La nueva izquierda: ¡mantente libre!

Publicado en El Espectador, Marzo 14 de 2019

La revelación fue un trino de Gustavo Petro: “las mujeres se metían a las Farc porque había suministro de toallas higiénicas".

Por su manejo de la evidencia testimonial y estadística, gracias a él aprendimos una faceta ignorada de las causas objetivas del conflicto, esta vez con enfoque de género: lo que las adolescentes rurales buscaban en la guerrilla era ampliar su canasta de consumo. Rebelarse o luchar por la justicia social eran preocupaciones secundarias de las jóvenes que iban a los campamentos en la montañas de Colombia atraídas por el suministro de elementos sanitarios; “en la casa campesina no lo había por la pobreza y el machismo”.

Poco después, un periodista promovía su libro “Con ojos de mujer” con “las razones, experiencias, dolores y victorias que vivieron en las extintas Farc” nueve exguerrilleras. Una de ellas, Sandra Ramírez, actual senadora y por varios años compañera del comandante Tirofijo, destacó la pertinencia de la teoría íntima del reclutamiento de menores promovida por Petro. “En cuanto la niña cumplía 12 años, sus cambios comenzaban a convertirse en problemas: todo le crecía, le dolía o le sangraba. Pedía toallas higiénicas, se antojaba de la ropa de sus vecinas y quería maquillarse. La adolescencia les salía muy cara a esos padres que apenas conseguían para el diario”. Así, por el lado femenino, la insurgencia se explicaría mejor con microeconomía doméstica que con marxismo.

El sofisticado argumento invita a reflexionar, sobre todo a quienes siempre fuimos escépticos con la tenencia de la tierra como causa principal del conflicto armado. Ninguna vertiente de la prolífica violentología colombiana había propuesto una tesis tan pragmática y pertinente para el ¡nunca más!. Quedan algunas dudas sobre las implicaciones de política industrial de ese diagnóstico: si nacionalizar la producción de toallas higiénicas, hacerle un guiño al capitalismo con subsidios o promover una alianza entre el sector público y el privado para garantizar que en el posconflicto ni una sola mujer campesina tenga que emigrar para satisfacer sus necesidades sanitarias insatisfechas.

Es probable que Petro esté desempolvando sus listas de lecturas de la universidad para reemplazar a Marx, Engels o Marta Harneker por Friedrich Hayek y Milton Friedman. Yo intuyo que dará un paso adicional para desvelar la motivación última de las adolescentes campesinas: tener libertad de elegir. Por eso iban a las Farc, para ser libres, “free to choose!”.

Sea cual sea el estímulo a la oferta de toallas higiénicas que esté contemplando la izquierda humana, sería prudente ir abonando el terreno. Por ejemplo, invitando a las multinacionales que fabrican esos elementos a que, en lugar de un bloqueo como el que asfixió las economías de Cuba y Venezuela, endosen una iniciativa de alto impacto, sólidamente estructurada. El nombre de esta campaña sensible y progresista para atender una demanda femenina represada en el sector rural no hay que buscarlo lejos, ya es un ícono en las estanterías del producto cuyo suministro trasnocha a Petro: StayFree, ¡Mantente Libre!. Hasta se puede sospechar que en la subversión existía un encadenamiento intergénero: los hombres se unían a las Farc porque allí encontraban mujeres emancipadas, plenamente satisfechas. Pronto, este escenario, verdadero y genuino, lo confirmará el feminismo fariano, erradicando visiones revisionistas sobre menores forzadas y forzados al combate.

En todas sus propuestas, la visión de Petro va adelante de la del resto de compatriotas, sobre todo en temas humanos de vanguardia. De ahí mi conjetura que pronto anunciará la libertad femenina como motor del conflicto y nueva inspiración de la izquierda. Voces autorizadas nos informan que, para las mujeres, el empoderamiento pasó de moda dándole paso a la liberación “porque hay algo que nos oprime, de lo cual debemos liberarnos”. La tendencia fue explícita en las marchas españolas del 8-M. “Ni sumisa ni devota, me quiero libre, linda y loca” proclamaba una pancarta en Barcelona. “Queremos ser libres, no valientes” rezaba otra en Bilbao. Como canta el cubano Silvio Rodríguez, que tanto le gusta a Petro: “yo te quiero libre, libre y con amor”.

Para racionalizar la denominación del movimiento libertario ¡Mantente Libre! ya hay camino andado, no se parte de cero. Hace décadas, Lucas Caballero, Klim, el irreverente columnista que casi tumba al presidente López Michelsen por indelicadezas con La Libertad, era reconocido por los apodos que les endilgaba a políticos y personajes influyentes. Uno de ellos, de cuyo nombre no quiero acordarme, era precisamente StayFree. ¿La razón? El señor era tan encantador que siempre estaba cerca de lo mejor, pero sin llegar a ser lo mejor. Difícil imaginar un mote más apropiado para la izquierda colombiana, que ha rondado las mieles del poder -en los medios, la burocracia, la academia, la literatura, las artes y algunas dinastías famiiares- pero sin llegar a ser una alternativa viable de gobierno. À gauche, #StayFree, #BeCool






Aunión J.A. y M.V. Gómez (2019). "La gran marcha feminista". El País, Marzo 9 

Arévalo Domínguez, Laura Camila (2019). “No estamos lavándole la imagen a las Farc” Entrevista a Fernando Millán. El Espectador, Colombia 2020, Marzo 3

Ruiz-Navarro, Catalina (2019). “Este #8M cambiemos “empoderamiento” por “liberación””. El EspectadorMarzo 7

Semana (2019). "Mujeres se metían a las Farc porque había suministro de toallas higiénicas": el polémico trino de Petro. Semana.com, Feb 18