Publicado en El Espectador, Noviembre 12 de 2015
El Cuento
Un buen cuento puede ayudar a entender absurdos
que perduran.
El presentimiento de una mujer de que algo grave
va a suceder en su pueblo para convertirse en profecía reforzada hasta que
se cumple, tiene un aire a lo ocurrido con el conteo de abortos clandestinos.
Hace años alguien inventó una cifra inverosímil que, como en el cuento, sin
evidencia a favor e indicios en contra, fue certificada por periodistas y
activistas que la transformaron en creencia tan arraigada que cualquier
esfuerzo por adivinar un número que nadie ha sabido nunca con certeza es un mero ritual para confirmarla.
Yo sospecho que el chisme inicial salió de una agencia multilateral. La
burocracia internacional farolea con cálculos agregados de muchísimas
incógnitas, todas las del mundo. Suman para el planeta magnitudes que nadie
conoce para un barrio o localidad. Si a cualquier persona informada y fisgona
le resulta imposible saber lo que ocurre en las ollas o burdeles camuflados de su
vecindario, la tecnocracia hace creer que conoce las ventas globales de droga, o cuantas prostitutas forzadas
hay en el mundo.
Algo así ocurrió con el
aborto clandestino. Sobran testimonios de mujeres y médicos empeñados en no
dejar ninguna huella. “Tener cifras de cuántos se practican en Bogotá resulta
casi imposible… (los datos) no son confiables por tratarse de un práctica
ilegal” anotaba a finales de los noventa la secretaría de salud distrital. Pero
años antes circulaba una cifra de 45 millones de abortos anuales en el mundo
divididos casi por mitad entre legales e ilegales.
Los indefectibles 400 mil abortos anuales tal vez llegaron a Colombia por regla de tres: multiplicando la cifra sacada de la manga por la participación de nuestra
población en la del mundo. Un indicio adicional a la coincidencia en magnitudes
es que antes de la fábula global nadie mencionaba números y con el despliegue
de esa millonada, la proporción correspondiente al país fue adoptada e inflada
poco a poco, hasta convertirla en coletilla obligada de cualquier referencia al
tema.
Cuando surgió el mito ya se disponía de un
estudio riguroso del Externado de Colombia sobre aborto
inducido, con trabajo de campo y encuesta respetables. No aventuraba cifras
anuales, pero el estimativo implícito es apenas superior a 100 mil. Aún sin esa
fuente, eran evidentes las incoherencias entre el absurdo número divulgado y la información disponible en los medios, que apuntaba toda a
magnitudes bien inferiores. En 1993, empezando su carrera, un célebre
periodista calculó que las colombianas muertas al año por aborto podrían llegar
a 45 mil, y tranquilamente concluyó que duplicaban “las víctimas que arroja
anualmente la violencia (de) guerrilla, narcotráfico y delincuencia
común". En realidad, las fallecidas por tal causa ese año fueron 135.
Una insigne abortóloga escribió un artículo de
divulgación del trabajo del Externado con una perla que refleja la obsesión por
la cifra: si los embarazos anuales eran 1.5 millones y los nacimientos 1.1
millón, la diferencia, “no se puede explicar de otra manera”: son 400 mil
abortos. Para confirmar el apreciado prejuicio, no importó
ignorar las pérdidas espontáneas. Un reputado instituto neoyorquino,
contradiciendo sus trabajos anteriores, con supuestos lamentables, ratificó que
eran 398.700. Recientemente, la entidad responsable de una encuesta quinquenal
de demografía y salud representativa de las colombianas,
endosó el mito para una campaña publicitaria, a pesar de que su instrumento lo
contradice tajantemente: los clandestinos estarían bien por debajo de 100 mil.
La versión original del trabajo que introdujo el
rumor no se consigue, pero la sexta reedición tiene una sección metodológica
que me llevó a pensar en García Márquez. El principal insumo actual para estimar
el total de abortos clandestinos en el mundo son los miles de comentarios
disponibles en internet basados, no en trabajo de campo, ni en encuestas, sino
en los estimativos que, como los de periodistas y activistas en Colombia,
probablemente surgieron de los cálculos fantásticos de la misma burocracia con
imaginación global que ahora confirma su acertijo.
El Cuento
Murcia González, Vivian (2014). "Gabriel García Márquez: Cómo empecé a escribir". El Porta(l)voz, Abril 18.
Agradezco a Pedro Sorela el link .
Rubio, Mauricio (2015). "El mito de los 400 mil abortos en Colombia". Revista de Economía Institucional.vol. 17, núm. 33, julio-diciembre, 2015, pp. 273-274