¿Por qué renuncié a defender el piropo?


Por el testimonio de Bat. Así de sencillo. Y lo destacable es que en el foro está registrada la bitácora detallada de ese cambio de posición.
-       Yo desafío a Bat para que me cuente una situación concreta en la que se haya visto sometida por el poder masculino.
-       Ella me relata el caso de la Virgilio Barco.
-       Me resulta imposible volverle a hablar del Esgar.
-       Kathy Porto me pregunta. “Mauricio: esta pregunta es un tanto atrevida. Crees que Bat te hablará de su intimidad?”.
-       Yo le respondo a Kathy: “Lo hizo, y se me volvió un autogolazo. A golpes se aprende”.
-       A Bat le respondo: “No me la pone fácil Bat, pues es imposible hacer consistente una "defensa del piropo" con ese incidente que usted cuenta. Sería absurdo salirle con el consabido "no ha debido contestarle" pues usted está en todo su derecho de manifestarse como lo hizo. Sin atenuantes, ese tipo encaja perfectamente entre quienes buscan ejercer dominio sobre una mujer extraña basados en la amenaza. Me puso un polo a tierra y se lo agradezco.
-       Al día siguiente, Bat, luego de un peculiar piropo “mi flor del fango ideológico” me agradece por adoptar una posición de “escucha”
-       Por mi parte duré todo el día rumiando el asunto y así se lo manifiesto “no he dejado de pensar en su caso. Valdría la pena que usted se pusiera en contacto con las de Atrévete, por una razón simple: el dilema sobre lo que se debe hacer en Bogotá ante un piropo aparentemente inofensivo … Su breve relato me hizo click. Creo que ya guardaré en un cajón los recuerdos del Esgar”
-       Uno de los más notorios camaleones manifiesta que se trata de una buena noticia pero ya muestra dudas (¿envidia?) que un solo testimonio, y no sus brillantes disertaciones, me haya hecho cambiar de opinión.

A raíz de los debates, pensé que un cálculo utilitarista (buscar el máximo bienestar para el mayor número de personas) sugeriría no defender el piropo. Se puede pensar que lo que ganan ellos echándolos es inferior a lo que pierden algunas de ellas oyéndolos y/o evaluando si el piropo que no le gustó lo debe responder (aumentando el riesgo de una escalada) o debe tragarse el sapo. Por esas dos razones sumadas decidí escribir un “me retracto” u “otra voz” o “cambié de opinión” o “renuncio a la defensa”. Estaba en esas cuando el incidente con Olga Lucía y me pareció que no debía dejar eso sin hacer. Por eso uní las renuncias.

Lo más revelador de este incidente fue la pelada de cobre de Marcela Gómez, de Atrévete Bogotá,  a quien le pedí disculpas públicamente (ya las borré, no las merece). El dogmatismo puede ser muy autoritario. A ella no le basta con que yo pida disculpas, me retracte y le pida a Bat que hable con ellas. No, Marcela exige siempre más. Ella tampoco cree que haya podido ser el testimonio de Bat y no los de Atrévete lo que me haya hecho cambiar de opinión.  

No veo nada extraordinario en defender una posición para luego de una discusión, un largo período de reflexión y un testimonio convincente renunciar a hacerlo. Los iluminados sí. Ellos saben no sólo lo que uno debe pensar sino cómo debe llegar a su sabiduría y cual es el procedimiento indicado para arrepentirse o como ellos quisieran, convertirse totalmente. Realmente da susto que personajes tan fundamentalistas adquieran más poder.