Publicado en El Espectador, Diciembre 1 de 2016
Grabe, Vera (2000). Razones de Vida. Bogotá: Planeta
Iragorri, Juan Carlos (2004). Mi guerra es la Paz. Navarro se confiesa. Bogotá: Planeta
Lara, Patricia (2015). “Jaime Bateman, biografía de un revolucionario – Una historia fascinante”. El Espectador, Abr 19
LM (1999) “La femme qui veut faire tomber Castro” . Le Monde, 29 de Junio de 1999.
OGD (1996). Atlas Mondial des Drogues. Paris: Observatoire Géopolitique des Drogues. Presses Universitaires de France
Steinitz, Mark S. (2002). “The Terrorism and Drug Connection in Latin America’s Andean Region” Policy Papers on the Americas Volume XIII. CSIS
Strong, Simon (1996). Whitewash. Pablo Escobar and the Cocaine Wars. London: Pan Books
Vallejo, Virgina (2007). Amando a Pablo. Odiando a Escobar. Bogotá: Grijalbo
Tras la muerte de Castro, abundaron
variantes del “hasta siempre comandante” y peroratas contra el tirano; faltaron
alusiones a su participación en el conflicto colombiano.
Sin su obsesión por exportar la
revolución armada, nos habríamos ahorrado años de guerra. A diferencia de los
cubanos, nos quedaron pocos beneficios del castrismo, más allá de acoger e
impulsar los diálogos de paz. Las FARC leyeron un poético comunicado, “porque
de ejemplo y acciones de amor por un mundo mejor nos deja repleta el
alma"; fuera del ideal de una lucha revolucionaria “sin átomo alguno de
arrepentimiento” y unos cursos de marxismo, por ahí no hubo mayor influencia. El
ELN sí nació en Cuba y el M-19 recibió allá el impulso que, sumado al rescate
por la toma de la Embajada Dominicana, definiría el curso del conflicto.
El incidente de transporte de armas en el
buque Karina del traficante Jaime Guillot –compañero de estudios de Jaime
Bateman y luego yerno de Raúl Castro- sugiere una temprana colaboración entre
narcos, M-19 y Cuba. Bateman evadía hábilmente el asunto. “¿Usted cree que
Fidel Castro va a meter su revolución, si se quiere moralista, al tráfico de
cocaína?” Era inconcebible que un héroe, admirado por intelectuales de todo el
mundo, se involucrara en algo tan sucio. Pero su régimen lo hizo, y contribuyó
a que rebeldes colombianos se aliaran con narcos y ensuciaran la guerra. No fue
el único agente extranjero en el conflicto, y nunca se sabrá si hizo más daño
que la colaboración gringa con los Pepes.
Según la querella puesta ante la
justicia francesa por Ileana de la Guardia contra Fidel Castro por tráfico de
drogas, en los ochenta Carlos Alonso Lucio ya había negociado con autoridades
cubanas el aterrizaje de un avión con cocaína. Los oficiales Arnaldo Ochoa y
Antonio de la Guardia fueron fusilados en 1989 bajo cargos de narcotráfico. Se
les acusó de operaciones con Pablo Escobar. En el sumarísimo juicio oral
conducido por Fidel, hubo autocrítica, abogados defensores mudos,
arrepentimiento de los acusados y exoneración de toda responsabilidad de sus
superiores. Enrique Krauze, historiador mexicano, señala que “Gabriel García
Márquez era amigo íntimo de Antonio de la Guardia” y critica su pusilanimidad
ante ese proceso.
El internacionalista cubano Juan
Benemelis argumenta que en las alianzas de rebeldes con mafiosos el régimen
castrista jugó un papel crucial. “El embajador Ravelo logró un acuerdo entre el
M-19, el Cartel de Medellín y otros grupos guerrilleros con el fin de que las
facciones se apoyasen mutuamente”. Antonio Navarro cuenta que para recuperar la
espada de Bolívar –que estuvo en manos de Escobar- viajó a Cuba “al
Departamento de América que encabezaba nuestro gran amigo Manuel Piñeiros quien
por muchos años dirigió la conspiración cubana en Latinoamérica”. Fernando
Ravelo, segundo de ese departamento, fue acusado de narcotráfico en 1982 por
una corte en la Florida. Norberto Fuentes, escritor consentido del régimen
hasta el juicio de Ochoa, afirma que hombres de Escobar se reunieron en Cuba
con Castro y que, en 1988, Navarro Wolf hizo para la Dirección General de
Operaciones Especiales un informe sobre “la participación de oficiales cubanos
en negocios de narcotráfico”. Algo debía saber.
De buena fuente oí que la paz con
Belisario Betancurt abortó por orden de Fidel: podía empantanar el propósito de
la revolución continental, al que contribuyeron los del Eme. Darío Villamizar anota que cuando, a
través de los cubanos, Jaime Bateman ofreció las armas robadas del Cantón Norte
para los sandinistas, “estos le comentaron al general Torrijos la oferta.
García Márquez también estaba enterado y en una reunión con el general éste le
propuso enviar un emisario a Bogotá para que se reuniera con los dirigentes del
M-19, se enterara de los detalles y acordara la forma de hacer llegar esas
armas a Panamá”. Torrijos firmó un billete, lo partió en dos y conservó un
pedazo como ”contraseña entre Gabo y el emisario del General”. Semejante
infidencia pasó desapercibida. Años antes causó más escándalo el rumor de que
la administración Turbay, nuestro símil de dictadura, decidió arbitrariamente
perseguir a una celebridad.
La paz exige verdad, y sobre el
confilcto persisten toneladas de desinformación. Virginia Vallejo vio la toma
de Palacio por TV al lado de una misteriosa novia del Eme. Yo ingenuamente
espero que algún día alguien revele una escena similar en La Habana: Piñeiro y
la cúpula del Eme siguiendo paso a paso el asalto; ahí debieron entender que, a
diferencia de la nicaragüense, la batalla colombiana la habían perdido y tocaba
pensar en la paz, empezando por abandonar el tráfico de cocaína, “esa peste
corruptora que infecta el continente”, como sentenció el diario Granma durante
el juicio a los espías traidores.
Benemelis, Juan (2002). Las guerras secretas de Fidel Castro. Miami: GAD. Versión digital
Celorio, Gonzalo (2010) “Abogado del diablo: El juicio al general Arnaldo Ochoa”. Letras Libres, Mayo 31
Fuentes, Norberto (2002). Narcotráfico y Tareas Revolucionarias. El Concepto Cubano. Miami: Ediciones Universal
Fuentes, Norberto (2002). Narcotráfico y Tareas Revolucionarias. El Concepto Cubano. Miami: Ediciones Universal
Grabe, Vera (2000). Razones de Vida. Bogotá: Planeta
Iragorri, Juan Carlos (2004). Mi guerra es la Paz. Navarro se confiesa. Bogotá: Planeta
Lara, Patricia (2015). “Jaime Bateman, biografía de un revolucionario – Una historia fascinante”. El Espectador, Abr 19
LM (1999) “La femme qui veut faire tomber Castro” . Le Monde, 29 de Junio de 1999.
OGD (1996). Atlas Mondial des Drogues. Paris: Observatoire Géopolitique des Drogues. Presses Universitaires de France
Steinitz, Mark S. (2002). “The Terrorism and Drug Connection in Latin America’s Andean Region” Policy Papers on the Americas Volume XIII. CSIS
Strong, Simon (1996). Whitewash. Pablo Escobar and the Cocaine Wars. London: Pan Books
Vallejo, Virgina (2007). Amando a Pablo. Odiando a Escobar. Bogotá: Grijalbo
Villamizar, Darío (2007). Jaime Bateman. Biografía de un revolucionario. 1ª Edición. Bogotá: Intermedio