Publicado en El Espectador, Enero 12 de 2017
Baum, Dan (2016): “Legalize It All. How to win the war on drugs”. Harpers, Apr
Hollersen, Wiebke (2013). “'This Is Working': Portugal, 12 Years after Decriminalizing Drugs”. , Mar 27
OGD (1996). Atlas Mondial des Drogues. Observatoire Géopolitique des Drogues. Paris: PUF
Murió Mario Soares, socialista
portugués que enfrentó a la dictadura pero también al totalitarismo de
izquierda. Jamás endosó la estrategia de “todas las formas de lucha”.
De joven fue militante comunista y se
aburrió “de tantas reglas y reuniones”. Abogado de profesión, escritor
incansable, tuvo un amigo militar asesinado por el régimen. Por recuperar sus
restos quedó en la lista negra, estuvo encarcelado y exilado pero fue
cofundador del germen del Partido Socialista.
En 1974, cayó la dictadura salazarista
con una revolución pacífica cuyo símbolo fueron los claveles en los fusiles de
los soldados que retornaban de las colonias. Soares, cuyo papel en el
levantamiento fue definitivo, aceptó hacer parte del gobierno de transición
militar. El pulso con los comunistas estuvo tenaz: dirigían la protesta
callejera, y sólo pudieron ser controlados con ayuda de las Fuerzas Armadas.
Soares fue diputado, ministro, primer ministro, presidente y eurodiputado. Bajo
su mandato se creó la seguridad social, se amplió la educación pública y Portugal
ingresó a la Unión Europea.
La despenalización de facto del consumo
de drogas también se inició con el levantamiento contra Salazar. “Súbitamente,
llegaron las drogas” anota João Goulão, personaje clave en el cambio de
política, para referirse a la marihuana que trajeron los militares. Confiesa
que él también la fumó. Como los claveles de la revolución, “las drogas nos
prometían la libertad”. Al trabajar como médico, Goulão se encontró con familias
cuyos hijos no sólo metían marihuana: comenzaba la epidemia de heroína barata
que invadió a Europa en los ochenta. En Portugal, el número de usuarios no fue muy
alto, pero el de los consumidores poblemáticos sí. En el pico de la epidemia los
adictos serios llegaron al 1% de la población. La proporción de usuarios con
VIH también fue más alta que en muchos países.
La decisión de despenalizar el consumo
se tomó en 2001. La ONU no reaccionó por irrespetar las convenciones: en el
papel se siguen cumpliendo. Portugal no legalizó las drogas sino que redujo las
penas por utilizarlas. Hasta
ahora, ningún país ha ido tan lejos en despenalización, y los resultados son
favorables. Entre jóvenes, el consumo subió ligeramente con la
descriminalización pero luego se estabilizó. Los detenidos por droga se
redujeron a la mitad y actualmente apenas pasan de la quinta parte del total.
Nada de esto es gratis. Los recursos en rehabilitación han repercutido en las
dificultades económicas. A pesar de los logros, falta mucho por hacer. La
importación y distribución de drogas la siguen controlando criminales. La
violencia y corrupción asociada continúan, pero la percepción ciudadana sobre
crimen organizado es más baja que en España e incluso que en Francia.
Sorprende que un país costero, ex
potencia colonial con tradición en el tráfico de opio, se mantuviera aislado
del mercado europeo de cocaína, y que la marimba que trajeron los soldados no
pasara a mayores. Oporto tuvo presencia de carteles gallegos, pero mafias
portuguesas nunca se destacaron, a pesar de la importancia del Brasil en la
exportación de cocaína latinoamericana y la de Angola, ex colonia, en los
reembarques hacia Europa. La ausencia de una guerra violenta contra las drogas
pudo ser consecuencia de la revolución pacífica liderada por soldados con
claveles en la punta del fusil y marihuana en el morral, pero en alianza con
políticos realistas, independientes y con principios. Pusieron al imperialismo
yanqui en su sitio sin estridencia, y evidentemente sin rabo de paja por
alianzas previas con las mafias para aventuras electorales.
No sólo en materia de drogas, relación
con las fuerzas armadas y los EEUU, Colombia debería mirar más hacia Portugal.
A pesar de la importancia del Tribunal Constitucional, allá no caló la teoría,
elitista y autoritaria, de que los derechos de las minorías se discuten en
pequeño comité. Siendo un país católico, la legalización del aborto se hizo por
referendo, la adopción igualitaria y la regulación de los vientres de alquiler
las aprobó el parlamento, varios años después del matrimonio gay. El realismo y
capacidad negociadora de políticos como Soares resultaron fundamentales.
En Colombia, la muerte del líder
portugués pasó casi desapercibida. Causó muchísima más conmoción el deceso del
comandante Fidel. Es revelador de una mentalidad totalitaria y caudillista que
para quienes se dicen demócratas los héroes sigan siendo chafarotes y no
luchadores civiles como Soares. Qué falta ha hecho en el país una izquierda realmente
intolerante con la violencia política, pragmática, modernizadora, no agrarista
ni autárquica, consciente de que es más sensato reformar el estamento militar
que estigmatizarlo, pretender encarcelarlo, o cambiarlo a bala por otro peor.
ADST (2015). "The Carnation Revolution – A Peaceful Coup in Portugal" Moments in US Diplomatic History, Apr
Baum, Dan (2016): “Legalize It All. How to win the war on drugs”. Harpers, Apr
Constantinou, A (2012) “The shifting cocaine trade”, TalkingDrusg, Jan 13
EFE (2016). "Portugal legaliza los vientres de alquiler para mujeres estériles". 20 Minutos, Mayo 20
Hollersen, Wiebke (2013). “'This Is Working': Portugal, 12 Years after Decriminalizing Drugs”. , Mar 27
OGD (1996). Atlas Mondial des Drogues. Observatoire Géopolitique des Drogues. Paris: PUF
Martín, Javier (2017) “Muere Mário Soares, expresidente de Portugal”. El País, Ene 7
Panther, Lewis (2015). “How former junkie capital of Europe Portugal halved number of addicts by ending prosecution of users”. Mirror, Sep 19
Van Dijk, Jan (2007). “Mafia markers: assessing organized crime and its impact upon societies”, Trends in Organized Crime, December 2007, Volume 10, Issue 4, pp 39-56