Publicado en El Espectador, Enero 7 de 2016
Bartky, Sandra Lee (1990) Feminity and Domination. Studies in the Phenomenology of Oppression. NY: Routledge. Citado por Sommers (1994) p. 277
BBC (2014). "Dr Money and the boy with no penis". Youtube
Una teoría propuesta para transexuales
–menos del 1% de la población- fue generalizada a la ligera y manipulada por
feministas lesbianas. Ahora despista o irrita a mucha gente.
En los años cincuenta, el sexólogo John
Money acuñó el término “roles de género”. Su interés eran los intersexuales, entonces
hermafroditas. El género permitía separar la identidad sexual del sexo
biológico ante una anatomía ambigua al nacer. Como psicólogo conductista, Money
planteó que la educación hace al hombre y a la mujer. Cuando presentó en la TV
su teoría, respaldada por una femenina y convencida transexual, Janet y Ron Reimer
vieron allí la salvación para su hijo Bruce que, recién nacido, quedó sin pene
por una circuncisión malograda. Contactaron a Money, quien los convenció de que
Bruce podría ser criado como mujer. Bastaba la educación apropiada y unos
ajustes quirúrgicos. Crecería junto a su hermano gemelo Brian, demostrando que
el género se construye.
Según la teoría de Money -extensión
apresurada de casos excepcionales- todas las personas nacen neutrales con una
“puerta al género” abierta por unos años; la oportunidad para probarla eran
esos dos gemelos, idénticos al nacer pero uno criado como mujer. Con asesoría
de Money, Bruce fue castrado para no producir hormonas masculinas y obligado a
crecer como Brenda sin decirle que había nacido hombre. A principios de los
setenta Money publicó el caso con los seudónimos de John y Joan. La historia y
la teoría ganaron fama de inmediato.
El experimento no funcionó. Aún sin
pene, Brenda era masculina, odiaba los vestidos de niña, le gustaban los
juguetes de su hermano y hacía deporte con él. No tenía amigas. En lugar de
reconocer su error, Money intensificó el tratamiento. Se empeñó en persuadirla
y hasta le prometió una vagina. A pesar de las hormonas que le recetó y unos
pequeños senos, su voz, espalda y cuello seguían siendo de hombre. A los 13
años su padre le contó la verdad y ella sintió un gran alivio, dejó de sentirse
desequilibrada. Inmediatamente empezó a vivir como David. Revirtieron el
tratamiento hormonal y con la compensación por la circunsición mandaron
reconstruir su pene. Se casó joven y adoptó un hijo. Su salud mental se
deterioró hasta una depresión severa que terminó en suicidio.
Esta víctima del género no se hizo
pública y la teoría sobrevivió. Encajaba en el célebre postulado de que la
mujer se hace. Era la prueba que buscaban las feministas para acallar cualquier
pretensión de diferencias naturales entre hombres y mujeres, quedaba claro que
nacían iguales y la sociedad las discriminaba. Por la época en que Brenda no
hallaba su género, Gayle Rubin, antropóloga cultural, feminista, lesbiana, aparentemente
trans, publicaba el que sería un influyente ensayo sobre la dicotomía sexo
género. Rubin pretendió identificar los mecanismos sociales, históricos y
culturales que producen la heteronormatividad. Adobado con Marx, Engels, Freud
y Lacan sugirió un programa político “para eliminar las sexualidades” en una
sociedad andrógina. En poco tiempo, feministas académicas gringas, buena parte
lesbianas, lograron aclimatar la teoría de género como “el complejo proceso
mediante el cual infantes bi sexuales se transforman en dos géneros, masculino
y femenino, uno destinado a dominar y el otro a obedecer”. El volantín mental
requerido para hacer una inferencia del 1% de transexuales, que nacen así, a
toda la población no impidió que se propagara la alucinante doctrina detrás del
feminismo de género y el discurso LGBT. En Colombia hay activistas que, sin
rubor, insisten que el género es algo que “asigna” el sistema junto con una
“norma” heterosexual arbitraria, que se puede alterar. Con esa fábula han sido
embaucados burócratas y educadores.
Hace unos meses, ante un llamado del
papa Francisco, cientos de miles de italianos salieron a protestar por la
educación basada en esa ideología. El “día de la familia” se organizó contra la
difusión de la teoría de género en las escuelas. "Decimos no a cualquier
forma de educación que niegue las diferencias sexuales" exclamó uno de los
manifestantes. Como se trata de católicos azuzados por el pontífice, que
también se oponen al aborto y al matrimonio igualitario, es fácil para
intelectuales de vanguardia ignorarlos por fanáticos. Pero en algún momento los
mismos científicos evolucionistas que, con retraso, tratan de controlar los
estragos del creacionismo en la enseñanza gringa, apoyarán manifiestos contra
la disparatada idea de que todos los hombres podemos ser Brendas, y todas las
mujeres Gayle Rubin.
El Dr Money y el niño sin pene
REFERENCIAS
Bartky, Sandra Lee (1990) Feminity and Domination. Studies in the Phenomenology of Oppression. NY: Routledge. Citado por Sommers (1994) p. 277
BBC (2014). "Dr Money and the boy with no penis". Youtube
Moet, Sophie (sf) "Nature V Nurture: David Reimer Case". Blog
Montagna, Diane (2015). “Hundreds of Thousands of Italians Hit Streets to Protest Gender Theory Education”, Aleteia, June 22
Montagna, Diane (2015). “Hundreds of Thousands of Italians Hit Streets to Protest Gender Theory Education”, Aleteia, June 22
Rubin, Gayle (1975): "The Traffic in Women: Notes on the Political Economy of Sex" in Reitter, Rayna (1975). Toward an Anthropology of Women. New York: Monthly Review Press. Versión digital Traducción de 1986
Ruiz-Navarro, Catalina (2015). “El nombre de la rosa”. El Espectador, Jun 10
Sommers, Christina Hoff (1994). Who Stole Feminism? How Women Have Betrayed Women. New York: Simon & Schuster
Ruiz-Navarro, Catalina (2015). “El nombre de la rosa”. El Espectador, Jun 10
Sommers, Christina Hoff (1994). Who Stole Feminism? How Women Have Betrayed Women. New York: Simon & Schuster