La Divina Corte

Publicado en El Espectador, Mayo 5 de 2016

El doctor Peñalosa le contó a cuatrocientos niños que “aquí hay unos señores muchisisísimo más poderosos que el alcalde. Casi como la Corte en el cielo, casi Dios: es la Corte Constitucional”. 

Agregó que los magistrados “hacen lo que quieren, nadie puede discutir lo que deciden, ellos mandan al presidente, al Congreso, a los alcaldes, ellos deciden lo que quieren y todos tenemos que obedecer”. Sin el teísmo, y si no fuera un alcalde, yo avalaría esas opiniones. El “hacen lo que quieren” es una forma brusca de referirse a la selección discrecional de tutelas para revisión. Las órdenes al ejecutivo y legislativo son tan ciertas como las decisiones inapelables. Un mínimo de suspicacia permite temer que esa suma de poderes sin control se torne arbitraria. A diferencia del alcalde, a esos magistrados nadie los ronda, y en Colombia estamos.

La aprobación del matrimonio igualitario, con militantes celebrando el qué sin ninguna molestia por el cómo, deja mal sabor. Es imposible ignorar las críticas del ex magistrado José Gregorio Hernández a la Corte por extralimitarse. Hernando Gómez Buendía las resumió para infantes: “la Corte declaró inconstitucional un artículo de la Constitución”. Si molesta ese “articulito” 42, específico, arcaico y discriminatorio, sobre “la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio”, toca cambiarlo, pero respetando los procedimientos. Hasta a Uribe le tocó aceptar eso. Los argumentos para hacerlo con jurisprudencia no conmoverían a Montesquieu; son la disculpa parroquial de un activismo soberbio, incapaz de convencer.

Hay antecedentes nefastos de regímenes que poco a poco acomodaron a sus intereses la ley que debían respetar. Bárbara Evans Clements, historiadora de las mujeres bolcheviques, anota que el disgusto y desprecio por la política, la aversión a debatir, negociar, llegar a compromisos y acuerdos, el irrespeto por los procedimientos, surgieron de creer que sus objetivos eran tan justos que no importaba cómo se alcanzaran; sin afanarse por la deriva totalitaria, apoyaron al partido que supuestamente las conduciría hacia la igualdad. Los mandos bolcheviques, por su parte, con vagas directrices socialistas, tomaron medidas iniciales tímidas que profundizaron paulatinamente a su antojo, en una espiral inatajable de arbitrariedades. Acabaron traicionando a las feministas que los habían apoyado. Lenin, Trotsky y un puñado de líderes idearon mecanismos imprevistos para acumular poder y aferrarse a él. Como construían el mundo perfecto, con propaganda acallaron a la oposición y manipularon la opinión pública.

Alberto Rojas Ríos, magistrado ponente de la aplaudida sentencia, propuso que el matrimonio fuera un derecho fundamental. Se apoyó en jurisprudencia de 2004 que amparó el derecho de dos menores de edad, hombre y mujer, a casarse: ninguna relación con minorías sexuales. La iniciativa no pasó, pero ilustra la plasticidad y veleidad de los atajos para suplantar al legislador. También hizo alusión a los 24 países que han aprobado el matrimonio igualitario, como si hubiera una competencia internacional de reformas progresistas. La disculpa “voy a hacerlo porque otros lo hacen” generalmente es pobre, desesperada, y refleja carencia o debilidad de argumentos. Produce angustia sumarle a los antojos tanta informalidad, el rechazo al debate público, y las marrullas para llegar a una poderosa magistratura y atornillarse. No tranquiliza conocer el historial de indelicadezas del ponente, ni que su nominación pudo ser irregular, mereciéndole el mote de “intumbable”. Prestigiosos juristas que ajustaban la ley a una nueva Constitución le dieron paso a quienes, creyendo que la solvencia intelectual y moral es inherente al cargo, modifican lo que deberían proteger.

Hay propaganda que aúpa y legitima los excesos con fines nobles. No la hace la Corte: tiene áulicos que parecen educadores de párvulos. “Quienes afirman que el matrimonio igualitario es una imposición de seis magistrados, se equivocan. La igualdad es una bella construcción colectiva que ha sido escrita por millones de manos en un libro que habita nuestra conciencia”. Semejante cursilería es para tapar que las mayorías se oponen a esta decisión. Otra variante del activismo, con doctorado de verdad, transforma lo político en “complejidades técnicas” y jurídicas que sólo captan unos cuantos privilegiados. Los “abogados del poder” que susurran al oído de la Corte ni se inmutan por los conflictos de interés entre militancia, litigio, columnas de opinión y academia. 

Magistrados intachables que abrieron la caja de pandora de los derechos fundamentales por conexidad han sido progresivamente reemplazados por otros menos admirables, algunos cuestionados, que escarban archivos internos -donde hay de todo, como en botica- pescando decisiones, acertadas, innovadoras o caprichosas, torciéndolas, estirándolas un poco, hasta contrariar la Constitución. Para alcanzar la Divina Corte sólo falta que los cortesanos prediquen que esa élite decadente, haga lo que haga, será siempre infinitamente sabia y justa. Hacia allá vamos, pero no nos apresuremos, doctor alcalde.






Albarracín, Mauricio (2016) “La igualdad: una bella construcción colectiva”. El EspectadorAbr 12

Calderón España, Germán (2016). “La Corte Constitucional sí es competente para legislar sobre matrimonio igualitario”. El EspectadorAbr 21

CC (2004)  Sentencia C-507/04   Corte Constitucional 


Charry, Juan Manuel (2016). “Corte Constitucional: de la salvaguardia a la extralimitación”. Razón PúblicaAbr 18

Clements, Barbara Evans (1997). Bolshevik Women. Cmabridge University Press

Coronell, Daniel (2013). “El intumbable”. SemanaMayo 25

García Villegas, Mauricio (2014). “Los abogados del poder”. El EspectadorMar 28

Garrido, Miguel André (2016). “Con el matrimonio gay, ¿la Corte reformó la Constitución?”, El País.com.coAbr 10

Gómez Buendía, Hernando (2016). “Un progreso con trampa”, El EspectadorAbr 15

K&K (2016). “Matrimonio igualitario: La Corte ha excedido el ámbito de su competencia. La opinión del expresidente de esa corporación José G. Hernández”, Kien & KeAbril 8

La Luciérnaga (2016). "La pedagógica forma en que Peñalosa le explica a los niños qué es la Corte Constitucional". Caracol.com.coAbr 16

Medellín Cano, María José y Juan David Laverde (2016). “Corte ratifica derecho de comunidad LGBT a casarse” El Espectador, Abr 28

Uprimny, Rodrigo (2016) “La Corte debe aprobar el matrimonio igualitario”. La Silla VacíaAbril 4