Publicado en El Espectador, Julio 5 de 2018
Marcela
Sánchez, directora de Colombia Diversa, habla de un joven a quien su familia internó
en un hospital psiquiátrico cuando supieron que era gay, obligándolo a tomar
medicamentos. Hace alusión a otras clínicas que buscan cambiar la orientación
sexual de jóvenes por petición de los padres.
Cuando Jairo
reveló su homosexualidad, “mi mamá se puso a llorar y lloramos toda la noche.
Lo que siguió era (ella) diciéndome que si estaba confundido… que si me habían
violado para que yo me hubiera vuelto así… Me dejó de hablar por seis meses y
además me restringió la plata”. La mamá de Laura “vio cumplidos sus temores de
toda la vida. Feminista y con amigas lesbianas muy queridas, en su propia hija
le costó años y dolorosos pleitos aceptarlo”.
Ana contó en
su casa que le gustaban las mujeres porque un tío gay aún en el armario la
delató. “Mi papá me empezó a dar el típico sermón. Le expliqué que yo sabía
hace mucho tiempo lo que quería y eso hizo que se enojara aún más, hasta el
punto de considerar sacarme del colegio por unos meses para que pensara bien
las cosas”.
Juliana
nació en Pereira y vivió en Armenia. Afirma que “nunca he sentido miedo de ser
como soy” pero salió del closet en Bogotá, por “temor de lo que pensarían mis
amigos o mi familia”.
Camila
Esguerra, antropóloga, observó y entrevistó en España a varias latinoamericanas
homosexuales. Encontró que aunque los motivos para emigrar son muchos, la
distancia que toman estas mujeres de sus familias es definitiva y hace evidente
el papel desempeñado “como un fuerte dispositivo de control en relación con la
sexualidad”. Estar alejadas es lo que “les permite desarrollar su
homoeroticidad, su afectividad lesbiana”. Entre ellas, las que emigraron con
parientes a una sociedad reconocida por su tolerancia ven “su existencia
lesbiana reducida” y si retornan a su país a vivir de nuevo en la casa
prácticamente vuelven al armario.
Luis Alegre,
fundador de Podemos, señala que “lo que resulta más difícil no es el hecho de
declarar que eres homosexual, sino de no haberlo comentado antes con la gente
de tu confianza. Decidí que sería más fácil declararme abiertamente gay al
llegar a la universidad, en un ambiente amigable y con gente desconocida”.
Varios
testimonios hacen explícito que lo más difícil de enfrentar es el hogar. Para
Ana, por ejemplo, “a diferencia de mi familia, mi salida del clóset con mis
amigos fue algo muy tranquilo; a nadie le importó, solo les parecía raro, pero
nadie me juzgó ni nada”. Con los amigos y colegas de Jairo, “todo fue mucho más
relajado, apenas mi mamá supo me quité totalmente ese miedo y esa presión”.
En Colombia,
donde el abuso sexual por parientes rara vez se denuncia, se puede temer que
exista la “violación correctiva”, práctica usual en algunas comunidades de la India
y también detectada en el Perú: "te voy a mandar violar para que te hagas
mujercita", le decía a Kattia, lesbiana de 21 años, una hermana en
Arequipa. Hasta hace relativamente poco, algunas familias norteamericanas
recurrían a intervenciones médicas como condicionamiento aversivo, terapia con
electrochoque e incluso lobotomía para dizque curar la homosexualidad de sus
hijos. Que estos tratamientos no funcionen es un indicio de que las personas
homosexuales nacen, no se hacen, algo que reiteran infinidad de testimonios y
corroboran varias disciplinas científicas. Esta anotación no niega la
influencia de factores culturales, simplemente señala que no son los únicos
determinantes, buena parte son personales y algunos serían congénitos.
El activismo
LGBT colombiano silencia que el componente más tenaz de la homofobia ya no es
tanto legal, ni político, ni social, ni religioso sino familiar. Contra
cualquier otra discriminación el hogar ofrece refugio, transmite seguridad y
herramientas para enfrentarla, pero esta la lidera el propio clan. ¿Hasta dónde
deben intervenir el Estado o terceros? La estricta regulación de prácticas
médicas y psicológicas tiene sentido: Reino Unido prohibirá las terapias de
reorientación sexual. Pero ¿qué hacer con la influencia parental? No se
alcanzará la expectativa voluntarista de erradicar la homofobia con acciones
estatales o sociales, sin diagnosticarla, ni entenderla para debatir y
persuadir, confundiendo mundos aparte como L, G y T; reduciéndola a odio, miedo
a la diversidad, fanatismo y otros lugares comunes. Un avance elemental sería
difundir el conocimiento científico y, consecuentemente, rebatir la teoría de
género, contraria al sentido común e incompatible con cualquier análisis
riguroso. Esa supuesta elección, aclamada de forma endogámica porque “hace
parte del ámbito de las libertades humanas protegidas legalmente” podría ser,
precisamente, el mito que anima a algunas familias a rechazar esa decisión. La
militancia local ni siquiera ha asimilado la historia mundial de la lucha
contra la homofobia.
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Facultad de Economía – Externado de Colombia
Daniela @lasdiosas (2010). “Colombia Migración y existencia lesbiana” Revista en Femenino, Junio 2
Guerrero, Nathalia (2016). “Se vive mejor afuera": Testimonios de personas que salieron del clóset. Vice, Nov 30
EFE (2018). “Reino Unido prohibirá las terapias de reorientación sexual". El Espectador, Jul 2
Jain, Rupam (2015). “Parents use 'corrective rape' to 'straight'en gays”. Times of India, Jun 1
Knauer, Nancy (2012) “Gen Silent”: Advocating for LGBT Elders”, The Elder Law Journal, Vol 19, Nº 2
Lecuona, Laura (2018). “De "lo que se ve no se pregunta"... a lo que no se ve se normaliza”. Huffpost México, Mayo 17
LV (2018) “Las mejores imágenes de un Día del Orgullo cada vez más consolidado en el calendario”. La Vanguardia, Jun 30