Publicado en El Espectador, Marzo 3 de 2016
Bechdolff, Nathanaël (2016). "« Les innocentes », l’histoire vraie de religieuses violées pendant la seconde guerre mondiale". Info Chrétienne, Fév 8
Carrier, Micheline (2002). "Des pretres violent des religieuses". Sisyphe, Janvier 30
Europe1 (2016) "Le viol de bonne sœur est une double arme de guerre". Europe 1, Jan 30
Festraëts, Marion (2001)- "Prêtres violeurs: des religieuses accusent" Express, Juin 7
FranceTvinfo (2016) "Les Innocentes : film choc sur des religieuses oubliées par l'Histoire". France TV Info, Fév 7
NN(2015): "Je suis née du viol d’une religieuse. Merci maman pour ton courage !". Aleteia, Sep 18
Al final de la segunda guerra, en un
convento cercano a Varsovia, unas monjas benedictinas fueron violadas por
soldados soviéticos. Del atropello resultaron siete embarazos.
Madeleine Beaulieu, joven comunista de
la resistencia francesa, trabajaba como médica voluntaria de la Cruz Roja y
atendió en secreto los partos. Una monja desafió el silencio impuesto en el convento y la contactó. Su primera intervención
fue una cesárea de urgencia. Al recién nacido se lo llevó la madre superiora
para darlo en adopción. Después se supo que había entregado el fruto del pecado
a la divina providencia.
Un sobrino de Madeleine, productor de
cine, encontró su diario y mensajes enviados al General de Gaulle con detalles de la historia que le
contó a una cineasta, Anne
Fontaine. De allí surgió la película “Les Innocentes”, que hace públicos los
hechos siete décadas después, y rompe el silencio de autoridades religiosas,
civiles y militares.
En entrevistas posteriores al estreno
del filme, la directora anotó que
su propósito fue recordar que “la violación sigue siendo un arma de guerra”. Es
como si se refiriera a otra película. En la que realizó, el eje no es la
violencia sexual, ya lejana, ocurrida nueve meses antes, sino la maternidad de
las monjas. Las no embarazadas son secundarias. Hay una escena de intento de
violación a la médica por una patrulla soviética, que muestra la violencia
sexual causada por descontrol y alcohol, no como estrategia militar: así lo
deja claro el oficial que impide consumarla.
Las monjas hablan de un ataque que no
olvidarán jamás, pero la trama gira alrededor de su insólita situación de
mujeres vírgenes comprometidas con Dios y embarazadas a la fuerza. Lo que
predomina en la intriga es el dilema entre la fe y las nuevas sensaciones de
sus cuerpos, la necesidad de ayuda médica que atenta contra unos votos de
castidad que les prohíben mostrarse, con mayor razón dejarse examinar. Además
del choque de una atea recordándoles que Dios será insuficiente para salvar sus
vidas, están los agradables desconciertos. Oír el pequeño corazón que late en
esa barriga tan agobiante; la dicha inesperada de ver, tocar, abrazar y darle
pecho a un recién nacido, o la importancia de encontrarle un buen nombre a sus
bebés. También está lo peor: el dolor visceral ante una eventual
separación.
Católica no practicante, Anne Fontaine,
con varias tías monjas, hizo dos retiros en conventos benedictinos para
discutir esos dilemas. “No puedo hacer una película si no la siento desde el
interior… (Las religiosas) se enfrentan a una lucha entre su fe, haber
entregado su vida a Dios y el hecho de sentirse madres”. Pero cuando aparece en público, la directora retoma
una retórica ajena a la película: “la violación de una monja es un arma de
guerra doble; se viola no sólo a la mujer sino también a la religiosa que
habita en ella”. Difícil no percibir ahí una doble presión: callar las violaciones a monjas en
tiempos de paz, pero también evitar el mensaje pro vida de una película que
“vuelve a dar esperanzas”, como afirma Lou De Laâge, la actriz que interpretó a
Madeleine. “Muestra mujeres golpeadas pero llenas de fe, que pueden seguir
creyendo”, reitera. Lou asumió su papel, asimiló la situación con todas sus
aristas, no busca encajar dramas de la vida real en doctrinas inflexibles, ni
muestra interés en servirle de caja de resonancia a los
dogmas. La película está en un filo de navaja: es incómoda para la izquierda,
por su mensaje anti aborto, incluso con causal, y para la derecha, por la
inquietud sobre abusos sexuales al interior de la Iglesia.
La reacción de la autoridad
eclesiástica en Roma fue reconocer que a las hermanas también las violan. Hubo
prudencia con el guión de la guerra. Se sabe que no todo el abuso sexual de
clérigos es pederastia, y que aún sin soldados invasores surgen situaciones
embarazosas. En países africanos asolados por el Sida hay sacerdotes que
consideran más seguro abusar de las monjas que visitar prostitutas. Como en el
conflicto colombiano, tanto o más que violaciones del enemigo, una
manifestación de violencia sexual en los conventos son los abortos forzados. El
infanticidio, como el de la madre superiora polonesa, o deshacerse como sea de
la pecadora y su criatura, constituyen otra categoría de crimen.
Bechdolff, Nathanaël (2016). "« Les innocentes », l’histoire vraie de religieuses violées pendant la seconde guerre mondiale". Info Chrétienne, Fév 8
Carrier, Micheline (2002). "Des pretres violent des religieuses". Sisyphe, Janvier 30
Eberhart, Darryl (2013). “40% of Catholic Nuns Have Been Sexually Abused”. Apostasie.org, Aug 24
Europe1 (2016) "Le viol de bonne sœur est une double arme de guerre". Europe 1, Jan 30
Festraëts, Marion (2001)- "Prêtres violeurs: des religieuses accusent" Express, Juin 7
FranceTvinfo (2016) "Les Innocentes : film choc sur des religieuses oubliées par l'Histoire". France TV Info, Fév 7
NN(2015): "Je suis née du viol d’une religieuse. Merci maman pour ton courage !". Aleteia, Sep 18