Publicado en El Espectador, Junio 13 de 2019
Abilleira, Marina (2018) “El botellón se mantiene en las ciudades gallegas, pero más 'light' que hace años”. Diario de Pontevedra, Mzo 5
Arte TV (2016) "Pour en finir avec la guerre des drogues". Abr 19
Cristancho, Ana María (2016). “El Bronx según un huésped”. Vice, Junio 2
EH (2017) “Realizan fumatón de marihuana contra multa del Código de Policía”. El Heraldo, Ene 30
Drogues Info Service.fr (sf) “La loi et les drogues - L'usage des stupéfiants”. Article L.3421-1 du Code de la santé publique. Resumen
ET (2019). "Tumban norma que prohibía consumir licor y drogas en espacio público". El Tiempo, Junio 6
García Villegas, Mauricio (1993). La eficacia simbólica del derecho. Ediciones Uniandes
Pacheco, Daniel (2019) “Regular el libre desarrollo de la personalidad”. El Espectador, Jun 10
PND (sf) "Delitos por consumo y/o tráfico de Drogas en España e información sobre posibles sanciones" Plan Nacional sobre Drogas. Ley Orgánica 4/2015 de Protección de la Seguridad Ciudadana. Resumen
Riveros, Héctor (2019) “La Corte le dio la razón al Ministro de Defensa”. La Silla Vacía, Junio 8
SWI (2015) “When Zurich was known for its ‘Needle Park’”. Swissinfo.ch, Feb 17
Tan deplorable como penalizar las
drogas es intervenir ese mercado ignorando las secuelas del consumo. Eso hizo
la Corte Constitucional (CC).
Al anunciar la sentencia contra la
prohibición de sustancias psicoactivas en lugares públicos brillaron dos
perlas. Una, que se buscó proteger el libre desarrollo de la personalidad pues
impedir que los ciudadanos consuman licor o drogas en algunos sitios es "una
interferencia en la forma de ver la vida”. Otra, el ejemplo para ilustrar la
decisión: un almuerzo familiar con cerveza y vino en el parque entraba en el comportamiento
proscrito. Parecería que lo fundamental es impedir que la policía sabotee
pícnics.
La CC evadió la incoherecia entre la
persecución implacable a personas fumadoras, parias hasta en las terrazas de
restaurantes, y la sofisticación que exige para restringir otras conductas que
también afectan la salud y derechos ajenos. No sorprendería que una
multinacional tabacalera ponga una tutela defendiendo la aporreada y
discriminada personalidad de su clientela.
De esta decisión inquietan las
repercusiones. Todas son inciertas y exigen evidencia específica con análisis
rigurosos. Pero la garrotera ideológica está tan alborotada que la derecha
clamó prohibición; el centro, la izquierda moderada y la tecnocracia se
disculparon por tener dudas mientras que la hinchada progre declaró que “el
azúcar es una droga mucho más dañina que la marihuana o la cocaína”, propuso
pico y placa para el consumo, derrochó demagogia liberal antipeligrosista o recurrió
al argumento de autoridad: si la votación fue 6 a 1 debe ser algo importante.
Algunos optimistas se sintieron invitados a un cabildo abierto sobre consumo de
drogas.
La complejidad intrínseca del asunto,
el prurito de la CC de entrometer pureza doctrinaria cuando se requiere
pragmatismo y el desdén selectivo por los datos contribuyeron a este yerro. Es
diciente la protesta de varios alcaldes, menosprecidos por quienes creen saber
más. Uno de ellos mencionó “estructuras criminales” como costos de la decisión.
Por algo nadie proclamó que el libre desarrollo de ciertas personalidades
contribuye a la paz.
La prohibición conduce al desastre, el
idealismo también. Platzspitz es un parque en Zurich aledaño al Museo Nacional
Suizo. En 1987, para contener la expansión del consumo, las autoridades
permitieron que se vendieran y usaran drogas. El Parque de las Agujas atrajo jóvenes de toda Europa. La policía acabó interviniendo ese
nirvana de usuarios e infierno de vecinos provocando el desplazamiento a un
área adyacente. La presión de los nuevos afectados, desesperados con el
traslado, acabó con el laissez faire.
La guerra contra las drogas ha sido un
rotundo fracaso. Pero hay un abismo entre despenalizar su uso y presentarlas
como símbolo de la libertad individual, argumento sesgado a favor de quienes
consumen: los demás acaban ingiriendo externalidades hasta intoxicarse.
Pretender que las normas de policía o las autoridades locales lograrán un
acuerdo entre posiciones irreconciliables y armonizarán salud pública, uso de
espacio urbano, seguridad ciudadana y consumo recreativo es una quimera típica
de la CC: no es la primera vez que arma un tierrero,
ordena que se legisle o se diseñen nuevos modelos de política idealizados;
nadie se le mide a la misión imposible y el asunto queda con vacíos legales que
los activismos, la informalidad y el bajo mundo van llenando.
Mauricio García, constitucionalista y
sociólogo jurídico, hablaba hace años de la “eficacia simbólica del derecho”,
un concepto pertinente en esta discusión: al revocar la prohibición de usar
sustancias en público la CC envió un mensaje de respaldo al consumo, un
exabrupto para un problema de salud pública, además con aplausos de quienes
percibieron legalización sin restricciones. En Francia "el uso de
cualquier sustancia clasificada como narcótico se castiga con un año de prisión
y una multa de € 3.750". La juventud sabe que puede meter marihuana en su
colegio o universidad sin ninguna sanción, pero le queda claro que la decisión
no es inocua. París empezó a prohibir el cigarrillo en los parques. Aún sin las
multas previstas, el mensaje es inequívoco: fumar hace daño.
En España, donde se toman en serio los
problemas de vecinos y los conflictos inherentes al uso de psicoactivos o
alcohol en la calle, el célebre botellón, está prohibido “el consumo o la
tenencia ilícitos de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas
en lugares, vías, establecimientos públicos o transportes colectivos”.
No solo personas anticuadas, rezanderas
o uribistas protestaron por este descache de la CC. Como en Zurich o cualquier
ciudad, mucha gente, con o sin hijos menores de edad, rechaza que la droga sea
parte del paisaje urbano. Además, por elemental aversión al riesgo, numerosas
familias luchan porque sus adolescentes no fumen, ni beban ni metan sustancias,
mucho menos perturbando vecinos. Les sobran interferencia y consignas baratas en
esa responsabilidad libremente asumida. Les parecerá un mal chiste que la
juventud colombiana necesite respaldo jurisprudencial para hacer lo que se le
antoje.
Abilleira, Marina (2018) “El botellón se mantiene en las ciudades gallegas, pero más 'light' que hace años”. Diario de Pontevedra, Mzo 5
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K&K (2019) “Petro afirma que el azúcar es más dañino que la cocaína”, Kienyke, Junio 9
LM (2019). “Il sera bientôt interdit de fumer dans 52 parcs et jardins de Paris”. Le Monde, Mai 31
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Tamayo, Gaviria Natalia (2019). “Por el bareto que se fuman en un parque se matan las estructuras criminales”. Entrevista a Federico Gutiérrez, Alcalde de Medellín. El Espectador, Jun 7