Pragmatismo de mujer

Publicado en El Espectador, Enero 5 de 2017

Un vice precandidato que matonea a un subordinado es vergonzoso, inadmisible. Ante ese desastre anunciado, reitero la propuesta de elegir presidenta en 2018.

No basta con una candidata, deberían ser varias, y menos pendencieras. Mi recomendación parte de una conjetura: la situación actual exige pragmatismo más femenino que masculino, social, no de máquinas. Posconflicto, violencias persistentes, desfalcos, líos fiscales y extensión de los avances educativos a las mujeres menos privilegiadas necesitan realismo y atributos que varones y barones políticos no pueden ofrecer.

Sin representar a nadie ni rendir cuentas, culmina su faena el primer hermano, “enfant terrible” de la gran prensa y la oligarquía bogotanas. Tras esa opaca extralimitación, revuelta con soberbia, torpeza y, para muchos, traición, quedamos sumidos en el escenario político más polarizado en décadas, con un sucesor presidencial patán como pocos. Sería ingenuo esperar que un acuerdo contaminado con leguleyadas de tahúr, agrarismo y marxismo caducos, machismo camuflado y crímenes que ninguna democracia amnistiaría lo ajusten sus coautores. Toca aterrizarlo con diplomacia, apuntalar la desmovilización y el desarme, negociar con el ELN sin feriar principios, controlar la corrupción y superar la crispación política. Semejantes desafíos exigen renovación con liderazgo, reflejos y raciocinio femeninos; la capacidad de arreglos consensuados quedó averiada y ningún pandillero la va a arreglar.

La intelectualidad renunció -en coro, con hara kiri- a la crítica y la credibilidad. Endosando indefendibles en un confuso mamotreto, fortaleció la alianza entre uribismo, Ordóñez e iglesias cristianas, hasta hacer factible su victoria electoral. El trámite parlamentario del referendo anti adopción tampoco generó una reacción conducente, negociadora. El país no aguanta más bala, ni coscorrones, ni trumpadas, pero tampoco más peleas causadas por un irrespeto improcedente con las creencias religiosas. Las mayorías católicas y cristianas, están más estigmatizadas que cualquier minoría étnica. La laicidad no necesita drama, agravios, burlas, ni conversión de creyentes. Urgen en el poder empatía con pragmatismo, o sea muchas mujeres. La gran mayoría son realistas, preocupadas por conciliar y resolver problemas concretos, no por vencer contrincantes, imponer doctrinas o rediseñar el mundo.

El polo a tierra femenino fue inmortalizado por la estirpe Buendía. Úrsula ciega localizaba objetos perdidos. Ella y otras matronas protegían “personajes masculinos desconcertados”. Yo lo percibo en mi entorno: en la generación anterior, mezclado con el típico machismo de familia grande, pero también entre quienes criamos sin diferencias en educación formal, oficio doméstico o independencia. Mi hija mayor es más aterrizada que sus compañeros y su hermano, soñador que filosofa con amigos que parecen Abelardos; pocas Eloísas disertan con ellos, y se limitan a temas específicos de relaciones interpersonales. Su explicación es que las mujeres lidian con dificultades prácticas que los hombres no enfrentamos, desde menstruación hasta maternidad. Según una teoría darwinista, para pedirlo bastan promesas mientras que para darlo mejor tener detector de mentiras, riguroso análisis factual y capacidad predictiva. Con más mujeres en la mesa de negociación, esas aptitutes habrían fortalecido el acuerdo de paz mucho más que un sonso barniz tardío de enfoque de género.  

Otros datos dispersos corroboran mi intuición: la pequeña proporción de mujeres, estudiantes o docentes, en facultades de filosofía, fenómeno que las idealistas atribuyen a la conspiración patriarcal; las revistas femeninas en países cultos, con más consejos prácticos que disertaciones sobre la situación de la mujer; la baja popularidad de las militantes feministas, tan desconectadas que ni les preocupa ese termómetro. Defensoras lúcidas y visibles de los derechos de la mujer han renunciado públicamente al feminismo, cooptado por dogmáticas que rechazan opinones disonantes o críticas.

Lina, amiga feminista heterodoxa, ilustra el empirismo de mujer. La conocí contando cómo en su colegio mixto había “aprendido feminismo a las patadas”. Además de estudiosa, es observadora, curiosa y divertida. Hace poco tuvo una hija y está fascinada comprendiendo los cambios físicos, instintivos, hormonales, metabólicos y endocrinos, la leche, la oxitocina, los olores y todo lo que menosprecian las doctrinas que niegan la naturaleza humana y el vínculo con otras especies. Hasta el Papa Francisco aceptó la teoría de la evolución, sin que el mensaje alcanzara a trancar el referendo contra familias diversas que, como la teoría de género, refleja un total desconocimiento de la biología.

Jane Goodall, célebre primatóloga, anotó que Trump en campaña era como los machos chimpancés en ritual de dominación. “Buscan impresionar a sus rivales con comportamientos agresivos. Entre más vigoroso e imaginativo el show, más probable que asciendan en la jerarquía”. Qué buena descripción del más opcionado aspirante a macho alfa colombiano, buscando aliados manzanillos como sea. Lástima que la etología aún no sea herramienta usual del análisis político. No estamos condenados a aguantar líderes matones, como chimpancés o gorilas: también somos primos cercanos de los bonobos, cuyos machos son mantenidos a raya por alianzas de hembras.










Borinsky, Alicia (2014). “Macondo y sus mujeres extraordinarias”. La Nación, Abr 25

Carrascal, Santiago (2015). “Los nexos de Vargas Lleras con la corrupción”. La Oreja Roja, Dic 24

Duncan, Gustavo (2016). “A comer m…”. El Tiempo, Dic 28

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Lawler, Joseph (2016). “Jane Goodall: Trump debates like a chimp in a dominance ritual”. Washington Examiner, Sep 17

LI (2016). “Arrancan las elecciones. La oposición tiene 3 bastiones sobre los cuales construirá una candidatura ganadora en 2018: el uribismo, Ordóñez y las iglesias”: Los IrreverentesDic 23


Prieto, Jineth (2016). “El todo vale de Vargas Lleras llegó a Santander”. La Silla VacíaDic 15

Rubio, Mauricio (2012). “Sin mujeres en la mesa de negociación”. El EspectadorSep 12


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