Publicado en El Espectador, Octubre 12 de 2017
ET (2015). "El misionero de EE. UU. sindicado de rebelión". El Tiempo, Feb 20
Solano, Carlos (2017). "El hombre que les habló de Dios a las Farc en La Habana". El Tiempo, Ene 19
Theidon, Kimberly (2015). “De las armas a Dios: Movilización del cristianismo evangélico en Urabá, Colombia". Bogotá: Fundación Ideas para la Paz, Working Paper Nº 14
Uprimny, Rodrigo (2014). "Reconciliación y democracia". El Espectador, Sep 13
La visita
del papa hizo evidente la religiosidad colombiana, una realidad silenciada en
las negociaciones de paz, en el Acuerdo y en su implementación.
A pesar de
Camilo Torres, Manuel Pérez, Golconda, varios curas que combinaron “la prédica
del evangelio con el fusil”, o que bendijeron la retaliación, la versión
oficial del conflicto ha menospreciado el aspecto religioso. ¡Basta Ya!, del Grupo de Memoria
Histórica menciona una sola vez la palabra religión, como una de las
“invasiones ideológicas” que confunden a las comunidades indígenas.
Después del
Acuerdo, el término reconciliación se pudo de moda. Pero se difuminó su sentido
religioso, que es evidente: de las seis acepciones de la Real Academia
Española, sólo una es ajena a esa dimensión. La religión contribuyó a la
vinculación de combatientes al conflicto, y en el abandono de las armas su
papel parece determinante. “Estar a paz con la justicia divina es lo más
importante” oí afirmar a un comandante paramilitar en la Universidad de los
Andes. “Pongo a Dios en primer lugar porque es Él quien está al mando de este
proceso”, sentenció el líder de una pandilla reinsertada en una reunión en el
Externado.
No son los
únicos guerreros que destacan el rol crucial de la religión en los esfuerzos
conducentes a la paz, algo que ignoran olímpicamente quienes le buscan sin
tregua un empaque exclusivamente laico a cuestiones como el perdón y la
reconciliación. Por debajo de la mesa, los comandantes farianos, marxistas
leninistas, también han tenido devaneos alejados del materialismo. En La
Habana, el misionero estadounidense Russell Martin Stendal se reunió varias
veces con Iván Márquez y Jesús Santrich, entre otros jefes de las Farc, a
quienes “les hablaba de la palabra de Dios”. Se trataba, según él, de la
continuación de una labor de décadas en la que ha llevado el mensaje bíblico a
comandantes de todos los grupos armados: su labor empezó hace más de treinta
años cuando, para hablar con las Farc en Casa Verde, se unió a la ‘Cruzada nacional
por la reconciliación’ del padre Rafael García Herreros, personaje definitivo
en la entrega de Pablo Escobar.
Desde el
primer encuentro con Iván Márquez, en enero de 2013, hubo gran receptividad. “Ellos
entraron pidiéndome perdón… estaban muy compungidos”, afirma Stendal quien fue
secuestrado varias veces por las Farc. Se volvió tan cercano a sus victimarios
que en Febrero de 2015 fue acusado de hacer parte de una red de apoyo a esa
guerrilla. Informes de inteligencia señalaban que tras su secuestro en 1983
empezó a servir de “correo humano” entre los jefes de la organización. Varios
reinsertados relataron que en sus visitas a los campamentos Stendal llevaba “no
solo libros y biblias, sino medicinas, información de comandantes guerrilleros
y equipos con los que la guerrilla montó emisoras clandestinas”.
Kimberly
Theidon es una de las pocas analistas interesada en los complejos vínculos
entre el conflicto colombiano y la religión. Anota que sin eso no se entiende,
por ejemplo, que desde hace años en Urabá los pastores que militaron en grupos
paramilitares resistan meterse de nuevo a la guerra. “Con la conversión están
firmes en su fe. Sus excompañeros los presionan pero ellos insisten en que no
van a regresar. “Prefiero morirme, ahora soy una persona nueva’”, afirman. El
Pastor Abiathar estaba presente cuando, en mitad del culto, los paramilitares le dispararon en la
cabeza a su padre, también pastor. Varios amigos ofrecieron vengar esa muerte, todos
sabían quiénes eran los autores, pero la familia no aceptó. “El perdón es la
clave. Todo comienza con el perdón. Mi padre fue asesinado y no hubo juicio,
nada. Pero Jesús ya pagó por eso. El sufrió la condena. La justicia se hizo en
Jesús”.
A Theidon le
sorprendió que en las conversaciones que sostuvo con ex combatientes sobre la
justicia nunca mencionaran al Estado. La falta de instancias legales para
resolver los crímenes, el clima de absoluta impunidad, es un factor que
mantiene el ánimo de venganza; la justicia penal le pone freno a la espiral de
retaliaciones. Sin esa opción, es indispensable que haya alternativas, y una de
esas es precisamente la justicia divina. Así, recomienda ella, hay que
“comprender realmente la fe que tiene la gente en Dios y en que Él se encargará
de juzgar y ajustar cuentas, y de comprender esto como algo más que fatalismo,
falsa conciencia, resignación o resentimiento. Todas estas aproximaciones son
despectivas y sugieren que los adeptos son solo los ingenuos de la historia”.
Ese mensaje
simple no ha sido asimilado por un progresismo tan voluntarista e ingenuo que
da por descontado que el perdón y la reconciliación surgirán espontáneamente de
leyes tramitadas a las carreras y no de enseñanzas milenarias, como las del
papa Francisco, que deslumbraron a una intelectualidad con lagunas históricas y
sociológicas.
ET (2015). "El misionero de EE. UU. sindicado de rebelión". El Tiempo, Feb 20
Lozano, Pilar (1989). “10 curas españoles son guerrilleros en Colombia, según un informe militar”. El País, Oct 25
Solano, Carlos (2017). "El hombre que les habló de Dios a las Farc en La Habana". El Tiempo, Ene 19
Theidon, Kimberly (2015). “De las armas a Dios: Movilización del cristianismo evangélico en Urabá, Colombia". Bogotá: Fundación Ideas para la Paz, Working Paper Nº 14
Uprimny, Rodrigo (2014). "Reconciliación y democracia". El Espectador, Sep 13