Por Mauricio Rubio *
En este trabajo se argumenta que la relación que con frecuencia se señala entre la inmigración irregular y el crimen organizado tiene un débil respaldo tanto conceptual como empírico. El informe está dividido en tres secciones. En la primera, se resume lo que se puede considerar la versión oficial sobre el tema de la inmigración irregular como una de las principales actividades del crimen organizado. En la segunda se analizan las limitaciones de este planteamiento y la precariedad de la evidencia empírica al respecto. En la tercera sección se señalan los complejos vínculos, a veces subestimados, entre los flujos de personas, la delincuencia organizada y el terrorismo que parece conveniente tener en cuenta para avanzar en el diagnóstico.
1 – Inmigración y crimen organizado: la visión oficial
Por primera vez, en su reporte anual sobre crimen organizado del año 2003, Europol plantea de manera explícita que la inmigración irregular representa un problema más grave para la Unión Europea que el de la droga.
“Aunque el impacto negativo del tráfico de drogas no se debe subestimar, se argumenta que el impacto en la UE de la inmigración ilegal de cientos de miles de personas cada año es más amplio y más tangible en términos sociales, económicos y políticos”. [1]
No deja de causar sorpresa el hecho que una entidad de carácter policial, de apoyo a los servicios de inteligencia, orientada en sus orígenes al problema de la droga [2] defina como tema prioritario en el área de seguridad, y en un reporte sobre crimen organizado, un fenómeno social masivo [3] y complejo como el de los flujos internacionales de personas. Constituye la oficialización de una serie de apreciaciones no muy precisas, ni suficientemente analizadas, sobre los vínculos entre la inmigración y el crimen que de manera precipitada se han extendido a la delincuencia organizada. En este ámbito los lazos serían más débiles, pero sin duda más complejos, de los que pueden existir con la pequeña delincuencia, un aspecto que no se abordará en este trabajo.
La base de los vínculos entre la delincuencia organizada y los inmigrantes sería, para Europol, similar a la que se señala para la asociación entre estos últimos y la pequeña delincuencia callejera: las condiciones sociales y económicas determinan tanto la decisión de emigrar como la incidencia del crimen, aún el organizado, en los lugares de acogida [4]. La cadena de causalidades se inicia con lo que se denominan factores de expulsión (push-factors) de los migrantes desde sus lugares de origen. Entre estos sobresalen la disolución y desintegración de naciones multiculturales por los conflictos étnicos y religiosos; la mayor incidencia de desastres naturales y la destrucción progresiva de los ecosistemas; los distintos tipos de discriminación; la inestabilidad política y las guerras civiles; la situación débil económica, el empobrecimiento y la explosión demográfica. Si a estos elementos se suman los efectos de atracción (pull-factors) ejercidos por los sitios de acogida –escasez de mano de obra; buen cubrimiento de los sistemas de seguridad social; favorables perspectivas económicas; democracia y estabilidad política; vínculos previos históricos o culturales [5]- se explican los crecientes flujos migratorios.
Aunque Europol reconoce que la migración en sí misma no siempre es ilegal, no parece encontrar mayores reparos para asociarla progresivamente al ámbito delictivo. Este acercamiento se da en dos pasos. Primero, se introduce el concepto de inmigración organizada [6]. Posteriormente se da un arriesgado salto, débilmente sustentado, al ámbito de los problemas criminales. Se plantea acepta que los vínculos existen, que son muy antiguos, pero se consideran difíciles de precisar, “debido a su naturaleza, y a la dificultad de definir con exactitud quienes son los perpetradores y las víctimas” [7]. Por último, el papel de las mafias en esos movimientos migratorios se basa en la observación que, por tratarse de una actividad tanto lucrativa como por fuera de la legalidad, es algo a lo que, de forma casi automática, se dedicarán los grupos criminales organizados [8].
Adicionalmente, se atribuye a la delincuencia organizada un activo protagonismo en lo que se denomina tráfico de seres humanos, con un amplio abanico de conductas, que van desde el simple engaño a un pariente sobre las condiciones laborales en el exterior hasta el secuestro, pasando por la falsificación de documentos. Se señala este fenómeno del tráfico como muy ligado al de la prostitución y la explotación sexual de menores [9].
El último punto que se debe señalar es que Europol, como ha sido corriente, establece una tajante diferencia entre el crimen organizado y el terrorismo [10] que, por otra parte, considera asociado principalmente con en el extremismo islámico [11].
Con la adaptación obvia a la peculiaridad del terrorismo etarra, las preocupaciones de seguridad implícitas en la cronología [12] de eventos que publica el Ministerio del Interior español cada año coinciden con las de Europol, sobre todo en la consideración de la inmigración como uno de los problemas de seguridad más apremiantes. En efecto, para el período 1996 a 2003, las menciones a incidentes relacionados con los inmigrantes son casi tan frecuentes como las referidas a ETA, y superan por un factor superior a tres el número de alusiones al problema del narcotráfico, o del crimen organizado en general.
Esta escala de prioridades implícita en los comunicados de Interior ha sufrido importantes variaciones a lo largo de la última década. En efecto, luego de varios años del práctico monopolio de ETA en la agenda de la seguridad española, la inmigración irregular irrumpe como problema en el año 2000, cuando el fenómeno alcanza una notoriedad superior a la del grupo terrorista, y se califica como una verdadera oleada o avalancha. Sólo hasta el año 2001 aparece en los balances del Ministerio del Interior un capítulo dedicado a la inmigración, en el cual no se menciona la conexión con el crimen organizado [13]. En los años siguientes disminuye un poco su importancia pero nunca hasta los niveles insignificantes que presentaba antes de finalizar el siglo.
La localización del pico de relevancia de la inmigración irregular coincide con el año del proceso extraordinario de regularización de inmigrantes. El impacto de los cambios en la Ley de Extranjería sobre los flujos de inmigrantes –el denominado efecto llamada- fue algo que se percibió como evidente desde entonces [14].
A pesar de que son escasos los incidentes de los que se pueda inferir una conexión estrecha entre la inmigración ilegal y el tráfico de drogas, la evolución de las preocupaciones implícitas en las cronologías de Interior invitaría a asociar el problema de la delincuencia organizada -e incluso el de la droga- con el de los inmigrantes irregulares. Parece claro que, como preocupaciones de seguridad, ambos fenómenos irrumpen súbitamente en el 2000 y muestran una evolución similar a la del tema de la inmigración irregular. Es probable que el súbito interés tanto por los inmigrantes como por su eventual asociación con las actividades criminales organizadas tenga que ver con el Consejo Europeo de Tampere, reunido a finales de 1999, en el que se adoptaron políticas comunes de refugio y asilo, se destacó la importancia del control de las fronteras y se señaló la fuerte relación entre crimen e inmigración [15]. Algunos trabajos señalan que, en España, el considerar la inmigración como un problema, así como su posterior criminalización, fue el resultado de los lineamientos de política a nivel europeo [16].
Vale la pena analizar también algunos aspectos cualitativos de la cronología ya citada. Es interesante observar que, en el vocabulario del Ministerio del Interior, la expresión delincuencia organizada es de uso reciente [17] y aún sigue supeditada al ámbito de la formulación o divulgación de las políticas [18]. Para la descripción de incidentes concretos el término más corriente para referirse al crimen organizado ha sido el de red y, en segundo lugar , el de banda, que es el más utilizado como denominación para ETA. Sólo ocasionalmente se recurre a la palabra mafia, que parece reservada a la denominación de grupos vinculados a la inmigración ilegal [19], extranjeros [20], y de ciertas nacionalidades específicas [21].
Incluso para ciertos incidentes –tanto de inmigración ilegal como de droga- en los que, por su simple descripción, parecería razonable hablar de delincuencia organizada, puesto que se percibe capacidad de infiltración en entidades estatales –uno de los rasgos distintivos de las mafias- cuando se trata de ciudadanos españoles no sólo no se hace explícita la nacionalidad de los autores sino que se emplea el término más inofensivo de red, en lugar del de banda, mafia o grupo organizado [22].
La criminalización de las conductas asociadas con la inmigración ilegal es bastante arbitraria, tal como ocurre con la que se deduce de los documentos de Europol. La asociación del fenómeno con el crimen organizado aparece tan sólo en las declaraciones generales, nunca en la descripción de incidentes concretos y específicos [23]. En forma paralela a la denominación de los grupos que delinquen, la calificación de una conducta como criminal parece depender de la nacionalidad del infractor. El término secuestro, por ejemplo, estaría reservado a los marroquíes [24].
En síntesis, tanto Europol como el Ministerio del Interior español parecen plantear la existencia de una asociación directa, casi de causalidad, entre el incremento reciente de la inmigración irregular y la proliferación e incidencia de mafias y grupos de delincuencia organizada, dedicados no sólo a sacar un beneficio económico de este fenómeno masivo sino a otro tipo de actividades criminales.
2 – Inmigración ilegal: ¿dónde están las mafias?
El primer punto que se puede destacar a propósito de esta relación entre la inmigración irregular y el crimen organizado es que se trata de una percepción casi exclusiva de las entidades oficiales responsables de la seguridad. Aún en este contexto, los vínculos nunca están sustentados en referencias a incidentes concretos y específicos. Varios tipos de evidencia permiten darle apoyo a esta idea de una asociación, más burocrática y normativa que real, entre los inmigrantes y las mafias.
Como ya se señaló, en la cronología del Ministerio del Interior del 2000, el año de las avalanchas de inmigrantes, no hay una sola referencia a un incidente concreto que involucrara grupos organizados, o el relato detallado de una sola de las operaciones mediante las cuales se desarticularon ese año más de 200 redes. En el Balance más reciente de la Delegación del Gobierno para la Extranjería y la Inmigración, a pesar de que se señala que “la lucha contra las redes que trafican con inmigrantes ha sido una de las líneas fundamentales de actuación a lo largo del año 2003” y que se desarticularon “677 redes con un total de 2.028 responsables detenidos” [25] brillan por su ausencia los informes sobre sus estructuras, o los datos biográficos sobre los líderes, o los simples testimonios que permitan discriminar los grupos organizados de los flujos de migrantes que viajan por su cuenta y riesgo.
En los Balances 2003 de la Dirección General de Policía (DGP) o de la Guardia Civil (DGGC), y a diferencia de otras áreas de actuación de la delincuencia organizada, para las cuales se hace un breve resumen de las investigaciones y operaciones más relevantes que condujeron a la desarticulación de grupos [26], no hay una sola referencia –entre 35 de la DGGC y 36 de la DGP- a operaciones dirigidas contra los grupos organizados involucrados en la inmigración irregular.
Así, mientras cerca de veinte operaciones contra un número similar de grupos organizados dedicados al tráfico de drogas, con un poco más de 300 personas detenidas, se consideraron lo suficientemente importantes como para publicar el respectivo resumen descriptivo en el balance anual, ninguna de las acciones que permitieron desarticular más de mil redes de la inmigración (136 por la Guardia Civil y 677 por la Policía) y detener cerca de 2500 personas se consideraron lo suficientemente relevantes como para ser conocidas con algún grado de detalle.
El análisis de los resúmenes publicados de las operaciones más relevantes en la lucha contra la delincuencia organizada en distintas áreas permite corroborar la idea de una asociación bastante precaria, y arbitraria, entre la inmigración irregular y las mafias. Por un lado, porque estos breves relatos dan una idea aproximada del esfuerzo requerido para desarticular una banda, así como del número de personas que se pueden detener en una operación concreta.
En buena parte de las operaciones consideradas más relevantes, el número de personas detenidas se sitúa por encima de cinco, y parece relacionado con la complejidad del negocio. El mayor que se observa –16 personas tanto en los datos de la Policía como de la Guardia Civil - corresponde al tráfico de drogas. Dada la complejidad que tendría el eventual negocio organizado de la inmigración irregular o del tráfico de personas –contactos o secuestradores en el lugar de origen, logística, transporte, falsificación de documentos, intermediarios para la acogida, protectores o cobradores en el destino final- se esperarían grupos o redes con un grupo relativamente importante de integrantes, al menos similar al de actividades como la droga, o la falsificación. En ese sentido, un primer comentario surge de observar que la relación entre el número de redes desarticuladas y el de personas detenidas en el ámbito de la inmigración irregular es sorprendentemente bajo.
Así, por ejemplo, las supuestas redes que favorecen la inmigración en los lugares de origen parecen en realidad micro empresas unipersonales y, en España, pequeñas unidades manejadas por un par de personas. Aún para lo que parecería ser una actividad homogénea, la falsificación de documentos, se observa que en el ámbito de la inmigración el número de personas por grupo es cuatro veces inferior al que se observa para la delincuencia organizada especializada en tal labor. De acuerdo con estos datos, el tamaño promedio de un grupo organizado dedicado a la inmigración sería menos de la quinta parte de su equivalente en el negocio de la droga.
Por otra parte, si se aplicaran a la inmigración irregular los mismos parámetros de efectividad policial -en términos del número de personas detenidas en una operación típica de desarticulación de bandas de Policía o de la Guardia Civil- se llegaría a cifras muy poco convincentes.
En efecto, si se hace el ejercicio de calcular cual sería el número de operaciones de la Policía y la Guardia Civil necesarias para lograr el volumen de detenidos reportados en el área de la inmigración irregular –aplicando los promedios observados para los otros campos de actuación contra el crimen organizado- se llegaría a un escenario extremo, y muy poco verosímil. En el 2003, por ejemplo, se habrían realizado más de 300 operaciones, casi una diaria, de desarticulación de bandas; contra las redes de la prostitución se habrían emprendido cerca de dos operaciones semanales y en los lugares de origen de los inmigrantes se habrían podido coordinar con las autoridades locales más de tres operativos mensuales contra los grupos organizados.
Lo que las observaciones anteriores sugieren es que, en el área de la inmigración irregular, el sello de red o de delincuencia organizada se estaría aplicando casi de oficio a la mayor parte de los detenidos. Las cifras publicadas reflejan un manejo tan rutinario y poco riguroso del concepto de crimen organizado asociado a la inmigración irregular que no sólo acaba mermando la credibilidad de las declaraciones oficiales al respecto sino que impide focalizar la atención en los vínculos eventualmente relevantes para la seguridad interior.
En los análisis e investigaciones sobre inmigrantes hechas por fuera de los organismos de seguridad estatales, la referencia a la delincuencia organizada como actor relevante en la determinación de los flujos es prácticamente inexistente [27]. Una notable excepción son los trabajos interesados en el tema de la prostitución, algunos de los cuales adoptan sin reparos el escenario del tráfico forzado de mujeres [28]. Aún dentro de este conjunto, los estudios menos normativos, y con trabajo de campo sistemático, tienden no sólo a matizar este escenario [29] sino a precisarlo de tal manera que resulta realmente difícil percibir la huella del crimen organizado en los flujos de inmigrantes más significativos:
“La mayoría de las mujeres ecuatorianas participantes en el grupo de discusión en Madrid, empleadas en el servicio doméstico, migraron bajo la modalidad de deuda contraída en Ecuador, a través de prestamistas privados, bancos, hipotecas o agencias de viaje, siendo esta última la modalidad más frecuente. También encontramos entre nuestras informantes casos de préstamos por parte de familiares. La situación no difiere de las ecuatorianas, trabajadoras del sexo, entrevistadas en la calle Montera de ésta ciudad. La mayoría de estas últimas también migraron, al igual que sus compatriotas empleadas de hogar, contrayendo una deuda con prestamistas privados, bancos, agencias de viaje en Ecuador o apoyadas por la red migrante”. [30]
El segundo punto digno de mención es que la relevancia de la inmigración irregular como tema de seguridad depende de manera crítica de que la amenaza prioritaria se pueda presentar como algo proveniente del extranjero. Así, en los Estados Unidos, con una larga tradición de mafias locales, y en dónde algunos grupos antes dedicados al contrabando de marihuana se han transformado en coyotes que guían a los inmigrantes irregulares centroamericanos para eludir los controles fronterizos, el énfasis del efecto de la inmigración sobre el crimen organizado ahora es menor: la fecha que marca el quiebre es el 11 de Septiembre y la lógica detrás de los rígidos controles a los inmigrantes es en la actualidad el fundamentalismo islámico. En España, por el contrario, es difícil imaginar a cualquiera familiarizado con el fenómeno etarra planteando que una patera de inmigrantes subsaharianos representa una potencial amenaza terrorista.
El tercer argumento en contra de la asociación automática entre inmigrantes irregulares y crimen organizado es que la evidencia de América Latina –con diversas mafias, alta delincuencia urbana e importantes flujos de emigración hacia España- sugiere que las diferentes formas de delincuencia están lejos de ser algo homogéneamente distribuido. Por el contrario, parece haber cierta especialización, pudiéndose rechazar el planteamiento simple de que cualquier tipo de actividad ilegal genera de manera espontánea organizaciones criminales. En particular, es sólida la evidencia en contra de la idea que la delincuencia común y el crimen organizado están siempre relacionados y surgen por las mismas causas. Vale la pena mencionar el caso de Colombia, líder indiscutible en las más variadas formas de crimen organizado, pero que no se destaca de los demás países en materia de pequeña delincuencia, tal como lo reflejan las encuestas de victimización disponibles.
Por otro lado, los mapas del secuestro [31] en el mundo, una actividad típica de diversas mafias y bandas organizadas, muestran que la distribución regional, y su evolución a lo largo del tiempo, tienen poco que ver con la pequeña delincuencia, o con los flujos migratorios
El cuarto argumento que vale la pena mencionar para desvirtuar la idea de los ilegales como eventual causa de la aparición de mafias tiene que ver con el momento de consolidación de los carteles colombianos de la droga en España que, en asocio con los antiguos contrabandistas gallegos, se dio más de una década antes de que la inmigración de latinoamericanos fuera un fenómeno masivo, o siquiera un asunto digno de mención como problema social o de seguridad.
Por último, vale la pena señalar que para el año crítico de la inmigración irregular en la península, el 2000 [32], la distribución espacial del fenómeno fue bastante diferente de la localización, ese mismo año, de los grupos criminales organizados.
3 – Terrorismo, mafias y flujos internacionales de personas
No cabe duda que en la época de la globalización, dos fenómenos transnacionales como lo son la inmigración irregular y la delincuencia organizada pueden tener elementos determinantes comunes, e incluso complementarse. Con mayor razón cuando, como es el caso para España, los flujos de personas coinciden con los de algunos bienes o servicios ilegales. La relación, sin embargo, puede ser compleja, y con causalidades en ambos sentidos [33]. Debe por lo tanto analizarse en detalle cada situación particular y, es conveniente superar la visión simple de las amenazas a la seguridad que llegan del extranjero.
En primer lugar, parece necesario no confundir un fenómeno masivo como el de la inmigración irregular con algo reducido, localizado y selectivo como el crimen organizado. Así, en materia de seguridad, el interés debe centrarse en los flujos internacionales de los pocos miembros de las mafias, que no siempre coinciden con los de los ciudadanos en general. Parece claro que España atrae inmigrantes por unas razones y organizaciones criminales por otras.
La misma observación se puede hacer en otros contextos. Se puede, por ejemplo, señalar la evidencia de la expansión del narcotráfico, e incluso de la subversión colombiana, hacia los países vecinos como Venezuela y Ecuador, e incluso más allá de las fronteras, como al Paraguay, sin que haya movimientos migratorios correspondientes. En particular, el caso con Venezuela es ilustrativo pues la mayor expansión de actividades criminales organizadas –como la droga o el secuestro- se dio precisamente cuando los flujos de migración legal e ilegal de Colombia hacia ese país se habían reducido considerablemente.
De la misma manera, para España, parece relevante analizar como asunto de seguridad interior la emigración actual no de los españoles en general sino de los etarras en particular. Esos movimientos internacionales, poco numerosos pero claves, son los que ayudarán a comprender la futuras alianzas de la organización, que podrán ser tanto o más pertinentes como amenaza que las etéreas mafias que trafican con inmigrantes desde el Africa sub-sahariana [34].
Otro aspecto de la experiencia latinoamericana con organizaciones criminales que puede ser relevante para el diagnóstico en España es el de su relación con las bandas juveniles, las denominadas maras, como mecanismos tanto de selección y entrenamiento de futuros miembros como de subcontratación de ciertos servicios. Es copiosa la evidencia a favor de la idea que, tanto o más que las condiciones sociales, económicas, y familiares de los jóvenes, un factor que contribuye y refuerza la incorporación de jóvenes a las bandas es la presencia de organizaciones criminales en las localidades, que resuelven de esta manera sus necesidades de reclutamiento [35].
Teniendo en cuenta la reciente aparición de bandas juveniles en Cataluña integradas por jóvenes latinoamericanos, y con tecnología importada [36], este puede ser uno de los eventuales vínculos, hasta el momento subestimado, entre la inmigración –aún la legal- y el crimen organizado en la península.
REFERENCIAS
Agrela, Belén (2002) “Spain as a Recent Country of Immigration: How Immigration Became a Symbolic, Political and Cultural Problem in the New Spain.” the Center for Comparative Immigration Studies CCIS Working Paper Nº 57
Aja, Eliseo, Francesc Carbonell, Colectivo Ioé, Jaume Funes, Ignasi Vila (2000). La inmigración extranjera en España Los retos educativos. Colección Estudios Sociales Nº 1. Fundación La Caixa
Alvarez Sobredo, Manuel (2001). “La inmigración en Europa” en IEP (2001) pp. 13 a 27
Bedoya, María Helena (2000) “Mujer extranjera: una doble exclusión. Influencia de la ley de extranjería sobre las mujeres Inmigrantes” Papers. 60
Bonelli Jáudenes, Elena y Marcela Ulloa Jiménez (2001) Coord. “Tráfico e inmigración de mujeres en españa. Colombianas y ecuatorianas en los servicios domésticos y sexuales" ACSUR-Las Segovias.
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Europol 2 (sf) “An Overview of the Counter Terrorism Unit Activities” www.europol.eu.int/index.asp?page=publ_terrorism
Hoggart, Keith y Cristóbal Mendoza (2000). “African Immigrant Workers in Spanish Agriculture” CCIS Working Paper No. 2
IEP (2001). La gestión de la seguridad en las Sociedades Multiétnicas. Instituto de Estudios de Policía. Comisión Europea. Programa Odysseus
Ministerio del Interior. “Cronología” Varios años. http://www.mir.es/oris/cronolo/
Ministerio del Interior (2003). Balance. en http://www.mir.es/oris/docus/balan03/index.htm
Rubio, Mauricio y Román Ortiz (2004). “Organized Crime in Latin America” en The Handbook of Transnational Crime and Justice. Sage Publications – En prensa
[2] Europol nació en 1994 como Unidad Europea de Drogas y posteriormente ha ido extendiendo su mandato a otras actividades. Alvarez Sobredo (2000)
[3] Si se considera que involucra varios cientos de miles de personas. Aún a esos niveles, como proporción de la población total de los países expulsores, la inmigración a nivel mundial sigue siendo un fenómeno marginal. Ver Ajá et. al. (2000)
[4] “Las relaciones entre la actividad criminal organizada y el entorno social en el que se produce, cada vez son más evidentes y una adecuada estrategia para luchar contra la delincuencia organizada debrá contar necesariamente con el concurso de unas adecuadas políticas públicas, no solo de seguridad sino también sociales, laborales, económicas y culturales”. Alvarez Sobredo (2000) p. 15
[6] Que se define como aquellas “actividades orientadas deliberadamente a facilitar, por un beneficio financiero, la entrada, la residencia o el empleo en el territorio de los Estados miembros de la Unión Europea, en forma contraria a las reglas y condiciones aplicables” Ibid. Traducción propia
[7] Ibid. Traducción propia
[8] “Los lucrativos beneficios de la inmigración ilegal y la explotación de seres humanos han hecho florecer las organizaciones delictivas dedicadas a esos fines”. Alvarez Sobredo (2000) p. 19. Énfasis propio.
[10] El mejor indicio de adopción de este supuesto consiste en excluir de manera explícita las redes terroristas en los reportes anuales sobre crimen organizado.
[12] Las referencias a la Cronología del Ministerio del Interior, disponible desde 1996 hasta 2003, han sido tomadas de http://www.mir.es/oris/cronolo/
[13] Ver el “Balance 2001” de la Delegación de Gobierno para la Extranjería y la Inmigración en http://www.mir.es/oris/docus/balan01/index.htm
[14] “El efecto llamada de la Ley de Extranjería ha multiplicado por seis las detenciones de ilegales en 2000”. (30 de julio de 2000).
[16] A diferencia de Agrela (2002) que hace énfasis en Tampere. Aja et. al. (2000) sitúan el quiebre varios años antes. “Fue sólo cuando la Comunidad Económica Europea impuso sus condiciones, cuando surgió la inmigración como problema: si España pretendía incorporarse a la CEE, tenía que legislar sobre la presencia de ciudadanos no comunitarios y controlar sus fronteras de forma contundente. 1985 fue la fecha de la aprobación de la denominada «ley de extranjería» y 1986 la del ingreso del Reino de España en la CEE. A partir de entonces se produjo la escisión: unos eran extranjeros residentes (regulares) y otros irregulares (sin existencia legal si no era para perseguirlos).… Los medios de comunicación masiva y declaraciones de responsables políticos de Interior dirigieron las miradas de la opinión pública hacia los inmigrantes.Los inmigrantes regulares empezaron a percibirse como «muchos» y los irregulares como «delincuentes» “. Aja et. Al. (2000) p. 186
[17] En la citada cronología aparece una primera y única mención en el año 2000. En 2001 y 2002 se menciona 2 veces cada año y sólo en el 2003 aparece citado seis veces.
[18] El ministro del Interior, anuncia "una ofensiva general desde todos los ámbitos contra el terrorismo y contra la delincuencia organizada, que es la que más preocupa a los ciudadanos". (7 de Enero 2003). El Ministro del Interior durante el debate político del Congreso de los Diputados, reitera su compromiso en dar respuesta a la criminalidad y recuerda que además de los mil nuevos policías se ha creado un nuevo grupo de investigación contra la delincuencia organizada que combatirá el crimen organizado, enmarcado en la Brigada de Extranjería. (15 de Noviembre 2003)
[19] Tan sólo 6 de las 28 menciones que se hacen a las mafias tienen que ver con actividades diferentes a la inmigración ilegal o el tráfico de personas.
[20] No hay en los 8 años de la cronología una sola alusión a mafias españolas. Cuando se trata de ciudadanos españoles no se les vincula directamente a la mafia sino que se habla de conexiones españolas de las mafias extranjeras: “La Guardia Civil descubre a 37 inmigrantes hacinados y hambrientos en una furgoneta. Los agentes investigan en la provincia de Murcia las conexiones españolas de la mafia marroquí”. 20 de junio de 2000.
[21] Se habla de mafia china, rusa, ucraniana, o marroquí, pero el vocablo no se aplica, por ejemplo, a los grupos colombianos.
[22] “Desmantelada una red de 'narcos' que se hacían pasar por guardias civiles” (18 de agosto de 2000). “La Policía desarticula una red de falsificación de documentos y tráfico ilegal de inmigrantes que operaba desde el Interior del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Ceuta” (1 de septiembre de 2000). “La Policía Nacional detiene en Ceuta a dos personas a las que se acusa de dirigir una red dedicada a introducir en España en ambulancia a inmigrantes indocumentados, haciéndolos pasar por enfermos terminales con el objeto de eludir el control policial”. (25 de mayo de 2001)
[23] En la Cronología del Ministerio del Interior del año 2000, por ejemplo, aunque se habla de la desarticulación de más de 200 redes de inmigración a lo largo de ese año, lo que más se acerca a la descripción específica de un incidente en contra de un grupo organizado es la referencia a la captura “del patrón de una patera que llegó a Canarias con otros 14 inmigrantes” (16 de Abril).
[24] En las nueve oportunidades en las que se habla de secuestro de inmigrantes, en dos de ellas no se identifica la nacionalidad del grupo responsable, en una se habla de una red mafiosa china y en seis casos se trata de infractores marroquíes. La única persona española involucrada en un caso con secuestro actuaba con un grupo de 11 marroquíes.
[26] La descripción típica de una de las 71 operaciones descritas en los Balances de la DGP y DGGC es “OPERACIÓN MARIACHI: En marzo, en la Comunidad Foral de Navarra, Comunidad Autónoma de Aragón y provincia de Tarragona, se llevó a cabo una operación por un doble asesinato que tuvo lugar con ocasión del tráfico de estupefacientes que se saldó con la detención de 13 personas, la incautación de 2 kilos de cocaína, 400 gramos de hachís, varias armas de fuego y blancas, 18.000 euros y 2 vehículos”.
[28] "Existen evidencias —incluso bastante recientes— de que muchas mujeres jóvenes son captadas en sus países de origen con la finalidad de que ejerzan la prostitución bajo férreos controles de organizaciones criminales o bien son reclutadas mediante engaños o promesas de encontrarles un lugar de trabajo en el sector de la restauración o en el trabajo doméstico y posteriormente forzadas al ejercicio de la prostitución en el país de acogida mediante coacciones, incautación de sus pasaportes o exigencia del dinero previamente dejado en préstamo para sufragar los gastos del viaje" Bedoya (2000) p.8
[29] “La idea dominante que transmiten los medios de comunicación sobre las mujeres inmigrantes es que se trata de mujeres víctimas engañadas por redes mafiosas criminales, a las que hay que desmantelar a través de la acción policial … La realidad de la inmigración femenina no puede quedar reducida a su vertiente más sensacionalista, dejando fuera de la información muchos otros aspectos relacionadas con la decisión consciente y relativamente autónoma de muchas de estas mujeres de abandonar sus países de origen e incorporarse al mercado laboral en España”. Bonelli y Ulloa (2001) p. 68
[31] Una de los pocas actividades criminales organizadas para la que se puede tener una idea relativamente confiable de distribución espacial, y de manera independiente de los organismos de seguridad.
[32] Para este período, además, se dispone de un buen indicador de localización de inmigrantes irregulares problemáticos -aquellos para los cuales la solicitud de regularización fue rechazada- y que se podrían considerar un buen indicador de la demanda potencial de los servicios de las mafias.
[33] Parece claro, por ejemplo, que la consolidación de los carteles de Cali y Medellín en los EEUU se facilitó por la existencia previa de una colonia importante de colombianos en ciudades como Miami o Nueva York. En España, por el contrario, los grandes capos establecieron sus alianzas con grupos locales e incluso se puede pensar que, posteriormente, el tráfico de cocaína mediante la utilización de mulas pudo contribuir a generar flujos migratorios desde Colombia. Ahora, con el alto número de latinoamericanos que envían remesas a sus países se puede pensar en algún vínculo con el blanqueo de dinero.
[34] Al respecto, alguna evidencia puntual sugiere que los flujos e intercambios del grupo vasco serían más estrechos con América Latina –capitalizando tanto las viejas conexiones como las oportunidades ofrecidas por las nuevas redes de inmigrantes no necesariamente ilegales- que con el mundo islámico. En la misma cronología del Ministerio del Interior se pueden leer, en el último año, varios comunicados que dejan clara la importancia que tiene América Latina para ETA. “Las autoridades colombianas buscan a cuatro miembros de la banda terrorista ETA y a dos del Ejército Republicano Irlandés (IRA) por su presunta conexión en el atentado con coche bomba contra el club social El Nogal, situado en el norte de Bogotá” (24 de Febrero). “ETA planeaba atentar contra sedes diplomáticas de Uruguay en España y viceversa, según reflejan documentos de la banda incautados por la policía uruguaya en el domicilio que el miembro de ETA Jesús María Lariz Iriondo, expulsado el pasado 22 de noviembre a Buenos Aires, tenía en Montevideo”. (1 de Marzo) “Hoy se ha sabido que agentes de la Policía de fronteras holandesa detuvieron el pasado día 8 en el aeropuerto internacional de Schiphol, en Amsterdam, al presunto ex miembro del 'comando Vizcaya' de ETA Alexander Akarregi, que se disponía a volar a Venezuela con pasaporte falso”. (10 de Julio).”ETA logró desarrollar una compleja red financiera en México para subsidiar su mantenimiento en este país norteamericano y sus operaciones en territorio español. En el expediente 270/02, instruido por Garzón y entregado a México se explica cómo los etarras emplearon al menos 10 cuentas bancarias y fondos de inversión para transferir fondos”. (13 de Agosto)
[35] Difícil no establecer un paralelo entre esta dinámica y lo observado en el País Vasco entre ETA y los jóvenes de la kale borroka.