¿Cómo mejorar a Colombia?

Publicado en El Espectador, septiembre 12 de 2019



En un libro editado por Mauricio García sobre eventuales mejoras al país, brillan por su ausencia alusiones a cómo piensa la mitad del electorado y al sector  empresarial.

En la autoría de estos 25 ensayos con “ideas para reparar el futuro” predomina la academia, la mayoría de la Universidad Nacional. Siguen en importancia tres escritores y una poetisa con peso similar a quienes han sido burócratas. Las mujeres están subrepresentadas.

Es curioso el prestigio que tiene en Colombia la literatura, o sea la ficción, como oráculo oficioso de una sociedad que por incomprensible no deja de ser real. Sobre todo con el antecedente del célebre escritor con dudoso desempeño político que fue amigo íntimo, apoyo incondicional y correveidile de un dictador.
 
La paz es recurrente en la obra. Una idea machacada en la retórica habanera fue que sin arreglar el problema agrario seguiría el conflicto. Así, sorprende la escasa atención prestada a algo tan crucial. La raigambre campesina de la guerrilla más vieja del mundo, esencial ex ante, resultó secundaria. A su vez, “otras violencias”, asesinatos de líderes sociales, tranquilidad ciudadana, polarización y deterioro ambiental por explotaciones ilegales ganaron relevancia.

Que el diagnóstico centrado en el agro fue insuficiente lo confirmaron los principales negociadores del mejor acuerdo posible. Al retomar las armas, Iván Márquez proclamó tener razones tan variadas como la traición santista, jurisprudencia constitucional o el fast-track y tan añejas como el santanderismo. El manifiesto rebelde, de gran erudición, está bien lejos de los cerdos y gallinas de Tirofijo que resucitaron los Santos. Sugiere que la subversión cuenta con asesores incrustados en el establecimiento que amplían la noción de todas las formas de lucha. Días antes, con singular astucia y oportunidad, De la Calle descubría que “estamos asediados por grupos organizados que orbitan alrededor de negocios ilegales”. Realmente son tan protuberantes que las nuevas Farc basarán en ellos la “impuestación”.

Es imposible saber cómo votaron estos ensayistas para referendo y presidenciales, pero sospecho que apoyaron el Sí y se opusieron a Duque. Varios reiteran que esas elecciones llevaron a inexplicables victorias de gente motivada no por ideas sino por emociones, ajena a la reflexión, incapaz de mantener debates, que nunca captó la pertinencia del affaire Dreyfus para entender su dinámica, como acaba de revelar un periodista progre que vino a redescubrirnos y de pronto entrevista al comandante Márquez sobre cómo mejorar Latinoamérica.  

Los ensayos analizan si “se puede convencer a los no convencidos”, el “reto inverosímil de la reconciliación”, un “debate entre las distintas versiones de nuestro pasado” o la “paz incluyente” que “evoca proximidad, comunidad, conexión”. Más parsimonioso hubiera sido darles vocería a esos incomprensibles antagonistas. El énfasis en la importancia del diálogo para matizar discrepancias hace echar de menos en el libro un par de representantes de la derecha. Difícil arreglar un país después de una supuesta guerra civil empatada sin siquiera recoger, para rebatirlos, los planteamientos de la parte adversaria.

Si, como implícitamente sugiere este opus colectivo, no existe una figura conservadora digna de decir algo relevante para el futuro del país, unos escolios de Nicolás Gómez Dávila, respetado en democracias consolidadas, hubiesen balanceado el recetario. Vale la pena recordar que en la parroquia global la godarria gana protagonismo a costa de una izquierda despistada con inmigrantes ilegales, desempleo juvenil o apuros fiscales y atónita ante metamorfosis tipo Putin o Made in China.

Tan desconsoladora como la hoja de ruta parcializada es la precariedad de referencias al sector productivo que genera empleo y tributa. El desarrollo económico se menciona tangencialmente para destacar el impacto negativo de la apertura y a los empresarios se alude para criticar la campaña “Colombia es pasión”. Un ensayo que evoca algo parecido al emprendimiento y la toma de riesgos -“Pa´lante es pa´ya”- es sobre mujeres desplazadas y concluye que “el futuro que queremos requiere aprender de los pobres”. Esta sentencia franciscana contraria a la ley de Pambelé alcanza a tener tufo autoritario.

No se trata de una secta promotora de la economía centralmente planificada para financiar políticas sociales. Pero la estructura productiva no se discute en una guía para un auditorio donde pelechan barras bravas anticapitalistas alebrestadas con producción estatal y puestos oficiales. Si una selecta muestra de mentes abiertas no busca modernizarlas, poniendo en la balanza objeciones específicas y unas ventajas mínimas del capitalismo, no habrá manera de consolidar la paz, ni redistribuír, ni educar, ni remendar nada, todavía menos con vacas flacas.

Cual novelistas o poetas, que de plata no hablan, la vanguardia pensante del país ni siquiera critica al gremio empresarial: lo ignora. La lógica subyacente es que “alguien” pagará los mejorales. Parafraseando al editor cuando se refiere a los protuberantes vacíos de información estatales, esta élite intelectual “no solo no sabe, sino que no quiere saber” nada sobre cómo generar riqueza legal en Colombia.

















Bonnett, Piedad (2018). “Emociones y violencia en el posconflicto colombiano”. En García (2018)  

Bonnett, Piedad (2019). “El precio de la independencia”. El EspectadorSep 8

De la Calle, Humberto (2019). “Por una nueva política de seguridad”. El EspectadorAgo 18

EE (2019). “Iván Márquez, "Santrich", "El Paisa" y "Romaña" vuelven a la guerra”. El EspectadorAgo 29  Discurso de Márquez


EE (2019) . “La paz de Santos: el expresidente sale en defensa del Acuerdo tras anuncio de Márquez”. El EspectadorAgo 29

García, Mauricio Ed. (2018) ¿Cómo mejorar a Colombia? 25 ideas para reparar el futuro. Bogotá: Universidad Nacional

Gómez Buendía, Hernando (2019). “Es la economía, ¡estúpido!”. El EspectadorAgo 17

Moreno, Javier (2019). “Dreyfus en Colombia”. El PaísAgo 10

Reyes, Yolanda (2019). “El País que nos lee”. El TiempoAgo 12

Rubio, Mauricio (2018). "Dile que es un maricón". 
El EspectadorOct 18

______________ (2019). “Literatura, plata y poder”. El EspectadorAbr 11

Publicado en El Espectador, septiembre 12 de 2019














Bonnett, Piedad (2018). “Emociones y violencia en el posconflicto colombiano”. En García (2018)  

Bonnett, Piedad (2019). “El precio de la independencia”. El EspectadorSep 8

De la Calle, Humberto (2019). “Por una nueva política de seguridad”. El EspectadorAgo 18

EE (2019). “Iván Márquez, "Santrich", "El Paisa" y "Romaña" vuelven a la guerra”. El EspectadorAgo 29  Discurso de Márquez



EE (2019) . “La paz de Santos: el expresidente sale en defensa del Acuerdo tras anuncio de Márquez”. El EspectadorAgo 29

García, Mauricio Ed. (2018) ¿Cómo mejorar a Colombia? 25 ideas para reparar el futuro. Bogotá: Universidad Nacional

Gómez Buendía, Hernando (2019). “Es la economía, ¡estúpido!”. El EspectadorAgo 17


Moreno, Javier (2019). “Dreyfus en Colombia”. El PaísAgo 10


Reyes, Yolanda (2019). “El País que nos lee”. El TiempoAgo 12


Rubio, Mauricio (2018). "Dile que es un maricón". 
El EspectadorOct 18

______________ (2019). “Literatura, plata y poder”. El EspectadorAbr 11


Pazología en aprietos

Publicado en El Espectador, Septiembre 5 de 2019


El retorno a la guerra liderado por Iván Márquez puso al descubierto falacias e incoherencias del proceso de paz.

Primero, mostró que el problema agrario y el campesinado sin acceso a la tierra, médulas de la retórica santista, son apenas una pequeña parte de las muchísimas reivindicaciones de los subversivos para reforzar con armas su interacción con políticos, funcionarios o empresarios y, ahora explícitamente, controlar el bajo mundo. “La única impuestación válida será la que se aplique a las economías ilegales”, anunciaron.

Fue una típica movida política. No es casual que Márquez haya insistido tanto en conservar la sigla FARC para el partido reinsertado y la nueva insurgencia. Santos, respaldado por su plana mayor, declaró que “ellos mismos escogieron convertirse en otra banda criminal”. Quienes hicieron todas las maromas imaginables para establecer conexidad con el delito politico e indultar crímenes atroces, asimilan una declaración pública que cualquier penalista tipificaría como rebelión a una extraña forma de delincuencia común. Márquez, Santrich y el Paisa fueron asesinos, secuestradores, traficantes de droga, reclutadores de menores o terroristas que merecían tratamiento penal favorable. Pero que esos mismos criminales le sumen a su abultado prontuario un discurso en el que manifiestan querer derrocar al gobierno los convierte en vulgares bandoleros. Delincuente político sería el que recibe como respuesta a sus crímenes lo que decida arbitrariamente el gobierno de turno.

"Esto es supremamente doloroso. Tuvieron todas las garantías posibles… Precisamente se había venido demostrando que el Estado de derecho funcionaba" trinó compungida y soberbia Patricia Linares, presidenta de la JEP. Silenció lo bien que funcionó esa instancia a favor de Santrich. Como Santos y su equipo, la magistrada no asimiló el manifiesto de Márquez, que enumeró todos los motivos para rebelarse contra ese Estado opresor, sin garantías, cipayo del imperialismo y cuya perversidad se remonta a Francisco de Paula Santander.  

Adormecidos por apoyar a Santos sin crítica ni análisis, varios expertos en conflicto no fueron más allá de expresar sus deseos. “Es un proyecto llamado al fracaso y desfasado con la realidad del país”. Como si la ciudadanía pudiera controlarlos, y hubiera avalado el infierno de los ochentas y noventas, consideran “ilusoria” la propuesta de que “la sociedad acepte el regreso a la política con armas”. Alcanzan a sugerir que tocará dialogar: “el Acuerdo de Paz concientizó a gran parte del país de que la guerra no es la salida”. Con la misma ingenuidad legalista de la JEP, declaran que “no se justifica que estén incumpliendo el Acuerdo”. La actitud de cura convencido es inocultable: “Márquez se equivocó profundamente al retomar las armas. El camino correcto es el de ‘Timochenko’ y los congresistas del partido político FARC”. Sobre la posible alianza con elenos, por favor, la evidencia histórica es contundente: “cuando los dos grupos subversivos intentaron unirse no tuvieron grandes resultados… es una alianza condenada al fracaso”.

Voces más sensatas reconocen a Marquetalia 2, la “paz patas arriba” o el “tiro al aire” que puede causar mucho daño. Con sobrada razón desvirtúan el argumento simplón de que “son muy pocos”  y mencionan un elemento clave de la situación: Nicolás Maduro.

Fuera de la pobreza analítica, se destacan la polarización y fijación enfermiza con Uribe. En un momento bien delicado, con eventual reencauche de una “coordinadora guerrillera” refugiada en Venezuela, apoyada por militares y jefe de gobierno corruptos, seguramente por Cuba, el mayor costo del levantamiento de Inírida sería que Uribe "vuelve y gana".

El reflejo automático y pueril de evaluar cualquier acontecimiento político o de seguridad exclusivamente en función de los réditos para el enemigo ubicuo puede venir empacado como elucubración digna de análisis psiquiátrico: las miradas opacas de Márquez y Santrich “solo admiten una comparación con la mirada igualmente inescrutable, inexpresiva y vacía del otro sociópata que completa el trío…. Álvaro Uribe, el principal beneficiario de este funesto comunicado guerrillero, que también sabe cómo mirar sin que lo miren, ocultar, reprimir y neutralizar sus emociones detrás de las gafas fotosensibles, mientras se le pinta en la boca una tenue mueca de goce. Ojos vacíos y medias sonrisas son el indicio de la psicopatía de nuestros tres chiflados”. La iluminante reflexión es de un supuesto demócrata tolerante que busca la reconciliación entre todos los colombianos, de los cuales la mitad, intelectual y moralmente inferior, admira a su obsesiva pesadilla.

Como es corriente en los fanáticos que buscan tomarse el poder con las armas, a Márquez y su séquito les faltó astucia política. Con tan sólo declarar que se rebelaban contra Duque habrian ganado mucha fanaticada preparada y erudita, como la que probablemente los ayudó con la JEP y definitivamente los asesoró en la redacción de su pormenorizado y actualizado memorial de agravios, que contiene quejas por inseguridad jurídica, fast-track y decisiones de la Corte Constitucional.









Abad Faciolince, Héctor (2019). “La paz patas arriba”. El EspectadorAgo 30

Acevedo Guerrero, Tatiana (2019). “Dos Marquetalias”. El EspectadorAgo 30

Bejarano Guzmán, Ramiro (2019). “Reencuentro Farc vs. uribismo”. El EspectadorSep 1 

Cárdenas, Juan (2019). “Una fuga hacia el futuro. El PaísAgo 30

Escobar Moreno, José David (2019). “La disidencia de “Iván Márquez” es "anacrónica” y "destinada al fracaso"”. El EspectadorAgo 30

Garzón, Juan Carlos et. al. (2019). “El anuncio de Iván Márquez y las “nuevas” FARC: implicaciones y posibles impactos”. Fundación Ideas para la Paz, Ago 29

León, Juanita y Juanita Vélez (2019) “El tiro al aire de Iván Márquez, Santrich y compañía”. La Silla VacíaAgo 30

Rodríguez, Nicolás (2019). “Una bala perdida”. El Espectador, Ago 31

Trino presidenta de la JEP