LA GLOBAL SEX SURVEY (GSS)

La muestra y sus limitaciones
En el año 2003 la empresa Durex, mayor fabricante mundial de preservativos, realizó la séptima versión de la Global Sex Survey (GSS - Encuesta Mundial de Sexualidad). Era la segunda vez que este ejercicio se hacía en línea  y, según la empresa, ese año la respondieron más de 150 mil personas en 34 países. Entre las versiones disponibles, esta ha sido la única ocasión en la que se ha hecho una pregunta relacionada con el comercio sexual:  ¿alguna vez has pagado por tener relaciones sexuales? [1].

A diferencia de la encuesta realizada en el 2006, para la cual la empresa ofrece [2] indicaciones sobre la metodología utilizada, para la del año 2003 no ha sido posible conseguir –ni en Internet ni mediante solicitud a Durex- detalles sobre el procedimiento empleado para escoger las personas que respondieron la encuesta. En los distintos países, no se sabe la composición regional, por género, ni por edades de la muestra. Tampoco se conoce su representatividad por clases sociales, nivel educativo u ocupación. En principio, por tratarse de un cuestionario que se respondió en línea, cabe pensar que esté concentrado en las grandes urbes y, para los países menos desarrollados, en los segmentos de mayores ingresos, los que cuentan con acceso a Internet. Por la misma razón, y dado el carácter aún novedoso de internet en varias sociedades, cabe sospechar que en la muestra esté sobre representada la población más joven.

A pesar de todas estas limitaciones e incógnitas sería insensato descartar y dejar de analizar los resultados de lo que tal vez constituye el único instrumento disponible para hacer comparaciones internacionales sobre la magnitud del comercio sexual. Teniendo en cuenta que la alternativa a este ejercicio serían estimativos basados en la enumeración de unos pocos casos, o las escasas cifras que manejan las autoridades de los países para los cuales existen estadísticas, es un adelanto contar con resultados basados en una misma pregunta y con un procedimiento homogéneo, aplicados a un número nada despreciable de personas en más de treinta países. 

Una característica positiva de la encuesta realizada por Durex es que, al diligenciarse el formulario en línea, se puede suponer que se garantizó la privacidad y se mantuvo el anonimato de quienes respondieron la encuesta, un punto no despreciable cuando se busca indagar sobre sexo pago. Otra ventaja de la pregunta de la GSS, orientada a detectar la compra de servicios sexuales, es que en principio abarca buena parte de las dimensiones de un mercado segmentado y no siempre tan visible como el de la prostitución callejera de mujeres en la que por lo general se centra el grueso de los trabajos disponibles. A priori, se puede esperar que estarán representados quienes hayan pagado por tener relaciones sexuales en la calle, en un burdel –explícito o con otra fachada- en un vehículo, en un hotel, en su domicilio, en un discreto apartamento, en una sala de masajes, en un local de alterne o en el apartado de una discoteca. También aparecerán en las cifras quienes hayan pagado servicios a profesionales, a amateurs, a quienes lo hacen de manera continua, esporádica o estacional, como actividad exclusiva o como complemento de otro oficio, por un salario, por una comisión o participación, por cuenta propia o bajo la presión de un proxeneta.

La manera como se hizo la pregunta no permite distinguir si la relación por la cual se pagó fue homo o heterosexual. Además, aunque la encuesta se hizo tanto a hombres como a mujeres, no todos los resultados por países no han sido publicados desagregados por género, ni ha sido posible conseguirlos de Durex. 

Haber pagado por tener sexo

El grueso de las respuestas positivas a la mencionada pregunta proviene de los hombres. Para los 34 países, “un 18% de los hombres ha pagado por sexo mientras que sólo lo ha hecho el 1% de las chicas”  [3]. Alrededor de este promedio global, se observan importantes diferencias entre regiones. Mientras en los países asiáticos – China, Hong Kong, India, Malasia, Singapur, Taiwan, Tailandia y Vietnam- la proporción de quienes reportan haber pagado por tener relaciones sexuales es del 20%, en la vieja Europa –Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Holanda, Islandia, Italia, Noruega, R Unido, Suecia- tal cifra alcanza apenas el 7%.  En Europa del Este – Bulgaria, Croacia, Eslovaquia, Hungría, Polonia, R Checa, Rusia y Serbia- la incidencia de sexo pago es más del doble de la observada entre sus vecinos occidentales, pero inferior a la del Asia. Para el resto de países de la muestra del GSS – Australia, Canadá, Estados Unidos,  Nueva Zelandia y Suráfrica- el porcentaje de respuestas positivas, 11%,  se encuentra entre el de Europa y el del antiguo bloque comunista. Es desafortunado el hecho que esta versión de la GSS no incluyera en la muestra ningún país de América Latina y tan sólo uno, no el más representativo, del continente africano.

Al interior de estas cuatro regiones también se observan diferencias importantes entre países. En Europa del Este, por ejemplo, la mayor incidencia, 22% en Rusia, quintuplica la menor, el 4% de Polonia. En Europa occidental el rango va del 3% en Suecia a más del 10% en las vecinas Dinamarca o Noruega. En el Asia, la incidencia en Vietnam, 34% -la mayor de la muestra- es más de dos veces la observada en Taiwan, un 14%. 

Es pertinente anotar que el mayor promedio observado en Europa del Este sobre sus vecinos occidentales se explica en su totalidad por la alta incidencia en Rusia, que supera el promedio de los países asiáticos. Si se excluye este país, la cifra media para el antiguo bloque comunista es idéntica a la observada en Europa occidental, 7%.

Un descenso secular en occidente

En comparación con estudios previos, estas cifras sobre demandantes de prostitución parecen bajas. En los estudios Kinsey realizados en los EEUU en 1948 y 1953,  se encontró que el 69% de los hombres blancos habían tenido al menos una experiencia con una prostituta [4]. De acuerdo con Legardinier y Bouamama (2006), una cifra algo inferior, el 50%, se encontró para Francia a principios de los años setenta. Los mismos autores reseñan resultados de otras encuestas, pero no precisan la metodología ni discuten la representatividad de las respectivas muestras. Mencionan en particular el trabajo de un sociólogo sueco, Sven-Axel Mansson para quien en su país, en 1984, el 12.5% de los hombres había sido cliente del comercio sexual; en Italia la cifra era del 17%, y en Alemania del 18%. Nótese que el ordenamiento de estos tres países de acuerdo a la incidencia del sexo pago es el mismo que se deriva de la GSS. Parte de la diferencia con estas últimas cifras  se podría explicar por un descenso secular en la compra de servicios sexuales desde cifras superiores al 50% observado décadas atrás. También se hace alusión, imprecisa, pues ni siquiera se ofrecen las referencias, a una encuesta realizada en España en el 2004, de acuerdo con la cual el 27.3% de los hombres habían tenido alguna vez una relación con una prostituta y a otra hecha en Francia en el 2005, “con una muestra de 6000 personas”  que arrojaba un porcentaje del 12.7% [5]

Como sustituto de la discusión sobre tamaño y representatividad de las muestras, los mismos autores recurren a un experto en identidad masculina quien sin mayores preámbulos opina que “los clientes son mucho más numerosos de lo que uno se imagina ... Se calla esta realidad para evitar que las mujeres puedan pensar que su cónyuge, o su padre, es cliente”  [6]. Para sustentar esta categórica afirmación, se recurre a un estudio llevado a cabo por USAID y de acuerdo con el cual el 75% tailandeses y el 70% de los camboyanos han sido clientes de prostitutas.

Turismo sexual y prostitución local

Dada la parquedad con la que Durex publica los resultados no es posible saber con certitud si entre quienes respondieron la encuesta en los países asiáticos o en Europa del Este había una proporción importante de ciudadanos extranjeros -turistas sexuales- pero es razonable suponer que no. Es más que probable que la encuesta, diseñada por una empresa de preservativos para mejorar el conocimiento de sus mercados locales, se haya concentrado en la población autóctona y no en los viajeros que visitan el país [7]. En últimas, la manera más parsimoniosa de interpretar el 34% observado en Vietnam o el 24% de Tailandia es que, aproximadamente, uno de cada tres vietnamitas y uno de cada cuatro tailandeses, han pagado alguna vez en su vida por tener relaciones sexuales. A su vez, es apenas sensato suponer que la eventual incidencia del turismo sexual haya quedado registrada en la encuesta del país de origen de quien recurrió a la compra de servicios sexuales en el extranjero. Así, el modesto 6% registrado para los Alemanes, incluiría a todos aquellos germanos que han viajado a los exóticos destinos asiáticos en busca de sexo pago.

Si se acepta que el del sexo es un mercado cada vez más transnacional y globalizado es pertinente, a partir de los porcentajes suministrados por la GSS, hacer un cálculo sencillo del número de personas que han pagado por tener relaciones sexuales o sea la magnitud, por regiones del mundo y por países, de la clientela de la prostitución.  El punto más sobresaliente de este simple ejercicio [8] es el papel preponderante de los asiáticos en la clientela global del mercado del sexo. En efecto, dentro de los países incluidos en la muestra de la GSS, el 83% de quienes alguna vez en la vida han pagado por tener relaciones sexuales proviene del Asia, el 10% de Europa y el 7% del resto del mundo.

Para una clientela mundial de la prostitución del orden de 250 millones de personas, un poco más de las cuatro quintas partes, 208 millones, son asiáticos, contra tan sólo 14 millones de europeos occidentales y 11 millones de europeos del este.

Como cabría esperar, el liderazgo en el Asia recae sobre los chinos entre quienes, de acuerdo con estos datos, habría unos 120 millones de demandantes de servicios sexuales. En la India la cifra sería de 68, en Vietnam de 11 y  en Tailandia de 6 millones. En Europa, origen de los viejos verdes que han acaparado la atención de la los medios de comunicación, la clientela de la prostitución es, literalmente, un orden de magnitud inferior a la observada en el Asia.


Sobre los germanos que supuestamente dinamizan el mercado mundial del sexo se han elaborado todo tipo de anécdotas, como la de la aerolínea, rebautizada Condom Airlines, que debió reemplazar todas sus azafatas por stewards puesto que las primeras, en esos vuelos, ya eran asimiladas a prostitutas [9]. También se ha dicho que, en últimas, organizaron un campeonato mundial de fútbol para tener mujeres a su disposición después de los partidos. Las cifras disponibles, tanto del sexo pago en Alemania como en el resto del mundo no concuerdan con este tipo de historias. Los alemanes no llegarían a constituir el 1% de la clientela global del sexo. Conviene anotar que el modelo legislativo sueco, que penaliza a los clientes y que ha sido tan activamente promovido por sectores feministas para ser adoptado internacionalmente, se aplica en la actualidad a menos del 0.05 por ciento de los demandantes en el mercado global del sexo. En el otro extremo, sólo dos países, la China y la India, conforman un mercado trece (13) veces superior al del conjunto de Europa Occidental. Tan sólo los vietnamitas, totalmente ignorados por la literatura contemporánea, sumarían más que los clientes provenientes de Italia, Alemania, Francia, España, Reino Unido, Holanda, Austria, Dinamarca, Noruega, Finlandia y Bélgica juntos.

Vásquez (1998) menciona un estimativo de 60 mil ciudadanos alemanes que, anualmente, acuden a Tailandia en búsqueda de servicios sexuales. El ya mencionado reporte de Time calculaba, en 1993, que cien mil germanos llegaban al año a Tailandia demandando sexo. Aldama (2004) habla de medio millón de turistas sexuales de todos los orígenes hacia ese mismo país. Aceptando estas cifras, para una población local de unos 6 millones de hombres adultos que habrían pagado por tener relaciones sexuales, los turistas sexuales occidentales, incluidos los germanos, no son buenos candidatos a ser el primordial motor de ese mercado.

Son varios los centros de turismo sexual asiáticos –como Pattaya y Bangkok en Tailandia, Phonm Penh en Camboya o Ángeles en Filipinas- orientados a la clientela occidental, pero es copiosa la evidencia a favor de la idea, sugerida por los datos de la GSS, de un mercado sexual en el Asia sostenido por una dinámica clientela local.

Vietnam, que en la GSS aparece como el país con la mayor incidencia de sexo pago, está lejos de ser un destino turístico apetecido. Por el contrario, en algunas recopilaciones sobre turismo en la región, como el Anuario Estadístico de Naciones Unidas para el Asia, este país ni siquiera aparece en las listas que se suministran sobre número de viajeros, o participación del sector turismo en el PIB  [10]. En una encuesta realizada entre 190 agencias de viajes a finales de los años ochenta sobre los sitios “que primero se le ocurren” (top of mind) como destino turístico en el Asia, Vietnam ocupa el penúltimo lugar entre 25 [11]. Aunque hay indicios sobre un creciente turismo sexual, aún persisten obstáculos para este tipo de comercio con extranjeros. La ley no permite, por ejemplo, el acceso de los vietnamitas a las habitaciones de los hoteles para turistas sin estar registrados. Puesto que la prostitución es ilegal, y la aplicación de la ley sigue siendo muy arbitrarria, se han reportado quejas de turistas sobre montajes de mujeres aliadas con la policía que obligan al pago de mordidas para evitar un percance con la ley. A diferencia de lo que ocurre en varios idiomas occidentales, en vietnamita existe un vocablo específico para el cliente de la prostitución (Khac lang choi); en un estudio realizado a finales de los noventa se encontró que, con la excepción de los campesinos, todas las clases sociales estaban representadas en la clientela: obreros, choferes, estudiantes, profesionales, solteros, casados … [12].

Para la China, uno de los verdaderos motores del mercado sexual en el mundo, una muestra, que se podría considerar aleatoria de los clientes de la prostitución, de 1580 detenidos en las redadas efectuadas por la policía local en la ciudad de Guangzhou en 1986 arroja una débil participación, inferior al 4%, de los extranjeros en el mercado del sexo chino [13].


La relevancia de los viejos verdes occidentales en ese mercado es en realidad aún más magra ya que los detenidos considerados extranjeros en estas cifras incluyen japoneses y coreanos que, se sabe, son frecuentes visitantes de los burdeles en la China.

Otros datos chinos corroboran la baja participación occidental entre los clientes de la prostitución en ese país. A pesar del posible interés de la burocracia por inflar en las estadísticas el nefasto efecto de las malas costumbres occidentales sobre una actividad considerada criminal, uno de los primeros  informes en los que oficialmente se acepta la generalización de la prostitución en la China continental, publicado en 1983, reporta que “de acuerdo con las estadísticas incompletas de las tres principales ciudades, Beijing, Shangai, Tianjin y de cuatro provincias, Gunagdong, Fujian, Zheijan y Liaoning, entre Enero de 1982 y Noviembre de 1982 … (se detuvieron) 1800 personas -de las cuales 223 visitantes de otros países, Hong Kong y Macao- que eran clientes de prostitutas”  [14].




[1] Have you ever paid for sex?
[2] http://www.durex.com/cm/sexual_wellbeing_QnA.asp#
[3] http://www.durex.com/cm/sexual_wellbeing_QnA.asp#
[4] Dato tomado de http://www.kinseyinstitute.org/research/ak-data.html#prostitutes
[5] Legardinier  y Bouamama (2006) p. 68
[6] Declaraciones de Daniel Welzer-Lang en Le Monde, Julio 11 de 2002. Citado por Legardinier y Bouamama (2006) p. 68
[7] Harris Interactive, responsable de la encuesta del 2006, normalmente capta los eventuales entrevistados a través de listas de correo electrónico que, en cada país, razonablemente se pueden suponer limitadas a la población residente.
[8] Para cada país se multiplica la proporción de personas que han pagado por tener relaciones sexuales por la población masculina de más de 15 años. Datos tomados del World Factbook de la CIA. https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/
[9] Legardinier  y Bouamama (2006) p. 53
[10] http://www.unescap.org/stat/data/syb2007/23-Tourism-syb2007.asp
[11] http://www.asiamarketresearch.com/columns/tourism-branding.htm
[12] Pastoetter (2004)
[13] Datos tomados de Ruan & Lau (2004) p. 194
[14] Ruan y Lau (2004) p. 194