette, March 1

Murphy, Meghan (2017). “Lisa Marchiano on the trouble with transing kids”. FeministCurrent, June 22

Navia Antezana, Mónica (2016). “Retratos de la monja alférez doña Catalina de Erauso”. Revista Ciencia y Cultura vol.20 no.37


Ruiz Marull, David (2017). “La ‘monja alférez’ transexual que contó con la aprobación del Rey y el Papa”. La Vanguardia, Junio 26