Publicado en El Espectador, Noviembre 1 de 2018
ET (2018). "Los hombres tendrían que aportar la prueba para negar su paternidad". El Tiempo, Oct 19
Martinez, Aída y Pablo Rodríguez (2002). Placer, dinero y pecado. Historia de la Prostitución en Colombia. Bogotá: Aguilar
Olavsky, Marvin (1992). Abortion Rites: A Social History of Abortion in America. Crossway Books
Pérez de Barradas, José (1948). Los Mestizos de América. Madrid: Espasa - Calpe
Rodríguez, Pablo (2004). La familia en Iberoamérica 1550-1980. Bogotá: Universidad Externado de Colombia, Convenio Andrés Bello
Rubio, Mauricio (2011) "La Interrupción No Voluntaria del Embarazo (INVE)". La Silla Vacía, Ago 23
Rubio, Mauricio (2012). "Ella quería ese hijo, él no. Él insistió y ella cedió". La Silla Vacía, Feb 28
Zamudio Lucero et.al. (1999). “El aborto inducido en Colombia”. Cuadernos del CIDS, Centro de Investigaciones sobre Dinámica Social. Bogotá: Universidad Externado de Colombia
Se está tramitando en el congreso una
ley que ataca la pepa dura del machismo. Si sale adelante, la carga de la
prueba sobre la paternidad recaerá en los hombres, para negarla, en lugar de la
misión imposible que siempre han soportado las mujeres, demostrarla.
La revolucionaria iniciativa, del
partido conservador, aumentará los costos de la infidelidad masculina,
favoreciendo a muchas mujeres. Y tendrá repercusiones sobre el aborto, tal vez
la prostitución y hasta la distribución del ingreso.
Por falta de una herramienta eficaz
como la prueba ADN para confirmar parentesco, buena parte de la historia de la
familia en Latinoamérica se podría reducir a hombres irresponsables que
sedujeron mujeres para, al quedar embarazadas, abandonarlas a su suerte como
madres solteras de una prole no reconocida, sin derechos.
Desde los conquistadores, muchos de
ellos casados en España, la unión usual con las indígenas fue el concubinato,
“las más de las veces fecundo” en “ilegítimos, naturales o bastardos”. Esa
primera generación de mestizos preocupó al rey quien en 1533 sentenció que “en
esa tierra hay mucha cantidad de hijos de españoles, los cuales andan perdidos,
e muchos dellos se mueren y los sacrifican… Me fue suplicado mandase que fuesen
recogidos en un lugar adonde se curasen o fuesen mantenidos ellos y sus
madres”. Durante la Colonia, “las mujeres sin respaldo de la justicia eran
presa fácil del abandono. Jóvenes y cargadas de hijos, sólo tenían la opción de
amancebarse con otros hombres, aumentando aún más su prole”. A finales del
siglo XVI, en casas principales de Santa Fe y Tunja podía haber “treinta o
cuarenta muchachas indígenas de servicio a las que sus amos ponían todos los
impedimentos para casarse, pues temían perderlas”. En ese símil de harem no era
habitual reconocer descendientes. A mediados del siglo pasado, Virginia
Gutiérrez documentó el viacrucis de mujeres que criaban sólas hijos de
diferente padre. Cuando hace dos décadas se investigaron rigurosamente los
abortos en Colombia, se encontró que una proporción no despreciable eran
decididos por amantes casados de la mujer embarazada.
En Norteamérica colonial hubo menos
impunidad. Había abortos forzados de muchachas pobres, subordinadas y amantes
de un varón poderoso opuesto al nacimiento extramarital, pero la justicia podía
caer. Un capitán que sedujo a una esclava y la obligó a beber un abortivo
recibió condena por “adulterio, fornicación e intento de asesinato”. En 1663,
un médico de Maryland fue acusado por su criada de haberla violado y darle una
pócima contra su gravidez. No fueron casos aislados: en varias oportunidades
las autoridades manifestaron preocupación por la cantidad de “criadas solteras
engañadas con un hijo” que denunciaban su situación.
Muchos embarazos se resolvían con
matrimonio y reconocimiento de la paternidad. En Massachussets la madres
solteras tenían que revelar, durante el parto, el nombre del padre. Se pensaba
que en tales circunstancias la mujer era incapaz de mentir. Y aunque el
señalamiento no bastaba para un juicio por adulterio, el “presunto padre”
contraía la obligación de asistir económicamente al hijo. La presión social
recaía sobre el progenitor esquivo, no sobre la madre, considerada víctima.
Así, las tasas de ilegitimidad fueron muy bajas, menos del 3% de los
nacimientos, cuando en varias ciudades latinoamericanas superaron el 50%.
Con la urbanización y las migraciones,
el escenario cambió. Lejos de la familia, la solución matrimonial se volvió
excepcional y el comercio sexual aumentó. Tras la Guerra de Secesión fue
notorio el incremento del aborto. Según los médicos, a las jóvenes “seducidas
bajo promesas y después abandonadas por sus traidores” se sumaban en gran
número embarazadas que “seguían su vocación antinatural”, un eufemismo para la
prostitución. En Abortion Rites,
Marvin Olasky estima en 100 mil los abortos anuales, la mayor parte de
prostitutas, precursoras ignoradas de la lucha por despenalizar la interrupción
voluntaria del embarazo. Con cierta desfachatez, el feminismo ha silenciado ese
estrecho vínculo histórico para legitimar el aborto y, simultáneamente,
criminalizar el sexo pago.
Hasta hace poco en Colombia un
escenario típico de entrada a la prostitución era la campesina que emigraba a
la ciudad como empleada doméstica para ser abusada por quienes la echaban a la
calle al quedar embarazada, seguros de que jamás reclamaría la paternidad. Era
la palabra de ella contra la del patrón y los señoritos.
Para las múltiples variantes de esa
situación ancestral y leonina servirá la nueva ley, si es que la aprueban los
padres de la patria. No querrán hacerla retroactiva. Como la reforma no
afectará a ninguna diva, las feministas progres no le pararán bolas: pensarán
que el cambio cultural y el sexo minuciosamente consensual que pregonan la
hacen redundante; tal vez aleguen que se trata de otra zancadilla patriarcal
contra el poliamor, la diversidad familiar y el derecho a abortar que,
parecería, no incumbe ni al padre.
ET (2018). "Los hombres tendrían que aportar la prueba para negar su paternidad". El Tiempo, Oct 19
Martinez, Aída y Pablo Rodríguez (2002). Placer, dinero y pecado. Historia de la Prostitución en Colombia. Bogotá: Aguilar
Olavsky, Marvin (1992). Abortion Rites: A Social History of Abortion in America. Crossway Books
Pérez de Barradas, José (1948). Los Mestizos de América. Madrid: Espasa - Calpe
Rodríguez, Pablo (2004). La familia en Iberoamérica 1550-1980. Bogotá: Universidad Externado de Colombia, Convenio Andrés Bello
Rubio, Mauricio (2011) "La Interrupción No Voluntaria del Embarazo (INVE)". La Silla Vacía, Ago 23
Rubio, Mauricio (2012). "Ella quería ese hijo, él no. Él insistió y ella cedió". La Silla Vacía, Feb 28
Zamudio Lucero et.al. (1999). “El aborto inducido en Colombia”. Cuadernos del CIDS, Centro de Investigaciones sobre Dinámica Social. Bogotá: Universidad Externado de Colombia