Otra defensa del matrimonio igualitario

Publicado en El Espectador, Abril 14 de 2016

Aunque deploro la manera como se aprobó, respaldo el matrimonio igualitario. Mis razones no son jurídicas, ni siquiera políticas, pero sí muy familiares.

Me preocupa que una militancia algo clasista, aliada con juristas prestigiosos, influya tanto en la jurisprudencia. Con la falacia de proteger minorías, una Corte más derechista o corrupta podría reimplantar la pena de muerte. Fue vergonzoso el anuncio de sentencia con un ponente cuestionado cuestionando a sus colegas “supralegisladores” por violar la constitución. Es lamentable que un asunto con tantas aristas pasara sin debate parlamentario, ni político, como sí lo hubo en democracias serias en las que también estaban en juego los derechos de una minoría. Qué ingenuidad pensar que estos conciliábulos, reiterando explícitamente que son contra la voluntad de las mayorías, no agudizan la homofobia.

En los EEUU, la controvertida figura se aprobó por fallo judicial, respetable y respetuoso. La reacción de los activistas fue agridulce. Jesse Dorris, escritor gay, celebró y lamentó la sentencia, una oda bien goda que lo hizo sentir como alguien que tras esperar años para poder entrar a un club se incomoda al ser admitido. Originalmente, anota Dorris, se buscaba resolver los líos de una agonía y muerte por Sida, con complejísimos y dolorosos enredos familiares para el amante sobreviviente, rechazado y culpabilizado. 

No creo en el matrimonio, heterosexual o igualitario. Siendo ateo, estuve casado por lo católico, para no contrariar a las familias. Me separé y lamenté ese vínculo indisoluble; calibré tarde el costo de las presiones de la parentela, latentes, pesadas. Con mi actual esposa optamos por la unión libre. Ya con prole, nos casamos por lo civil, para transmitirle la nacionalidad española que yo tramitaba. Esa razón para ir ante un juez fue lo único aterrizado que oí sobre la necesidad de la reforma.

Del matrimonio gay siempre me intrigó el ahínco progresista por una institución conservadora y arcaica. Duré años sin entender el misterio, hasta leer a Dorris. Ahí está la pieza faltante del rompecabezas: la familia, la propia y la política. Historias, testimonios, charlas, chismes, novelas, películas y mi primer matrimonio me dejan claro que, además del obvio compromiso de la pareja, casarse es sobre todo un ritual de parientes, un “vínculo solemne” entre clanes, casi siempre extensos, entrometidos, a veces autoritarios, asfixiantes. Lo demás son arandelas. Con silogismos jurídicos, el activismo colombiano, legalista, dogmático, estatista y taimado, sacó a la plaza pública un asunto íntimo y familiar. Lo mismo pasó con la homofobia, que empieza en el hogar pero la presentan como drama social para justificar la intervención estatal. El rechazo de la familia, el que más importa, que puede ser tenaz y realmente hacer daño, sigue silenciado. La comparación con la discriminación racial –hasta allá llegó la demagogia- es desacertada también por eso: para las minorías étnicas el hogar y la familia son un refugio; para las sexuales pueden ser el infierno.

La metáfora del club ilustra la oposición no religiosa al matrimonio homosexual. Miembros activos objetan la admisión de nuevos socios por temor al incumplimiento y saboteo de los estatutos. Como afiliado por oportunismo o presión familiar, nunca por convicción, debería abstenerme de opinar sobre la expedición de carnés. Me siento Groucho Marx recordando la evolución del club, que siempre fue elistista: ya no es tan exclusivo, ni excluyente; dejó de discriminar hijos de socios y no socios; mucha gente se sale, a otra ni le interesa ingresar, sobre todo en las clases populares.    

Fuera de la ventaja del segundo pasaporte, mi argumento para respaldar el matrimonio igualitario es que facilita las relaciones familiares. Muchas parejas están casadas, por lo religioso o lo civil, por complacer a los suegros y su cofradía. Las personas LGBT padecen el mismo apremio, potenciado por la homofobia de parientes, consanguíneos y políticos. La diferencia sutil entre “unión solemne” y “matrimonio”, que parece trivial, adquiere relevancia al pensar en reuniones o ágapes con familiares gruñones, quisquillosos o uribistas. El activismo burocrático, obsesionado por reformas legales y prebendas estatales, ha callado una fuente de exclusión, y la razón de ser del matrimonio igualitario, que está más puertas adentro que en la calle.

Caras acartonadas celebrando una pírrica victoria, comentarios en redes sociales y un gay lúcido me invitan a especular con un encarte militante del tipo “¿y ahora qué? ¿esto cómo afectará las relaciones con las familias?”. Antiguamente, tías rezanderas exigían boda en la iglesia para aceptar a alguien en el clan; tomó décadas disminuír esa presión, que subsiste tenue y tácitamente. Fetichistas legales pretenden ahora garantizar la acogida con un certificado oficial que convierta amantes LGBT en cónyuges. Es un primer paso, pero será indispensable abordar con franqueza y pragmatismo la homofobia familiar, en todos los estratos. Entretanto, mucha suerte.





-  O sea, como dice Piketty, en este país la desigualdad es tenaz.
 - Con esta sentencia tan democrática, con puro amor, vamos a bajarla un poco, marica.  
- Ojalá que, ya con esposa, la abuela se ponga querida y me vuelva a invitar a la finca
Hablando en serio: ¿no se podrían conseguir testimonios de estrato inferior a seis?
Así dan ganas de agregarle un "Clasista" al "Colombia Diversa"


ET (2016) "Padre habría mordido a su hijo para que 'no sea gay'". El TiempoEnero 13

Dorris, Jesse (2015). "Justice Kennedy, Please Don’t Confuse Me With Morrissey". Slate, June 26

Prada, Nancy, Susan Herrera, Lina Tatiana Lozano, Ana María Ortiz (2012). ¡A mí me sacaron volada de allá! Relatos de vida de mujeres trans desplazadas forzosamente hacia Bogotá. Bogotá Humana, Universidad Nacional

Uprimny, Rodrigo (2012). "Elemental, mi querido Watson". El EspectadorSep 29

Uprimny, Rodrigo (2016) "¿Matrimonio igualitario o “apartheid” legal?". EL Espectador, Abril 2

_______________ (2016) “La Corte debe aprobar el matrimonio igualitario”. La Silla VacíaAbril 4


Weissman, Jordan (2015). "The Beautiful Closing Paragraph of Justice Kennedy’s Gay Marriage Ruling", Slate, June 26