Machismo, seducción y aborto

Publicado en El Espectador, Noviembre 1 de 2018

Se está tramitando en el congreso una ley que ataca la pepa dura del machismo. Si sale adelante, la carga de la prueba sobre la paternidad recaerá en los hombres, para negarla, en lugar de la misión imposible que siempre han soportado las mujeres, demostrarla.

La revolucionaria iniciativa, del partido conservador, aumentará los costos de la infidelidad masculina, favoreciendo a muchas mujeres. Y tendrá repercusiones sobre el aborto, tal vez la prostitución y hasta la distribución del ingreso.

Por falta de una herramienta eficaz como la prueba ADN para confirmar parentesco, buena parte de la historia de la familia en Latinoamérica se podría reducir a hombres irresponsables que sedujeron mujeres para, al quedar embarazadas, abandonarlas a su suerte como madres solteras de una prole no reconocida, sin derechos.

Desde los conquistadores, muchos de ellos casados en España, la unión usual con las indígenas fue el concubinato, “las más de las veces fecundo” en “ilegítimos, naturales o bastardos”. Esa primera generación de mestizos preocupó al rey quien en 1533 sentenció que “en esa tierra hay mucha cantidad de hijos de españoles, los cuales andan perdidos, e muchos dellos se mueren y los sacrifican… Me fue suplicado mandase que fuesen recogidos en un lugar adonde se curasen o fuesen mantenidos ellos y sus madres”. Durante la Colonia, “las mujeres sin respaldo de la justicia eran presa fácil del abandono. Jóvenes y cargadas de hijos, sólo tenían la opción de amancebarse con otros hombres, aumentando aún más su prole”. A finales del siglo XVI, en casas principales de Santa Fe y Tunja podía haber “treinta o cuarenta muchachas indígenas de servicio a las que sus amos ponían todos los impedimentos para casarse, pues temían perderlas”. En ese símil de harem no era habitual reconocer descendientes. A mediados del siglo pasado, Virginia Gutiérrez documentó el viacrucis de mujeres que criaban sólas hijos de diferente padre. Cuando hace dos décadas se investigaron rigurosamente los abortos en Colombia, se encontró que una proporción no despreciable eran decididos por amantes casados de la mujer embarazada. 

En Norteamérica colonial hubo menos impunidad. Había abortos forzados de muchachas pobres, subordinadas y amantes de un varón poderoso opuesto al nacimiento extramarital, pero la justicia podía caer. Un capitán que sedujo a una esclava y la obligó a beber un abortivo recibió condena por “adulterio, fornicación e intento de asesinato”. En 1663, un médico de Maryland fue acusado por su criada de haberla violado y darle una pócima contra su gravidez. No fueron casos aislados: en varias oportunidades las autoridades manifestaron preocupación por la cantidad de “criadas solteras engañadas con un hijo” que denunciaban su situación.

Muchos embarazos se resolvían con matrimonio y reconocimiento de la paternidad. En Massachussets la madres solteras tenían que revelar, durante el parto, el nombre del padre. Se pensaba que en tales circunstancias la mujer era incapaz de mentir. Y aunque el señalamiento no bastaba para un juicio por adulterio, el “presunto padre” contraía la obligación de asistir económicamente al hijo. La presión social recaía sobre el progenitor esquivo, no sobre la madre, considerada víctima. Así, las tasas de ilegitimidad fueron muy bajas, menos del 3% de los nacimientos, cuando en varias ciudades latinoamericanas superaron el 50%.   

Con la urbanización y las migraciones, el escenario cambió. Lejos de la familia, la solución matrimonial se volvió excepcional y el comercio sexual aumentó. Tras la Guerra de Secesión fue notorio el incremento del aborto. Según los médicos, a las jóvenes “seducidas bajo promesas y después abandonadas por sus traidores” se sumaban en gran número embarazadas que “seguían su vocación antinatural”, un eufemismo para la prostitución. En Abortion Rites, Marvin Olasky estima en 100 mil los abortos anuales, la mayor parte de prostitutas, precursoras ignoradas de la lucha por despenalizar la interrupción voluntaria del embarazo. Con cierta desfachatez, el feminismo ha silenciado ese estrecho vínculo histórico para legitimar el aborto y, simultáneamente, criminalizar el sexo pago.

Hasta hace poco en Colombia un escenario típico de entrada a la prostitución era la campesina que emigraba a la ciudad como empleada doméstica para ser abusada por quienes la echaban a la calle al quedar embarazada, seguros de que jamás reclamaría la paternidad. Era la palabra de ella contra la del patrón y los señoritos.


Para las múltiples variantes de esa situación ancestral y leonina servirá la nueva ley, si es que la aprueban los padres de la patria. No querrán hacerla retroactiva. Como la reforma no afectará a ninguna diva, las feministas progres no le pararán bolas: pensarán que el cambio cultural y el sexo minuciosamente consensual que pregonan la hacen redundante; tal vez aleguen que se trata de otra zancadilla patriarcal contra el poliamor, la diversidad familiar y el derecho a abortar que, parecería, no incumbe ni al padre.





ET (2018). "Los hombres tendrían que aportar la prueba para negar su paternidad". El Tiempo, Oct 19


Martinez, Aída y Pablo Rodríguez (2002). Placer, dinero y pecado. Historia de la Prostitución en Colombia. Bogotá: Aguilar


Olavsky, Marvin (1992). Abortion Rites: A Social History of Abortion in AmericaCrossway Books


Pérez de Barradas, José (1948). Los Mestizos de América. Madrid: Espasa - Calpe


Rodríguez, Pablo (2004). La familia en Iberoamérica 1550-1980. Bogotá: Universidad Externado de Colombia, Convenio Andrés Bello


Rubio, Mauricio (2011) "La Interrupción No Voluntaria del Embarazo (INVE)". La Silla Vacía, Ago 23


Rubio, Mauricio (2012). "Ella quería ese hijo, él no. Él insistió y ella cedió". La Silla VacíaFeb 28


Zamudio Lucero et.al. (1999). “El aborto inducido en Colombia”. Cuadernos del CIDS, Centro de Investigaciones sobre Dinámica Social. Bogotá: Universidad Externado de Colombia

En la educación francesa, ser rico paga

Publicado en El Espectador, Octubre 25 de 2018


Las críticas al programa Ser Pilo Paga han sido parcializadas y maniqueas.

Al terminar bachillerato me fui a estudiar becado por el gobierno francés. Cuando llegué al INSA de Toulouse, una escuela de ingenieros, supe que no era la mejor opción disponible. “Debiste hacer la prépa (escuela preparatoria) y luego presentar los concursos para las grandes écoles” me dijo un compañero que había considerado esa opción. Él, hijo de campesinos, había desistido porque “eso es para ricos”. Quedé frustrado por estar donde ser pilo no pagaba tanto, e intrigado por ese derrotismo a pesar del acceso a la educación superior pública y gratuita.

La lección sobre el sistema educativo francés quedó tan marcada que logré transmitir a mis hijos la necesidad de hacer la prépa, dos años escueleros e intensos después del bachillerato que definen el futuro profesional. El camino alterno, la Fac, es solitario y culebrero; lo resisten básicamente personas muy motivadas y conectadas desde antes, por ejemplo por familias de arquitectos, médicos o abogados. También lo aprovechan quienes alargan indefinidamente unos estudios mediocres para recibir subsidios, como ayudas para el alquiler.

Es un misterio que sólo una minoría elija la opción premium. La razón es que, en últimas, la universidad importa poco. El sendero hacia la formación rigurosa y los mejores empleos empieza en jardín infantil. En la democrática Francia, sólo se ingresa a grande école si se ha hecho una excelente prepá que a su vez exige bachillerato en un liceo de altísimo nivel, al que conduce un colegio especial… y así, en cadena hacia atrás hasta residir en barrios exclusivos para que los hijos tengan acceso a una escuela pública de excelente calidad en el vecindario. 

Un estudio reciente sobre la prestigiosa École Polytechnique, estrella de la educación estatal desde Napoleón, ilustra ese camino tan poco igualitario. Para acceder a la cúspide académica sirve tener familia rica, ser hombre, haber hecho bachillerato y prepá en un establecimiento público pijo, como Louis Legrand en Paris V, o Sainte Géneviève en Versalles, privado. Mientras los estudiantes con raíces obreras son casi un tercio del total, apenas alcanzan el 1% en Polytechnique. Un candidato varón tiene el doble de chances de ser admitido que una mujer. La sobre representación geográfica de Paris es cercana al 50%. El equivalente colombiano de este exclusivo club sería algo como Uniandes –en instalaciones, estudiantes y cuerpo docente- con mayoría de hombres provenientes de colegio estrato 6 bogotano, por ejemplo el Gimnasio Moderno, que pagan matrícula simbólica, disfrutan alojamiento y alimentación subsidiados y, encima, reciben una mensualidad por prestarle servicios a la patria. Vive l’égalité !

Los concursos que mi amigo del INSA renunció a presentar no son el principio de una educación de punta sino esencialmente la llegada. Es usual el comentario entre alumnos y egresados que apenas se entra a una grande école baja el ritmo de trabajo: ya se es parte de la élite, la de siempre. Los discursos de bienvenida lo hacen explícito.

Aunque se creía que la clase social afectaba los resultados de los concursos por las pruebas de francés, también lo hace por las materias científicas, que diferencian drásticamente a los estudiantes ricos del resto. El citado estudio ofrece una explicación rococó, “la relación estética con las matemáticas”, que no aclara gran cosa, ni siquiera las discrepancias por género. Lo más conmovedor es que ya se formó un comité de egresados de Polytechnique para reflexionar sobre eventuales soluciones al “ensimismamiento” de su alma mater. O sea, la élite cavilando sobre cómo tener más competencia.

Además de discutir las finanzas de la educación pública, o evaluar su calidad, conviene no perder perspectiva del conjunto, desde kindergarden, y preguntarse si quienes reciben subsidios en cualquier nivel realmente los necesitan, un ejercicio fallido en Colombia en frentes como salud, pensiones y justicia. Si Ser Pilo Paga está subsidiando universidades privadas, la oposición al programa no ha desmenuzado esas cuentas, limitándose a defender dogmáticamente las públicas. La lucha de principios con información confusa impide hacer ajustes sin tirar todo por la borda ni perjudicar gente estudiosa beneficiaria. Generación E, la respuesta del nuevo gobierno ante las protestas estudiantiles -la infancia no vota ni sale a marchar- tampoco aborda el origen del problema.


Se debería revertir la carga de la prueba implícita en el “gratuita para todos” de la educación pública: sin duda en Colombia hay estudiantes que, como en Polytechnique, reciben subsidios estatales sin necesitarlos, agravando la inequidad de un sistema demasiado clasista desde la base. Afirmar que la educación superior debe ser pública pasa por alto el hecho que las mejores universidades del mundo son privadas, en extremo selectivas, exigen antecedentes académicos excluyentes, disponen de ayudas sólo para quienes demuestren merecerlas, pero al menos garantizan que los ricos sí pagan.




EE (2018). "El Gobierno presentó "Generación E", el reemplazo de “Ser Pilo Paga”". El EspectadorOct 20

Francois, Pierre & Nicolas Berkouk (2018). “Les concours sont-ils neutres ? Concurrence et parrainage dans l’accès à l’École polytechnique”. Cairn SociologieNº 2, Vol 9

OI (2017). "Des classes préparatoires et des grandes écoles toujours aussi fermées". Observatoire des Inégalités, 12 Avril

Piquemal, Marie (2018). “À l’école polytechnique une enquête souligne un entre-soi en taille XXL”. LibérationOct 7

Reyes, Luis Carlos (2018). “La universidad es lo que menos importa”. El EspectadorOct 11

Schneider, Valérie (2017) "Ceux que l’on paie pour étudier : enquête sur les privilégiés de l’école". Observatoire des Inégalités, 31 août 

Dile que es un maricón

Publicado en El Espectador, Octubre 18 de 2018


Norberto Fuentes, escritor y periodista cubano, cuenta unos peculiares mandados que Gabriel García Márquez le hizo a Fidel Castro.

A sus 25 años, Fuentes ganó un premio literario con un ensayo sobre el ejército cubano que enfureció al comandante y le costó un período de ostracismo. En 1971 fue acusado de conspirador, junto a otros escritores, por su amigo Heberto Padilla que terminó condenado por “actividades subversivas” y tuvo que reconocer su culpa públicamente. Después de ese incidente, que marcó el rompimiento de intelectuales de talla mundial con Castro, Fuentes se dedicó a escribir sobre Hemingway en Cuba. Publicó su trabajo con prólogo de García Márquez, donó el adelanto a las milicias y se convirtió en el escritor favorito del régimen.

Acompañó a las tropas cubanas en Angola, colaboró con los servicios secretos y traficó droga oficialmente. En 1989 rompió con la dictadura tras el fusilamiento de sus amigos Arnaldo Ochoa y Tony de la Guardia. Trató de huír, fue capturado, hizo huelga de hambre y se salvó gracias a García Márzquez, a quien admira por su obra pero no por su relación con un tirano que “convirtió al escritor latinoamericano más importante en un muñeco en su mano".

En 1999 publicó Dulces Guerreros Cubanos que hace poco conseguí por fin a precio razonable. Es otra visión poco romántica del castrismo: paranoia con la seguridad, lujosos gustos de la cúpula, rivalidades intestinas, intervención política y armada en varios países, manipulación de diplomáticos y celebridades extranjeras. Me impresionó la reiterada presencia de Gabo en los relatos pero me decepcionó no encontrar infidencias sobre las relaciones del M-19 con Manuel Piñeiro, Barbarroja, zar del espionaje muy cercano a García Márquez, ni pormenores de la activa interferencia cubana en el conflicto colombiano opacada para la paz. Me enteré sin embargo de unos servicios de mensajería diplomática que el Nobel prestó ante dos de sus amigos por encargo del comandante.

Según Fuentes, en los ochenta “Gabo ganó notoriedad extraliteraria en Cuba” al demostrar ser “un tipo de coraje” gracias a unas misiones encomendadas por Castro. “Había reservado su asiento de primera en Iberia y aterrizado en Madrid y se había dirigido para decirle a Felipe González que era un maricón”. Tal cual, el noble mandadero habría estado en la Moncloa para espetar: “Oye, Felipe, dice Fidel que tú eres un maricón”.

Era la época en que el gobernante español había hecho declaraciones a favor de prisioneros políticos cubanos que llevaban dos décadas tras la rejas, respaldando una campaña internacional para su liberación. A Castro le indignó esa interferencia en “asuntos internos de Cuba”. Por eso le puso la tarea a uno de los pocos escritores del boom latinoamericano insensible al asunto Padilla. “La nuestra es una amistad intelectual; cuando estamos juntos, hablamos de literatura”, habría dicho el Nobel contrariando el sentido común y numerosos testimonios. 

No fue el único recado en esa diplomacia informal. El comandante también se molestó con la demora de Omar Torrijos para restablecer relaciones con Cuba. El general había pedido paciencia: las embajadas se abrirían pero necesitaba hacerlo a su ritmo, sin presiones. Pasaba el tiempo y nada. Cuando García Márquez fue a compartir su entusiasmo con la lucha de Torrijos por recuperar el canal, Castro le replicó: “¿y Cuba?”. Se quejaba de que todos ignoraban su isla. “Ve para allá y dile que es un maricón. Que digo yo, que es un maricón. Y que lo va a seguir siendo mientras no haga relaciones, que él me las prometió”.

Los dos insólitos encargos convirtieron a García Márquez en un verdadero héroe entre la burocracia cubana. “En el Comité Central no se hablaba de otra cosa que de las exitosas misiones diplomáticas del colombiano. Esto ocurrió antes de que decidieran desinflar su aventura como presidente de Colombia”. Según Fuentes, “Gabo insistía en postularse. Pero La Habana no veía con buenos ojos ese proyecto presidenciable”. Como tampoco le dio luz verde a la paz del M-19 con Belisario Betancur (agrego esa información de buena fuente que esperaba corroborar con Fuentes).

El escritor anota que “el propio Gabo me hizo el cuento” remedando a González al recibir el recado. “Felipe se había asombrado. Y había abierto los brazos en señal de interrogación y había palidecido… En su momento, Torrijos también había palidecido” le confirmó el célebre correveidile. Las arandelas del insulto fueron específicas por destinatario. Con Torrijos, relaciones rápidas y plenas. Con Felipe, “déjame a mí con mis presos”.

En el “Festival Gabo 2018” se reconoció la necesidad de que “medios y periodistas investiguen asuntos que no han tenido cubrimiento periodístico”. Los vínculos de García Márquez con Cuba, Torrijos, Nicaragua y el M-19 entran en el universo de asuntos silenciados del conflicto cuyas repercusiones sobrepasan las de este par de mariconadas. 







Egaña, Camilo (2017) “Norberto Fuentes: García Márquez era un hombre derrotado por la revolución”. CNNAbr 20

Fuentes, Norberto (1999). Dulces guerreros cubanos. Seix Barral

Mora, Miguel (2004). “Norberto Fuentes novela la autobiografía de Fidel Castro”. El País, Mayo 25

PD (2018). "La 'feminista' ministra Dolores Delgado, en la picota: Marlaska es maricón". Periodista DigitalSep 25

Restrepo Jiménez, Ana Cristina (2018). “¿Qué callan los paisas?”. El EspectadorOct 6

Rubio, Mauricio (2015). “Cuba y el conflicto colombiano”. El EspectadorAbr 22

______________ (2016). "Fidel Castro y la paz". El EspectadorNov 30

Sánchez, Loreto (2016) "Cuando el ‘boom’ latinoamericano abandonó a Fidel Castro". El IndependienteNov 27

Villamizar, Darío (1995). Compilador. Jaime Bateman: Profeta de la Paz. Bogotá: COMPAZ

Nadia Murad y la Rosa Blanca

Publicado en El Espectador, Octubre 11 de 2018


La ganadora del Nobel de la paz 2018 soñaba con ser maestra. Su vida cambió para siempre a los 21 años, cuando los militantes del Estado Islámico la secuestraron y la violaron.

La mayor parte de los habitantes de Kocho, su pueblo en la región yazidí de Iraq, no huyeron, pero tampoco aceptaron convertirse a la religión musulmana. Los hombres fueron masacrados y apilados en fosas comunes, a los niños y jóvenes los reclutaron los asesinos, mientras que las mujeres, jóvenes y niñas quedaron condenadas a ser esclavas sexuales. Nadia fue llevada a Mosul para ser vendida y revendida hasta que una familia musulmana la ayudó a escapar. Llegó a Alemania como refugiada y se convirtió en portavoz de su comunidad en el exilio.

Al enterarse del galardón recordó que “no ha sido fácil para mí hablar de lo que me ocurrió, no es fácil para ninguna mujer del Medio Oriente contar que ha sido esclava sexual”. El premio Nobel significa mucho para ella. “Debemos trabajar con determinación, para demostrar que las campañas genocidas no solo fracasarán, sino que también conducirán a que los perpetradores rindan cuentas y las sobrevivientes reciban justicia”.

Luz Fary Palomar tenía apenas 10 años cuando fue reclutada por las Farc junto a su hermana de 11. Les cambiaron de nombre y las llevaron a un campamento en donde cerca de 60 menores recibían entrenamiento militar. A los 13 la mandaron al Bloque Oriental, el del Mono Jojoy. Allí “distinguió a Timochenko” quien al poco tiempo abusó de ella. Quedó embarazada y le practicaron un aborto. “Cuando cumplí 14, el Paisa me violó”;  después de una fiesta volvió a hacerlo y de nuevo quedó embarazada, lista para otro aborto.

Cuando salía del colegio, a Alexandra se la llevaron las Farc para una zona rural del corregimiento Maracaibo en el Tolima. “El primero en abusar de mi fue Jerónimo; fueron tres noches seguidas, hizo lo que quería y me dijo salga de aquí y póngase a trabajar… el jefe de finanzas, El Zorro, también y otro, el Toro, dos o tres veces”. Ingenuamente creyó que su situación cambiaría contándole a Victoria Sandino, actual senadora y líder feminista, pero no. “Ella decía que tenía que aguantarme, que a eso habíamos ido las mujeres a las Farc”.

Desde el valiente testimonio de Sara Morales, también abusada desde niña y obligada a bailar con su violador para guardar las apariencias, denuncias de reclutamiento de menores, violaciones y abortos forzados en las Farc han sido divulgadas por la Corporación Rosa Blanca, creada por ex guerrilleras desertoras. Las integrantes de esta organización celebraron el Nobel concedido a una víctima de abuso sexual como ellas. Se identifican con su lucha contra la impunidad y recibieron la noticia del premio “con esperanza”.

A diferencia de Nadia Murad y las mujeres de la Rosa Blanca, conscientes de la dificultad para recordar los ataques pero empeñadas en que se haga justicia, y de los ex comandantes farianos que declaran que a los violadores los fusilaban, en la cúspide del derecho y el feminismo colombianos se pregona que en el posconflicto bastará tener los relatos de la violencia sexual. Los supuestos que se hacen sobre los violadores son tan estrafalarios como cínicos: "Si de entrada los victimarios saben que recibirán penas altas de cárcel en vez de las que contempla el acuerdo de paz, es muy probable que no tengan razones para reconocer crímenes sexuales contra niñas, con lo que el Estado tendría que entrar a probarlos y las víctimas tendrían que esperar mucho tiempo" se sentenció impávidamente en una audiencia. Catalina Ruiz-Navarro endosó tranquilamente tan delirante doctrina: “El castigo, aunque sea una medida populista y popular, no repara a las víctimas: la violación no se deshace si el violador se pudre en la cárcel, pero la dignidad sí se restaura con el reconocimiento y la verdad”. Dixit, amén. Lo alucinante es que esa misma vanguardia que proclama la trascendencia de la verdad, declarándola suficiente en nombre de las afectadas, ha ignorado olímpicamente las denuncias de la Rosa Blanca.


Nuestro Nobel de la Paz, los negociadores del mejor acuerdo posible, brillantes neopenalistas o la parlamentaria feminista Sandino podrían darle unas lecciones de justicia transicional a Naria Murad; enseñarle que las victimas de violencia sexual en conflictos políticos se contentan con que se divulguen los hechos. Eso sí, relatados voluntariamente por los agresores, porque a las mujeres violadas como ella o las desertoras de las Farc hay que tomarlas menos en serio que a las actrices, ejecutivas y universitarias del #MeToo, y no preocuparse por atender su clamor por justicia penal, que siempre es vindicativa, está plagada de procedimientos engorrosos y va a contrapelo del objetivo superior de alcanzar una paz estable y duradera.





BR (2017). “Éramos la carne de los comandantes: exguerrillera de Farc", BLU Radio, Dic 6

El Nodo (2018). "Víctima de las FARC desenmascara a  Victoria Sandino: “Me decía que tenía que aguantarme las violaciones”. Ago 22

Hernández-Mora, Salud (2017) "El comandante me violó a los 11 años y me obligó a abortar tres veces". El MundoDic 12

Kaval, Allan (2018). “Nadia Murad, des chaînes de l’Etat islamique au prix Nobel de la paix”. Le MondeOct 5

Morris, Loveday (2018). “Murad’s story is one of unbelievable bravery and survival. It’s also one of thousands”. The Washington PostOct 5

NC (2018). "Testimonio de dolor y amor de una mujer violada y obligada a abortar por las FARC". Noticias Caracol, Los InformantesAgo 26

RCN (2017) "El criminal Pastor Alape me puso a bailar con el que me violó: desmovilizada de las FARC". Oiga, Dic 4

RCN (2017). ""Toda la vida no va a poder tapar el Sol con un dedo": exguerrillera a Pastor Alape". RCN NoticiasDic 4

Rubio, Mauricio (2017). "Reinsertadas, desertoras y #MeToo". El Espectador, Dic 13

Ruiz-Navarro, Catalina (2018)  “La JEP no es impunidad para la violencia sexual”, El EspectadorAgo 28

Semana (2018). “Violadores de niños en el conflicto: ¿podrán recibir los beneficios de la JEP?”. SemanaAgo 13




Quijotes, dominicos y donjuanes

Publicado en El Espectador, Octubre 4 de 2018

El descubrimiento y la conquista de América fueron bastante más complejos y apasionantes que una aventura sangrienta de saqueo y destrucción.

Para criticar el cínico desatino de Jose Luis Rodríguez Zapatero, quien le achaca las desgracias de Venezuela a las sanciones económicas norteamericanas, Mario Vargas Llosa trae a colación a Irving Leonard y su tesis sobre la influencia de las novelas de caballería en las motivaciones de los conquistadores  españoles que “llegaron a América con la cabeza impregnada con las fantasías de amadises y palmerines y la tradición mítica caballeresca y creyeron ver en el nuevo continente la encarnación de aquel mundo delirante de prodigios y riquezas sin fin”. Así se explicarían la frecuencia de ciudades y regiones con nombres legendarios y las muchas expediciones hacia lugares míticos como El Dorado. Ese también sería el origen de la insistencia romántica en un continente con infinitas riquezas naturales que nunca pudo retornar a su idílico estado primitivo por la interferencia rapaz de los distintos imperios que vinieron a saquearlo.

En el siglo XIX el historiador mexicano Manuel Orozco y Berra señalaba la necesidad de entender, con sus vicios y virtudes, la psicología aventurera de los españoles que llegaron a buscar fortuna. “Eran leales a su rey, valientes y esforzados; tenaces, religiosos hasta la superstición; confiados y arrogantes; crueles con los vencidos; rapaces para hacer fortuna, pródigos para desperdiciarla; predicadores fervientes y soldados corrompidos; sin apego a los trabajos materiales de la labranza y el comercio; amos intratables; padres de familia descuidados con los hombres y vigilantes con las mujeres”.

Los codiciosos conquistadores tuvieron siempre una piedra en el zapato que no cesaba de recordarles sus flaquezas: eran mortales pecadores y terminarían pagando por sus excesos. Desde su llegada al Nuevo Mundo, los monjes dominicos asumieron la defensa de los indígenas y la denuncia de las injusticias provocadas por el afán de enriquecimiento. Para la Navidad de 1511, en La Española, fray Antonio de Montesinos pronunció el “Sermón de Adviento” ante un grupo de conquistadores. “Esta voz (de Cristo) os dice que todos estáis en pecado mortal. Decid: ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre a aquestos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras? Estos, ¿no son hombres? ¿No son ánimas racionales? ¿No sois obligados a amallos como a vosotros mismos?”

La reprimenda causó tal malestar que las autoridades le exigieron al clérigo su inmediata retractación y, en adelante, moderar sus críticas. A los pocos días, con una iglesia abarrotada de feligreses, el dominico no sólo mantuvo su posición sino que la endureció. Meses más tarde, con apoyo de sus hermanos y donativos de gente que compartía sus inquietudes, se embarcó hacia España y superó todo tipo de obstáculos hasta lograr que Fernando el Católico se sentara a escucharlo. A raíz de esta conversación, el monarca ordenó a su consejo “examinar detenidamente las cosas de Indias” y convocar una junta de teólogos y juristas. Se iniciaba así una de las más interesantes derivas de la historia del Derecho y la Filosofía occidentales, que conduciría al “reconocimiento del otro, del indio, del diferente a nuestras divinas personas europeas, no como un buen salvaje, edénico e indiferenciado, sino como un sujeto de derecho semejante a nosotros”. La historiadora María Elvira Roca destaca que en las leyes británicas y las actas parlamentarias, en esas instituciones consideradas óptimas por los economistas, nadie encontrará nada “sobre el trato debido a los indígenas en los territorios que se iban conquistando en Norteamérica, o planes para  su integración”.

Fuera de los cazadores de míticos tesoros que soñaban con volver a España enriquecidos para reencontrarse con la dueña de sus pensamientos, cual Quijotes, de clérigos a quienes les bastaba la Virgen y que escandalizados advertían sobre los peligros de hermosas y voluptuosas indígenas, estaban los rebeldes que “personificaban la exaltación de los instintos”. Ni la ocupación del Nuevo Mundo, ni su característica crucial, el mestizaje, que la diferencia de casi cualquier otra aventura colonial, se pueden entender sin la figura del donjuán que “conquista mujeres y tierras, es errabundo y cosmopolita y deja una estela de lágrimas y sangre tras de sí”. El peculiar temperamento tenorio de los españoles les permitió no sólo invadir y fundar poblados, sino también seducir “mujeres indias, de las que habían de nacer, desde los primeros tiempos, oleadas de mestizos”.


Los protestantes ingleses, que llegaron en pareja a Norteamérica, “no sintieron por los indios interés ni cultural ni religioso… Un racismo profundo evitó cualquier mezcla de sangre”. Los conquistadores españoles, por el contrario, solteros o separados por la distancia, no tuvieron impedimentos mentales para unirse, casarse y tener prole con mujeres indígenas, siempre que cumplieran el requisito sine qua non de estar bautizadas.




Herren, Ricardo (1991). La conquista erótica de las Indias. México: Planeta

Monzón, Agustín (2017). “Lope de Aguirre, el loco que quiso romper el Imperio español”. El Independiente. Nov 5 

Pérez de Barradas, José (1948). Los Mestizos de América. Madrid: Espasa - Calpe

Rivas Moreno, Juan (2014). “La ley de matrimonios mixtos que cambió la colonización de América”. El MundoJunio 10

Roca Barea, María Elvira (2017). Imperofobia y Leyenda Negra. Biblioteca de Ensayo Siruela 

Vargas Llosa, Mario (2018). “En busca del Dorado”. El PaísSep 29