Publicado en El Espectador, Abril 7 de 2016
Rubio, Mauricio (1997). "De las riñas a la guerra. Hacia una reformulación del diagnóstico de la violencia colombiana" . Coyuntura Social, Noviembre
Semana (2016). “Las cinco universidades que engañaron a sus estudiantes” Marzo 31
La "pedagogía para la paz"
que pretende aclimatar el acuerdo de La Habana es una propuesta capciosa y
extemporánea, que las universidades bien podrían desatender.
Hace años, la academia sentenció que el
grueso de la violencia eran las riñas callejeras. El controvertido diagnóstico,
acomodado a la preocupación internacional por la “comprensión entre los
pueblos”, acabó confundiendo el conflicto con una guerra civil: ciudadanos
incapaces de diálogar deben aprender tolerancia. Con una variante cínica del
“algo habrán hecho”, algunos
promotores de la convivencia rozan el cinismo: “todos los colombianos
han sido víctimas y todos han sido victimarios”. Amalgamar distintas violencias
con el conflicto no es simple despiste: se busca diluir la responsabilidad de
esa franca minoría con la que se negocia. Los actores armados, aún sumándoles
todos los políticos pendencieros y empresarios financiadores que los
encauzaron, siempre han sido una proporción ínfima de la población.
Simultáneamente -reforzando otra
explicación simplista del conflicto, la de la desigualdad- la corrupción
rampante, generalizada y ubicua, se percibe como asunto de una reducida élite,
lejana, casi forastera, de paraíso fiscal. El sobornable o sobornador potencial
que todos llevamos dentro no desvela. En la universidad, he tenido cursos en
los que la trampa era la norma, con reincidentes impunes y variantes del “usted
no sabe quien soy yo” ante una sanción por fraude; pero nunca me han gritado o
agredido estudiantes que necesitaran “educación para la paz”, una asignatura
que faltó donde asesinaron profesores. En múltpiples entornos colombianos hay
corrupción sin violencia, con diálogo, tolerancia, hasta buenos modales. Para la muestra un Samuel, lánguido
recordatorio de que las pedagogías prioritarias son otras: honestidad,
integridad, apego a la verdad, respeto por lo público.
En el discurso del posconflicto la
corrupción no inquieta, aunque sea prudente sumarle la modalidad pacificadora.
Miles de víctimas esperando indemnización, con políticos y burócratas
convencidos de que la paz justifica lo que sea, anuncian recursos asignados a
dedo, y camarillas tachando por guerrerista a quien mencione controles. Eso sin
contar eventuales beneficiarios como los pastores aliados de los Úsuga que
“capacitan en derechos humanos a personas que buscan una paz duradera”.
Jonathan Haidt, psicólogo estudioso de
los juicios morales, plantea que la aprobación o rechazo de ciertas conductas
tiene menos que ver con argumentos y raciocinios que con intuiciones y
emociones. Así, una “pedagogía de la honestidad” eficaz requeriría provocar
indignación con los desfalcos estatales, poder asociar la corrupción con alguna
vivencia negativa.
Las malversaciones de dineros públicos
son más sofisticadas que un robo de banco, y con dolientes difusos. Entender
sus costos y su mecánica, para ejecutarlas o detectarlas, requiere educación
superior, y aportes de varias disciplinas. La universidad es el sitio idóneo
para estudiarlas, y ayudaría infundir un rechazo visceral hacia ellas, más
contundente que el de un “no desfalcarás” rara vez explícito. Para eso,
siguiendo a Haidt, los universitarios deberían observar de cerca, untarse,
sentir el impacto nefasto de la corrupción, por ejemplo con entrevistas a
usuarios de un servicio público. Reportajes en el sector salud, o el de agua
potable, les permitirían establecer vínculos entre el padecimiento de personas
reales y la gente educada que las roba. Cualquier análisis posterior sería
mejor asimilado. Estudiantes sensibles a los malos manejos, intolerantes con
los deshonestos, tendrían un efecto multiplicador sobre amistades y familiares,
similar al de escolares que hacen pedagogía medioambiental en sus hogares.
Más que reflexiones recicladas sobre la
guerra, faltan investigaciones, estudios de caso y seminarios sobre las
técnicas de defraudación, con cifras claras, trabajo de campo y discusión de
opciones e instancias para evitar que delincuentes de cuello blanco se lucren
ilegalmente con su diploma. También falta introspección y autocrítica, pues el
cáncer manifiesto en entidades regionales y “de garaje” podría esparcirse, como
la mermelada. No sólo universidades clientelistas gradúan pícaros: célebres
corruptos estudiaron en instituciones prestigiosas, tardíamente empecinadas en
llover sobre mojado con la perogrullada de que es mejor vivir en paz.
El conflicto armado rondó claustros
universitarios. La Violencia anterior fue responsabilidad de una élite educada.
Después, no causaron suficiente reprobación profesores y estudiantes que
auparon la lucha armada, cuyo impacto se subestimó. Rebeldes urbanos sedujeron
novias y camaradas de aulas. Algo
similar ocurrió luego con narcos o lavadores. Hubo algo de indiferencia con
quienes apoyaron paramilitares financiados por sus familias. Nunca supe de
talleres o seminarios deplorando a los Pepes. Con similar indolencia, ahora
casi no preocupa que se gradúen numerosos especialistas en desvalijar al
Estado. En la universidad no podemos lavarnos las manos socializando y
condenando a destiempo una guerra cuando fenece. Fallamos ante la violencia de
unos pocos por razones discutibles, y repetiremos el yerro si seguimos
aceptando la corrupción de muchos egresados sin la más remota justificación.
CPNN (2015) “La paz como concepto; educar para la paz y la construcción social del conocimiento”. Culture of Peace News Network, Oct 31
Haidt Jonathan (2001). “The Emotional Dog and Its Rational Tail: A Social Intuitionist Approach to Moral Judgment”. Psychological Review, Vol. 108. No. 4, 814-834
Morales, Claudia (2016). “Los Vargas Lleras, Saludcoop y otros detalles”. El Espectador, Marzo 17
Redepaz (sf) "Pedagogía para la paz y convivencia". Red Nacional de Iniciativas Ciudadanas por la Paz y contra la Guerra. Link
Redepaz (sf) "Pedagogía para la paz y convivencia". Red Nacional de Iniciativas Ciudadanas por la Paz y contra la Guerra. Link
Rubio, Mauricio (1997). "De las riñas a la guerra. Hacia una reformulación del diagnóstico de la violencia colombiana" . Coyuntura Social, Noviembre
Semana (2016). “Las cinco universidades que engañaron a sus estudiantes” Marzo 31
UI (2015) “Audio revela estrategia de pastores para liberar a amante de 'Otoniel'”. Unidad Investigativa, El Tiempo, Mayo 14
Zableh, Adolfo (2016). “Selección natural”, El Tiempo, Marzo 26
Zavaleta, Esther de (1986). Aportes para una pedagogía de la paz. Chile: Unesco