Desmenuzar al enemigo

Publicado en El EspectadorMarzo 10 de 2016

A pesar de iniciativas como el Día Internacional de la Mujer, hay una variante del feminismo cada vez más etnocéntrica, aislada, prácticamente amurallada.

El único elemento universal que queda es la división de la humanidad entre opresores y sometidas, con un elemento perverso: se combate al patriarcado más domesticado mientras los realmente arcaicos se arropan con la diversidad cultural. 

Emily Hill, hereje inglesa, anota que “el feminismo ha terminado, la batalla se ganó; sigamos adelante”. El paso siguiente deberían ser los regímenes verdaderamente opresivos que subsisten pero que incomodan, si acaso, cuando esos machos atacan europeas en sus ciudades. Aún ahí, narrativas de vanguardia buscan atribuír la responsabilidad de los atropellos de Nochevieja a los policías locales. Un movimiento supuestamente internacional, con agencias multilaterales involucradas, cada vez mejor financiado, carece de criterios coherentes y de una agenda con prioridades globales.

El feminismo occidental podría estar, según Hill, “celebrando sus triunfos, pero se ha rebajado a la inútil búsqueda de atención”, menospreciando avances, sin extenderlos a donde realmente hacen falta. La guerra es contra el machismo cristiano, comodín cada vez más inocuo: rizando el rizo, feministas españolas se preocupan por el “neomachista” y los “micromachismos”. Los patriarcados feroces están demasiado arraigados; más cómodo defender arandelas cercanas ad infinitum que unos derechos femeninos universales mínimos. En Colombia, la ONU recomendó hace un mes “la erradicación definitiva de la mutilación genital femenina”, pero la vergonzosa alarma pasó tan desapercibida como los matrimonios de niñas indígenas. Importan más la terminología correcta, los descaches del procurador y algún romance de oficina.

El escritor búlgaro Tzvetan Todorov propone superar la visión del enemigo como grupo para considerar individuos específicos. El “imperialismo anglo-americano” con el que creció durante la guerra fría cumplía un rol similar al del monstruo patriarcal: “si las cosas no iban tan bien como nos habían prometido era por culpa de los enemigos”. La actitud casi militar, leninista, justificaba la represión y el minucioso control de lo cotidiano, y del lenguaje. “Es un maniqueísmo que divide a la población en dos subespecies que se excluyen mutuamente y encarnan, respectivamente, el bien y el mal, y por consiguiente, los amigos y enemigos”.

Un activismo elitista y light –para calibrarlo basta leer las “10 frases feministas del 2015” de Ms. Magazine- heredó de trincheras radicales la defensa de la mujer víctima de un sistema opresor. Aunque ahora se presente con nuevo empaque, más amigable, el antagonismo ha sido trabajado durante décadas por académicas gringas, mártires insaciables que ya controlan su entorno, la burocracia y una fracción de los medios. Desprecian reformas parciales: el objetivo es moldear mentalidades. Suavizaron la estrategia, pero no la obstinación por la utopía, ni el desprecio por las mejoras pragmáticas y focalizadas. Sin importar las preferencias y decisiones de muchas mujeres, o lo que ocurre en los países más desarrollados e igualitarios, la meta inobjetable es el miti-miti laboral en todos los sectores y un control absoluto de la sexualidad. Mientras tanto, en buena parte del mundo, y en las montañas de Colombia, hay madres quinceañeras sin ninguna educación, abandonadas a su suerte por sofisticadas razones que acaban siendo simple racismo.

Como sigue habiendo discriminación, agresiones, violaciones y feminicidios, Todorov recomienda refinar la figura del enemigo. Aceptar que algunos hombres tenemos intereses distintos a la dominación; el adversario no puede seguir asociado a media humanidad, hay que identificarlo y conocerlo, rastrear su origen como persona, con historia, ideas, razones, emociones y pasiones propias. “Los individuos solo se convierten en enemigos parcial y provisionalmente”. Eso mismo plantearon los penalistas de la Ilustración: las conductas dañinas deben tipificarse minuciosamente, y sancionar individuos, en lugar de adjudicárselas a una población para transformar colectivamente su forma de pensar y de actuar. El entorno pertinente para ciertas reformas a favor de la mujer no siempre es toda la sociedad, bien puede ser una pequeña organización o comunidad.

Las mujeres reales desmenuzan a los hombres individualmente, para relacionarse con ellos, incluso enamorarse. Responsabilizar de cualquier adversidad femenina a una masa amorfa de clones de patriarca es fatal como reflejo tanto para coexistir con parejos, amigos, compañeros, socios o extraños, como para combatir los machismos. Para los diagnósticos precisos que se requieren, las doctrinas no sirven. Es más útil la versión femenina de un aforismo de Czesław Miłosz: “el verdadero enemigo de la mujer es la generalización”.











Desuin, Hadrien (2016). “Viols de Cologne: la police présumée coupable”. CauseurJanvier 13

Güelfo Márquez, Marta (2015). “El Neomachista. 10 Frases Para Detectarlo”. La RéplicaMayo 5

Guipponi, Patricia (2012). “Caroline Sinz, violée en Egypte, témoigne : La foule applaudissait". Midi LibreNov 25

Hill, Emily (2015) “Feminism is over, the battle is won. Time to move on”. The SpectatorOct 24

Marcos, Ana (2016). “Día de la Mujer en Colombia, ¿hay algo que celebrar?”. El País, Marzo 8

Requena Aguilar, Ana (2015) "Micromachismos: están ahí, aunque a veces no queramos verlos". El Diario. esOct 2

Robin, Gabriel (2016). “Agressions sexuelles de Cologne : un « détail » pour Amnesty International”, BVoltaireMars 5

RSF (2016) “ONU pide a Colombia erradicar definitivamente mutilación genital femenina que practican comunidades indígenas”. Radio Santa FéFeb 5

Todorov, Tzvetan (2016) “Identificar al enemigo”. El PaísEne 3

Urias, Vienna (2015) “The 10 Best Feminist Quotes of 2015”. Ms MagazineDec 18