Publicado en El Espectador, Septiembre 27 de 2018
Ansede, Manuel (2018). “A la caza de todos los hombres que se apelliden igual”. El País, Sep 2
EP (2017). "Rosario Porto: “Nadie lloró como yo por Asunta”. El País Semanal, Ago 23
Mahía, Alberto (2015). "Caso Asunta: Los padres la asesinaron; pero ¿por qué lo hicieron?". La Voz de Galicia, Oct 31
Morcillo, Cruz (2013). “Caso Asunta: tres imputados sin un nexo. Un colombiano sigue en el punto de mira del crimen de Asunta por su AND”. Dic 16
Ortiz, Ana Maria (2006). “Un caso para la historia: el ADN cazó al «bueno» de Santiago”- El Mundo - Crónica Nº 543
Raine, Adrian (2013). The anatomy of Violence. The Biological Roots of Crime. Penguin Books
Ximénez de Sandoval, Pablo (2018) "La policía utilizó un servicio privado de perfiles de ADN para encontrar al violador múltiple de California.. El País, Abr 28
Asunta Yong
Fang nació en China con el cambio de siglo, fue adoptada por una pareja
española y llegó a Galicia de un año. Temprano se destacó por su inteligencia y
habilidad para el violín y el ballet.
En
septiembre de 2013 apareció muerta en un bosque. Había sido intoxicada y
asfixiada. Tras un controvertido proceso penal, los padres adoptivos fueron
declarados culpables por un jurado popular que tal vez intuía la “regla de
Hamilton” sobre la fortaleza del vínculo de sangre. La madre fue condenada a 10
años pero insiste en su inocencia. Hace poco intentó suicidarse. “Mi mayor
interés en la vida es que se encuentre a quien lo hizo”.
Durante la
investigación, el principal sospechoso fue un colombiano cuyos restos de ADN
aparecieron en pedazos de la camiseta de la víctima. Sin conocer Galicia,
Ramiro J estuvo imputado por el homicidio. Posteriormente se supo que un
preservativo usado y entregado por él respondiendo a una denuncia por violación
había sido analizado en el mismo laboratorio. La justicia avaló la tesis de
contaminación del material probatorio: se utilizaron las mismas tijeras para
cortar la ropa de la niña y el condón del compatriota. Las técnicas forenses no
son infalibles.
Además de
nuestro ADN, todos llevamos el de “personas con las que convivimos”, aclara un
especialista. Al darnos la mano, o tocar objetos, se pueden transmitir restos.
A pesar de las confusiones, la huella genética es cada vez más útil para
aclarar crimenes.
También en
España, en 2001 fue hallado el cadáver de Inmaculada, de 15 años, semidesnuda y
con la cara destrozada a golpes. No aparecieron restos de semen ni ninguna
prueba concluyente y la investigación se estancó. Tres años después la policía
solicitó un análisis exhaustivo de las prendas de la víctima. Los forenses
encontraron restos de saliva masculina con ADN similar al de otro hombre
cercano a Inmaculada del que se tenía información: un pariente de apellido
Muñoz-Quirós. Con muestras voluntarias, se inició una búsqueda sistemática del
eventual asesino entre los hombres del pueblo con ese apellido. “La genética
dio con el culpable”: un albañil Muñoz-Quirós “con un expediente limpio hasta
de multas de tráfico”. A sus 19 años el “buenazo” quiso tener sexo con
Inmaculada, enfureció con el rechazo y la mató. Siguió su vida como si nada
hasta que, acorralado por la ciencia, confesó el crimen.
En 1999, en
Alemania, se analizó la saliva de 16.400 voluntarios para resolver el asesinato
de una niña de 11 años. La base de datos de ADN mejor surtida, la del Reino
Unido, tiene 3 millones de muestras, más del 5% de la población. Las
autoridades aseguran que, con esa técnica, han cuadruplicado el número de casos
resueltos.
En Abril de
este año, el FBI detuvo a Joseph James DeAngelo, septuagenario, y lo acusó de
45 violaciones y 12 asesinatos entre 1976 y 1986. Tras décadas de búsqueda, uno
de los sabuesos comparó el perfil genético con los de la base de datos de
GEDmatch a donde personas curiosas por sus ancestros ingenuamente entregan su
ADN, además pagando.
Las
posibilidades ya son escalofriantes: es factible saber el color de pelo, ojos y
piel, así como la procedencia geográfica de quienes dejan huellas genéticas en
la escena del crimen. Para aclarar la violación y asesinato de una joven en una
población madrileña, la Guardia Civil pidió toda la información sobre los
rastros de semen encontrados en el cadáver. La respuesta del laboratorio fue
insólita: se trataba de un hombre de origen magrebí. Como con los Muñoz-Quirós,
se hizo un barrido en la localidad con muestras de todos los varones
provenientes del norte de África. Las de dos hermanos condujeron al asesino,
que vivía en Francia.
Esta
tecnología es una sofisticación de las huellas dactilares, que se toman de
oficio. Para muchos, entre los que me cuento, los beneficios en reducción de
impunidad bien pueden compensar las incomodidades. Para otros, tales
procedimientos de Gran Hermano pueden volverse un infierno, temor que comparto.
El dilema es tenaz, y no todas las policías son británicas.
Intuyo que
en Colombia se escandalizará con el recurso al ADN sobre todo la vanguardia que
afianzó el “factor AUV” como atajo criminalístico. Salir en una foto o haber
trabajado con Él, votar por su candidato, cualquier desliz que sugiera cercanía
con el locuaz trinador, despierta sospechas de guerrerismo, corrupción,
homofobia, misoginia y fanatismo religioso. En el otro extremo, los obsesos de
la seguridad, seguramente partidarios de técnicas forenses informales, sin
talanqueras y con palanca, pedirán que se compare el ADN del Nobel con rastros
de secuestrados de las Farc para demostrar científicamente su complicidad.
Mientras baja el costo y asimilamos la tecnología genética con sus ventajas y
bemoles, tocará conformarse con los métodos atávicos de clanes macondianos.
Ansede, Manuel (2018). “A la caza de todos los hombres que se apelliden igual”. El País, Sep 2
EP (2017). "Rosario Porto: “Nadie lloró como yo por Asunta”. El País Semanal, Ago 23
Mahía, Alberto (2015). "Caso Asunta: Los padres la asesinaron; pero ¿por qué lo hicieron?". La Voz de Galicia, Oct 31
Morcillo, Cruz (2013). “Caso Asunta: tres imputados sin un nexo. Un colombiano sigue en el punto de mira del crimen de Asunta por su AND”. Dic 16
Ortiz, Ana Maria (2006). “Un caso para la historia: el ADN cazó al «bueno» de Santiago”- El Mundo - Crónica Nº 543
Raine, Adrian (2013). The anatomy of Violence. The Biological Roots of Crime. Penguin Books
Ximénez de Sandoval, Pablo (2018) "La policía utilizó un servicio privado de perfiles de ADN para encontrar al violador múltiple de California.. El País, Abr 28