Resultados de un encuesta aplicada en Bogotá
INFORME FINAL DE INVESTIGACION
Por Mauricio Rubio
RESUMEN EJECUTIVO
De una encuesta realizada a una muestra aleatoria de las empresas afiliadas a al Cámara de Comercio de Bogotá se deriva que la criminalidad las está afectando en varias dimensiones. En primer lugar manifiestan estar bastante inseguras. Segundo, han sido, en un alto porcentaje y de manera repetida, víctimas de la delincuencia. Por último le asignan una alta calificación a la influencia de las organizaciones armadas que operan en el país.
El aspecto más crítico de la percepción de inseguridad en las empresas parece ser la piratería terrestre. Enfrentadas a tres situaciones hipotéticas de inseguridad –un atraco a las instalaciones, un robo por parte de empleados y un acto de piratería- este tipo de atentado es el que consideran más probable que les ocurra, en forma independiente del tamaño o del sector económico en el que operan. En segundo término, se sienten vulnerables ante la posibilidad de un robo interno, de manera proporcional a su tamaño. La percepción de inseguridad es mayor entre las empresa que han sido víctimas.
La incidencia de los atentados criminales a las empresas, tanto en términos de la proporción de empresas afectadas como del número de ataques sufridos por cada empresa es mayor para los atentados no violentos a la propiedad, seguida de los ataques contra las personas y de los ataques violentos contra el patrimonio. El incidente más generalizado es el robo por parte de personal vinculado a las empresas.
Por lo general, las empresas que son víctimas lo son varias veces. Se observa una relación positiva entre el tamaño de las unidades productivas y el número de ataques que sufren. Sin embargo, hay relativa independencia entre el tamaño y el hecho de ser o no víctima.
Los incidentes criminales de distinta naturaleza se refuerzan entre sí. De manera persistente se observa una lógica de “al caído caerle” tanto en términos de incidencia como de reincidencia. Una de las relaciones más interesantes es la asociación positiva entre los robos internos, por un lado, y las amenazas y agresiones.
Las pérdidas económicas asociadas con los incidentes son mayores en los atentados que se hacen con recurso a la violencia. Aunque el daño promedio por incidente es mayor en las empresas grandes, como proporción de las ventas la criminalidad está afectando más, y en forma realmente severa, a las empresas de los dos primeros quintiles de tamaño. Cuatro quintas partes de las pérdidas globales se deben a los atentados a la propiedad, y se reparten en partes iguales entre los ataques violentos y los no violentos.
Cerca de la mitad de los delitos reportados fueron denunciados. La tasa de denuncia varía con la naturaleza del incidente siendo mayor en aquellos con recurso a la violencia. Se observan, para la decisión de denunciar, dos posiciones extremas: unas empresas tienden a hacerlo para todos los delitos que sufren mientras que otras tienden a no denunciar ninguno. En términos generales, los ejercicios realizados para explicar esta decisión no son concluyentes. Aunque a nivel agregado se observa una asociación positiva entre el tamaño de las empresas y la decisión de denunciar no fue posible determinar si esto se debe a características de las empresas grandes per se o bien a peculiaridades de los atentados –como los montos envueltos, o la reincidencia- que también están positivamente asociadas con el tamaño.
Es sin lugar a dudas preocupante la calificación que las empresa le asignan a la influencia que ejercen sobre ellas las distintas organizaciones armadas que operan en el país. El grupo armado que en mayor medida está afectando la marcha de los negocios es la guerrilla. Este es el grupo para el cual un menor porcentaje de empresas se siente totalmente libre de su influencia, y, simultáneamente, es la organización que una mayor proporción de empresas considera que ha jugado un papel determinante en las decisiones de su negocio. El tamaño de las empresas no parece afectar la percepción de la influencia de las organizaciones armadas. Parecería, sin embargo, tener algo que ver con la naturaleza del grupo que las afecta. En forma sorprendente se encuentra que las empresas pequeñas se sienten más afectadas que las grandes por los grupos armados consolidados a nivel nacional, como la guerrilla o los paramilitares, mientras que las grandes expresan mayor preocupación por los grupos, como las bandas y las milicias, que ejercen su influencia a nivel de localidades o de barrios. A pesar de esta relativa especialización en el efecto de los distintos grupos sobre las empresas, la influencia de cada una de estas ellas sobre el sector productivo no es totalmente independiente de la de las otras.
INTRODUCCION
En este documento se presentan los resultados de una encuesta sobre temas de inseguridad realizada a finales de 1998 a una muestra aleatoria de empresas afiliadas a la Cámara de Comercio de Bogotá.
A pesar de que por mucho tiempo se ha reconocido el impacto que el crimen y la violencia tienen sobre el sector empresarial colombiano, han sido escasos los esfuerzos por cuantificar y analizar de manera sistemática, y al nivel de las empresas, tal impacto. En particular, este es uno de los primeros trabajos con el cual se busca medir la incidencia de los ataques criminales a las empresas, las pérdidas ocasionadas y la proporción de los que se denuncian. Ejercicios de esta naturaleza se vienen haciendo desde mediados de la década pasada para medir la llamada criminalidad real. Pero estos esfuerzos han estado circunscritos a la criminalidad que afecta a los hogares. Han sido pocos los trabajos orientados a estudiar a las empresas como víctimas de la delincuencia. En este sentido los resultados que aquí se presentan constituyen aún un esfuerzo exploratorio. El otro aspecto en el cual este trabajo puede considerarse pionero es en la búsqueda de una medición de la influencia de las distintas organizaciones armadas que operan en el país sobre el mundo empresarial.
El documento está dividido en tres secciones. En la primera, esencialmente descriptiva, se muestran los resultados de la encuesta en el mismo orden en que los distintos temas relacionados con la inseguridad fueron tratados en el formulario. Se cubren las siguientes áreas: percepción de inseguridad, victimización e influencia de organizaciones armadas.
En la segunda sección se presenta un esfuerzo más analítico. Se busca, a partir de la información disponible, explicar tanto la incidencia de los ataques como la decisión de denunciarlos. Para esto se agrupan los incidentes en cuatro grandes categorías: los ataques violentos a la propiedad, los robos internos, los atentados no violentos cometidos por extraños y los ataques contra las personas. Como conclusión, en la tercera sección se presentan algunas breves recomendaciones no tanto “de política” como de “metodología” para avanzar en el diagnóstico del impacto de la inseguridad sobre el sector productivo colombiano. Como anexo se presentan los ejercicios econométricos utilizados en el análisis.
1 – DESCRIPCION DE LOS RESULTADOS DE LA ENCUESTA
1.1 - LA SENSACION DE INSEGURIDAD
Para captar la percepción de inseguridad se le pedía al responsable de diligenciar el formulario que calificara la posibilidad de ocurrencia de tres situaciones hipotéticas de inseguridad: un atraco a las instalaciones de la empresa, un robo interno, por parte de un empleado, y un acto de piratería al vehículo que transporta mercancía de la empresa.
En términos generales, las empresas que respondieron la encuesta se muestran inseguras. Enfrentadas ante estas situaciones hipotéticas de inseguridad, un alto porcentaje considera altamente probable la ocurrencia de cualquiera o varios de estos incidentes.
Como se observa en la Gráfica, son muy pocas las empresas (menos del 1.5%) que manifestaron sentirse completamente a salvo de la posibilidad de ser atacadas mañana por una persona armada [1].
En el otro extremo, casi una de cada cinco de las empresas que respondieron la encuesta reportan estar seguras de la ocurrencia de tal evento. En una escala de cero a diez, la calificación promedio que se le asigna a la posibilidad de un atraco es de 6.1, y cerca de las tres cuartas partes de las empresas (73%) le asignan una calificación superior o igual a cinco.
La calificación de la posibilidad de un robo por parte de alguien interno a la empresa [2], aunque con un promedio similar al reportado para el atraco, 6.1 sobre 10, muestra una distribución diferente, muy concentrada, como se observa en la Gráfica, en la calificación más alta. Cerca de un 30% de las empresas prácticamente dan por descontado que mañana habrá algún tipo de atentado contra los bienes de la empresa por parte de sus propios empleados.
El incidente, de los tres considerados en la encuesta, que las empresas consideran más probable que les ocurra es el de la piratería terrestre [3]. De nuevo se observa una distribución muy concentrada en la calificación máxima. Con un promedio de 7.2 sobre 10, más del 35% de las empresas manifiesta estar segura de la posibilidad de un acto de piratería contra su mercancía. El 80% de las empresas le otorga una calificación superior o igual a cinco a la posibilidad de un incidente de este tipo.
De que depende la percepción de inseguridad por parte de las empresas ? En primer lugar el tamaño de la empresa, de acuerdo con su nivel de ventas [4] tiene un efecto diferencial sobre la calificación promedio que depende del tipo de incidente. Como se observa en la Gráfica, la calificación que se le asigna a la posibilidad de ocurrencia de un atraco parece mayor en las empresas pequeñas que en las grandes, aunque a partir de un nivel se da una asociación positiva entre esta calificación y el tamaño. Para este incidente puede pensarse en la existencia de un umbral a partir del cual se cuenta con mayor servicio de vigilancia orientado ante todo a contrarrestar este tipo de incidente.
Para los robos cometidos por personal interno a la empresa si aparece un claro efecto escala, que tiene sentido si se piensa que con el tamaño aumenta el número de empleados, lo cual hace que aumente la probabilidad de uno de estos incidentes.
La inseguridad que produce la piratería terrestre parece, por el contrario, independiente del tamaño de la empresa. En todos los tramos se da una percepción similar de inseguridad ante la piratería. Siendo este, además, el incidente que en mayo medida preocupa a los empresarios.
Si se divide la muestra por sectores económicos se encuentra que los más tradicionales –manufactura, comercio y servicios- constituyen un poco más del 80% del total. En todos los sectores el incidente al que se le asigna una mayor probabilidad de ocurrencia es a la piratería terrestre que, en forma un tanto sorprendente, constituye una preocupación aún para las empresas del sector servicios. En forma similar a lo que se ha encontrado en encuestas hechas a los hogares, las calles y carreteras son percibidas como los sitios en donde es más probable que ocurra un ataque criminal.
Como cabría esperar, el sector comercio parece ser el más preocupado por los problemas de robo interno. Tanto el atraco como la piratería, como se observa en la Gráfica, parecen preocupar por igual a los sectores más tradicionales [5].
Parece razonable suponer que la calificación que le asignan las empresas a la posibilidad de ocurrencia de un incidente criminal dependa, entre otros factores, del haber sido víctima de un incidente de ese tipo, o de algún otro ataque criminal. Los datos de la encuesta tienden a corroborar este planteamiento.
En primer lugar, y como se observa en la Gráfica, la menor percepción de inseguridad ante un atraco se observa en las empresas que no fueron víctimas, durante el último año, de ningún tipo de ataque criminal. En el otro extremo, las mayores calificaciones a la posibilidad de un atraco las otorgan justamente las empresas que sufrieron uno o más atracos durante el último año. Valores intermedios se observan para las empresas que no fueron víctimas de atracos, o que fueron víctimas de otro tipo de delitos.
Nótese como, para el atraco, el mayor cambio en la sensación de inseguridad se produce al ser víctima de un incidente de este tipo.
Para los robos internos se observa un patrón similar: las calificaciones extremas las otorgan, por lo alto, las empresas que los han sufrido y, por lo bajo, las empresas que no han sido víctimas de ningún delito. En este caso, sin embargo, y a diferencia del atraco, la alteración más sustancial en la percepción de inseguridad la produce el ser víctima de cualquier tipo de incidente, no necesariamente un robo interno.
En el caso de la piratería terrestre, se repite el mismo patrón. Como se observa en la Gráfica. la sensación de inseguridad está positivamente asociada con los niveles de victimización.
1. 2 - INCIDENTES DELICTIVOS
1.2.1 - Atentados no violentos a la propiedad
En el año anterior a la encuesta, el 65.4% de las empresas, reportan la ocurrencia de algún atentado, sin violencia, contra su propiedad. Para estos eventos, la mayor incidencia se da, como se observa en la Gráfica, para los robos cometidos por personal interno (43.4% de las empresas reportan al menos uno de estos incidentes) seguido de robos por parte de extraños a las instalaciones (37.5%) y de pérdida de mercancías, sin violencia, en tránsito o en puerto (23.5%). El hecho que la incidencia para “alguno” de estos incidentes (65.4%) sea bastante superior a la de cualquiera de ellos en forma separada muestra que hay, por decirlo de alguna manera, cierta especialización de las empresas en el tipo de incidentes de los cuales son víctimas. Las empresas que sufren robos internos son en buena medida distintas de aquellas que sufren robos por parte de terceros en las instalaciones que, a su vez, no coinciden con las que sufren robos en la mercancía que transportan.
Entre las empresas que han sido víctimas de un atentado no violento contra su propiedad la tasa de reincidencia no es despreciable. Como se aprecia en la Gráfica, para los robos a las instalaciones el promedio de incidentes reportado para el ultimo año es superior a 3 [6]. Para los robos internos el promedio también es cercano a 3 mientras que para las pérdidas de mercancía en tránsito tal cifra es ligeramente inferior a 2.
Si bien la incidencia de ataques no violentos a la propiedad no presenta asociación clara con el tamaño de las empresas, si aparece una relación positiva entre el tamaño y el número de veces que la empresa fue atacada el último año. En efecto, como se observa en la Gráfica, mientras que las empresas pequeñas que sufrieron alguna pérdida el número promedio de ofensas fue de 2.6, entre las empresas grandes tal cifra se eleva hasta 6.4. En ambos casos el porcentaje de víctimas es ligeramente superior al 60%.
Algo similar puede señalarse con relación al sector económico al que pertenecen las empresas. Si bien se presenta una frecuencia de víctimas similar, y cercana al 60%, en todos los sectores, hay algunas diferencias en términos de la reincidencia con que se sufren los ataques. Como se observa en la Gráfica, el sector comercio es peculiar en el sentido que presenta la mayor probabilidad de sufrir algún hurto o robo pero, simultáneamente, es el sector en dónde las empresas que han sido víctimas lo son un número menor de veces.
En términos de las sumas envueltas en los atentados no violentos contra la propiedad parece haber una relación inversa entre la incidencia de un ataque y el valor de las pérdidas. El atentado más común, el robo interno, implicó, como se observa en la Gráfica, pérdidas promedio por un valor ligeramente superior a los dos millones de pesos. Las sumas envueltas en los robos a las instalaciones de la empresa son casi cuatro veces superiores a esta cifra mientras que las pérdidas de mercancía transportada superan, en promedio, los catorce millones de pesos por incidente.
Aunque entre las empresas mas grandes de la muestra, las pertenecientes al quintil más alto de ventas, el valor promedio de las pérdidas ($25.2 Millones) es superior al promedio, no es clara, en las empresas de otros tamaños, la asociación entre el nivel de ventas y las pérdidas ocasionadas por los robos.
Así, y teniendo en cuenta la alta disparidad que se tiene en los niveles de ventas de las empresas de la muestra, lo que se observa es que, como proporción de sus ventas, las empresas pequeñas se ven mucho más afectadas por los ataques no violentos a la propiedad que las empresas de gran tamaño. Entre las víctimas, para las empresas más pequeñas de la muestra las pérdidas reportadas superan, en promedio, el 8% de sus ventas anuales; para las empresas grandes tal porcentaje ronda, como se observa en la Gráfica, el 0.1%. Entre las víctimas, las pérdidas por robo o hurtos representaron 0.2% de las ventas.
En el grupo de empresas pequeñas, las pérdidas por atentados no violentos a la propiedad constituyen cerca del 4% de todas las ventas de las empresas de dicho grupo; para las grandes la cifra correspondiente es del 0.06%.
La tendencia a poner en conocimiento de las autoridades la ocurrencia de algún atentado no violento contra la propiedad parece, a nivel agregado, relacionada con las pérdidas ocasionadas por tales ataques. En efecto, son precisamente los incidentes con mayores montos envueltos, los ataques a la mercancía que se transporta, aquellos que presentan una mayor tendencia a ser denunciados, medida esta tendencia como la proporción de incidentes de los que afectaron una misma empresa en el último año que fueron denunciados. Este porcentaje, como se observa en la Gráfica, alcanza casi las tres cuartas partes en los atentados a la mercancía en tránsito o en puerto mientras que no llega al 25% para los robos cometidos por los empleados.
Parecería razonable postular que la tendencia a denunciar depende, en forma adicional al valor de las pérdidas ocasionadas por los atentados, de factores tales como el contar o no con un seguro, o de que se tenga algún tipo de información sobre las circunstancias del delito que permita la identificación de los culpables. Desafortunadamente los datos de la encuesta no permiten corroborar este tipo de hipótesis. Lo que sí muestra con claridad la información disponible es que la tendencia a acudir a las autoridades para denunciar los atentados no está repartida uniformemente entre las empresas. Los promedios que ya se señalaron esconden unas distribuciones muy dispares. Cuando se analiza en detalle el comportamiento de las denuncias lo que se observa es una alta concentración en los dos extremos de la escala: hay empresas que tienden a denunciar los ataques, y tienden a denunciarlos todos y, en el otro extremo, hay empresas que tienden a no denunciar los delitos y no denuncian ninguno. Como se observa en la Gráfica, las primeras constituyen un poco menos de la tercera parte de la muestra mientras que las segundas, más numerosas, alcanzan a ser más de una de cada tres de las que han sido víctimas.
Es interesante observar que este patrón de un alto porcentaje de empresas que no denuncian ningún atentado y, en el otro extremo, de un porcentaje también alto de empresas que los denuncian todos, se observa para los tres tipos considerados de atentados no violentos a la propiedad. El número de empresas en uno de estos dos grupos extremos es lo que en últimas determina la proporción que, globalmente, se observa de delitos denunciados.
En el caso de los robos a las instalaciones el porcentaje de empresas en cada uno de estos extremos es similar, cercano al 40%. Para los robos internos, el atentado que presenta el promedio más bajo de denuncia, lo que se observa es que casi tres cuartas partes de las empresas víctimas no denuncian ninguno de los hechos –recuérdese que el número promedio de incidentes para las empresas afectadas era cercano a tres- mientras que tan sólo una de cada cinco los denuncia todos. Para los atentados contra la propiedad que se transporta, y como se observa en la Gráfica, estas proporciones se invierten: una alta proporción de las empresas los denuncia todos mientras que una fracción baja no denuncia ninguno. El resultado es un mayor promedio de denuncias por incidente cometido.
1.2.2 - Ataques violentos a la propiedad
En los doce meses que antecedieron la realización de la encuesta, cerca de una de cada cuatro (24.3%) de las empresas que la respondieron manifiestan haber sido víctimas de un ataque violento contra su propiedad. De estos incidentes, y como se observa en la Gráfica, el más frecuente es la llamada piratería terrestre que ha afectado a un poco menos del 17% de las empresas encuestadas. Con una frecuencia similar, cerca del 9%, le siguen en importancia los atracos a las instalaciones y los atentados violentos contra la mercancía en tránsito o puerto.
La piratería terrestre es no sólo el atentado de mayor incidencia, dentro de los ataques violentos a la propiedad sino, además el que en mayor medida se da de manera repetida para las empresas que lo sufren.
Entre las víctimas de la piratería terrestre, el promedio de incidentes sufridos por cada empresa es superior a dos. Para los demás ataques violentos contra los bienes de las empresas el promedio de ataques por empresa es algo inferior aunque todavía, como se aprecia en la Gráfica, supera la unidad.
Si bien los ataques a la propiedad que se hacen con recurso a la violencia presentan una menor incidencia, y se sufren de manera más esporádica, que los atentados no violentos contra el patrimonio, las pérdidas ocasionadas por tales conductas violentas son superiores a las derivadas de los robos y los hurtos. El “producido” promedio de un atraco, o un acto de piratería terrestre ($ 10.7 Millones) es casi el doble del de un atentado sin violencia ($6.7 Millones). El uso de la violencia parece una estrategia rentable en el país cuando se trata de transferencias ilegales de bienes.
Dentro de las conductas violentas contra el patrimonio consideradas en la encuesta la más gravosa para las empresas es la misma que ocasiona las mayores pérdidas entre los atentados in violencia: la que se hace contra la mercancía en “tránsito o en puerto”. Cada uno de esos ataques implicó una pérdida promedio superior a los $ 20 millones. El monto promedio envuelto en los incidentes de piratería es levemente inferior a los $ 12 Millones mientras que los atracos a las instalaciones de las empresas apenas superan los $7 Millones.
En forma similar a lo señalado para los atentados no violentos a la propiedad, no aparecen grandes diferencias entre las empresas grandes y las pequeñas, en términos de las pérdidas ocasionadas por los atracos y la piratería terrestre. De esta manera se observa de nuevo que, como proporción de sus ventas, las empresas más perjudicadas por los ataques violentos a la propiedad son las más pequeñas. Las características los ataques violentos a la propiedad –más esporádicos pero más graves- hace que, entre las empresas que los han sufrido, las pérdidas como proporción de las ventas alcancen niveles descomunales, sobretodo dentro de las empresas situadas en los dos quintiles más bajos del tamaño. Así, como se observa en la Gráfica, las empresas pequeñas que fueron atacadas de forma violenta perdieron en promedio, por efecto de tales ataques, más del 15% de sus ventas anuales. Es difícil no pensar que una cifra de esta magnitud pueda poner en peligro la existencia misma de una empresa.
Aún con relación al total de ventas de las empresas en las categorías de bajo tamaño, los ataques violentos alcanzan a representar entre 2 y 3 puntos de sus ventas.
Con relación a la tendencia de las empresas a denunciar los ataques violentos a la propiedad se pueden señalar dos cosas. La primera es que la inclinación a acudir a las autoridades es, como cabría esperar, superior a la observada en el caso de los atentados no violentos contra el patrimonio. La segunda es que esta propensión, cercana al 70%, es relativamente independiente de la naturaleza del incidente que da lugar a la denuncia.
En efecto, y como se observa en la Gráfica anterior, la proporción que se denuncia de atracos a las instalaciones de las empresas es casi idéntica a la de los ataques a la mercancía en tránsito o puerto o la de los actos de piratería terrestre.
El patrón ya señalado consistente en que, a pesar de que los incidentes de violencia tienden a afectar de manera repetida a las empresas, ciertas empresas no denuncian ningún incidente mientras que otras los denuncian todos se observa también para los ataques violentos contra el patrimonio. Como se puede apreciar en la Gráfica, mientras que una de cada cuatro de las empresas que fueron víctimas de atracos o actos de piratería decidieron no denunciar ninguno, casi las dos terceras partes de las empresas, y en este grupo se incluyen algunas que fueron atacadas más de cinco veces, optaron por denunciarlos todos.
Dentro de los factores susceptibles de afectar la decisión de acudir a las autoridades a raíz de un ataque violento contra la propiedad, el tamaño de la empresa parece seguir jugando algún papel. Mientras que, como se observa en la Gráfica, entre las empresas más pequeñas solamente el 40% de las que fueron víctimas decidieron denunciar el atentado, entre las organizaciones de mayor tamaño, tal porcentaje se duplica. De todas maneras, la asociación es menos nítida que la observada en el caso de los robos o los hurtos.
El sector económico de las empresas parece perder su importancia como elemento que afecta la decisión de denunciar, como también la pierden el monto de las pérdidas ocasionadas por los ataques y la frecuencia con que las empresas fueron víctimas.
En el siguiente cuadro se resumen los principales resultados que arroja la encuesta en términos de atentados a la propiedad.
1.2.3 - Incidentes de Corrupción
Un 5.2% de las empresas encuestadas manifestaron haberse visto envueltas, durante el último año en un incidente de corrupción [7]. Entre las siete empresas que reportaron tal tipo de incidente, cuatro expresaron haber tenido tan sólo uno, una empresa reportó dos, otra seis y la última treinta. La suma promedio envuelta en el incidente de corrupción fue de un poco menos de $5.5 Millones de pesos, con un rango entre $ 200 mil y $ 20 millones. Ninguno de los incidentes de corrupción fue reportado a las autoridades.
1.2.4 - Ataques Contra las Personas
En los doce mese anteriores a la encuesta el 35% de las empresas que la respondieron reportaron haberse visto afectadas por un incidente delictivo contra alguna persona vinculada a ellas y en razón de su trabajo. Entre las conductas consideradas, la de mayor incidencia, como se observa en la Gráfica, es la de las agresiones físicas, que afectó a una de cada cuatro empresas, seguida de las “amenazas, extorsión o chantaje” sufridos por el 15%. El secuestro y el homicidio, por razones del trabajo, afectaron a cerca del 1% de las empresas de la muestra.
Las empresas víctimas de algún ataque contra las personas lo fueron en promedio, más de una vez. En realidad, el número promedio de ataques, entre las empresas que sufrieron alguno, fue de 3.2. La mayor reincidencia se da, como se observa en la Gráfica, para las agresiones físicas, con un promedio de 3.1, seguidas de las amenazas y extorsión, con un promedio ligeramente inferior a 2.
No parece existir una asociación entre el tamaño de las empresas y la posibilidad de que las personas vinculadas a ellas sean atacadas, o la frecuencia con que se den esos ataques. En efecto, como se aprecia en la Gráfica, no es fácil identificar un patrón para los ataques a las personas en función del tamaño, por ventas, de las empresas.
Por sectores económicos se observa que aquellos sectores para los cuales la incidencia de empresas atacadas es menor coinciden con un mayor número de ataques por empresa. En efecto, y como se aprecia en la Gráfica, las empresas comerciales e industriales presentan una incidencia del orden del 25% y un promedio cercano a cuatro ataques por empresa. Las empresas de servicios y las de “otros” sectores muestran una incidencia mayor (39% y 54%) pero un número inferior de ataques a una misma empresa, del orden de 2.
Los ataques contra las personas implicaron pérdidas monetarias para las empresas de algo más de $ 15 Millones por ataque [8]. Las agresiones personales ocasionaron pérdidas promedio por un poco más de $ 7 millones, mientras que para las amenazas y extorsiones la cifra equivalente fue ligeramente inferior a los $ 2 Millones.
Teniendo en cuenta que, en valores absolutos, las pérdidas ocasionadas por los ataques contra las personas no varían mucho, tales pérdidas como porcentaje de las ventas afectan de manera desproporcionada a las empresas pequeñas. Entre estas las pérdidas, como se observa en la Gráfica, pueden llegar a representar, entre las empresas que sufrieron algún ataque, más del 4% de las ventas. La relación entre las pérdidas y las ventas totales de cada grupo alcanza a superar, en el segundo tramo de tamaños, el 1%.
Para el conjunto de ataques considerados la proporción de denuncias, sin mayores variaciones por tipo de incidente, fue cercana al 50%. Los dos homicidios reportados en la encuesta fueron puestos en conocimiento de las autoridades.
En términos generales, se conserva el patrón observado anteriormente, en el sentido que la proporción del delitos denunciados, uno de cada dos, resulta de dos grupos de empresas, de aproximadamente la misma magnitud, en uno de los cuales se denuncian todos los ataques que se sufren y en otro en dónde no se denuncia ninguno. En efecto, como se observa en la Gráfica, son relativamente pocas las empresas que denuncian tan sólo una fracción de los ataques que las afligen.
Aunque en los dos primeros tramos de tamaño se da, como se observa en la Gráfica, una menor proporción de empresas denunciantes [9] para los atentados contra las personas la relación entre tamaño y tendencia a denunciar es menos nítida que para los ataques a la propiedad.
En las empresas industriales y de servicios se da, como se observa en la Gráfica, una menor tendencia a denunciar los ataques contra las personas que en las empresas comerciales o en las pertenecientes a otros sectores económicos.
Las pérdidas monetarias ocasionadas por los atentados contra las personas parecen jugar algún papel en la decisión de las empresas de poner estos hechos en conocimiento de las autoridades. En particular, y como se observa en a Gráfica, existiría un umbral, cercano al millón de pesos, por encima del cual cerca de la mitad de las empresas optan por denunciar y por debajo del cual solo una de cada cuatro lo hace.
En el siguiente cuadro se resumen los principales resultados que arroja la encuesta en términos de atentados contra las personas.
1.3 - INFLUENCIA DE ORGANIZACIONES ARMADAS ILEGALES
1.3.1 - Guerrilla
Menos de la mitad de las empresas consideran que la guerrilla no afecta para nada la marcha de sus negocios. Entre las que se consideran en alguna medida afectadas, la calificación promedio de tal influencia, en una escala de uno a diez, en dónde 10 significa que la guerrilla ha jugado un papel determinante en las decisiones de su empresa, es de 6.5. Para el conjunto de empresas, la calificación promedio de la influencia de la guerrilla en el negocio, en una escala de 0 a 10 y en dónde 0 significa ninguna influencia, es de 3.8.
Más de un 10% de las empresas encuestadas manifiestan, como se observa en la Gráfica, que la guerrilla juega un papel determinante en las decisiones del negocio. Las ventas promedio de estas empresas ($ 12.644 Millones al año) son superiores a las del total de empresas ($ 9 715 Millones). De esta manera, un 16% del producido de las empresas de la muestra se encuentra, de acuerdo con sus representantes, totalmente influenciado por el accionar de la guerrilla.
La calificación sobre la influencia de la guerrilla en la marcha de los negocios tiende a decrecer, como se observa en la Gráfica, con el tamaño de las empresas. Esta menor influencia se da no tanto por un mayor porcentaje de empresas que se consideren libres de la influjo de la guerrilla sino por que, entre las que se consideran afectadas, la gravedad de este efecto se considera menor.
Por sectores económicos se observa un diferencial en términos de la percepción del poder de la guerrilla sobre los negocios. Como se observa en la Gráfica, son los sectores de industria y servicios los que manifiestan estar más afectados por estas organizaciones.
1.3.2 - Grupos Paramilitares
De acuerdo con lo expresado por las empresas de la encuesta, sería menor la influencia de los grupos paramilitares sobre el sector productivo que la de la guerrilla. Este menor efecto se da tanto por el número de empresas que se consideran afectadas como por la calificación que se le asigna a tal influencia. Ninguna de las empresas de la encuesta le asignó al efecto de los grupos paramilitares sobre la marcha de sus negocios una calificación mayor al de la guerrilla. Por el contrario, el 40% de las empresas otorgó un puntaje mayor a la guerrilla que a los paramilitares.
Casi dos de cada tres de los negocios encuestados se consideran libres de la influencia de los llamados paras. Entre los que manifiestan sentir el efecto, la calificación promedio, en la misma escala 1 a 10, es de 5.1. Para el total de empresas, la calificación promedio asignada a los paramilitares es de 1.79. Como se observa en la Gráfica, un 7% de las empresas manifiesta que los grupos paramilitares han jugado o juegan un papel determinante en las decisiones de su negocio.
Las ventas promedio de estas empresas bajo total influencia de los paramilitares ($ 8469 Millones al año) son inferiores al promedio de ventas del total de empresas de la muestra por lo que la fracción del producido total que se encuentra totalmente influenciada por estos grupos es del 5%.
En forma similar a lo observado para la guerrilla, la influencia de los grupos paramilitares tiende a reducirse con el tamaño de las empresas. En este caso, y como se aprecia en la Gráfica, entre las empresas del tercer rango de tamaño se da una calificación promedio particularmente baja.
Esta diferencia tan marcada del tercer grupo con los otros se da por una proporción muy elevada (85.7%) de empresas que manifiestan sentirse completamente libres de la influencia de grupos paramilitares.
Por sectores económicos, el perfil de la influencia de los grupos paramilitares es, como se observa en la Gráfica, similar al de la guerrilla: más alto para la industria y los servicios que para el comercio y los demás sectores.
En términos generales, hay una asociación positiva entre la calificación de la influencia de cada uno de los grupos. Por un lado, el 40% de las empresas encuestadas se consideran libres del efecto tanto de guerrilla como de paramilitares. En el otro extremo, todas las empresas que consideran que los grupos paramilitares juegan un papel definitivo en las decisiones de la empresa expresan una calificación similar acerca del efecto de la guerrilla. Estas concentraciones en los extremos de la escala hace que la correlación entre ambas calificaciones sea importante (0.61%).
A pesar de lo anterior, y como se observa en la Gráfica [10], la asociación es peculiar en el sentido que la influencia de los paramilitares parece supeditada a la de la guerrilla. En primer lugar, y como ya se señaló, todas las empresas de la muestra le asignan una calificación inferior a la influencia de los paramilitares que a la de la guerrilla. No hay ninguna observación en las celdas de la mitad inferior derecha.
Cerca del 10% de las empresas de la muestra se consideran libres de la influencia de paramilitares y simultáneamente le asignan una calificación de 5 a la de la guerrilla. Otro 4% de las empresas, también sin sentirse en nada afectadas por los paras consideran que la guerrilla juega un papel determinante en las decisiones del negocio. En forma adicional al 40% de empresas que se consideran libres de la influencia de ambos grupos –y que no aparecen en la Gráfica- un 20% de las empresas le asigna la misma calificación a la influencia de la guerrilla que a la de los grupos paramilitares.
1.3.3 - Bandas Juveniles
Cerca del 60% de las empresas se consideran totalmente ajenas al problema de las bandas juveniles. Entre las que se sienten afectadas por estos grupos, la calificación que se le asigna a su influencia, en una escala de uno a diez, es de 4.4. Para el conjunto de empresas, la calificación promedio es de 1.8. Como se observa en la Gráfica, tan sólo el 3.7% de las empresas consideran que las bandas juveniles juegan un papel determinante en la marcha de sus negocios. Así, la influencia de estos grupos se considera, en varias dimensiones, inferior a la de los paramilitares, que a su vez aparece como menos importante que la de la guerrilla.
A diferencia de lo que se señaló tanto para la guerrilla como para los grupos paramilitares, y en forma un tanto sorprendente, se observa que la calificación promedio del impacto de las bandas juveniles tiende a incrementarse con el tamaño de las empresas. En particular, y como aparece en la Gráfica, las empresas en los dos tramos superiores de tamaño manifiestan estar más afectadas que los otros grupos.
Es interesante anotar que esta mayor influencia se da tanto por la vía de un menor porcentaje de empresas grandes que se consideran libren de este problema como por la mayor calificación que se le asigna a su influencia.
Por sectores económicos, el perfil de la influencia de las bandas juveniles difiere del de la guerrilla y los paramilitares. En este caso, y como se observa en la Gráfica, los sectores de industria y comercio se sienten más afectados que los de servicios y los demás.
1.3.4 - Milicias
Un 68% de las empresas manifiestan que la milicias no afectan en ningún sentido sus asuntos mientras que, en el otro extremo, y como se observa en la Gráfica, cerca del 3% considera que estas agrupaciones juegan un papel decisivo en las decisiones de negocios.
En forma similar a lo señalado para las bandas juveniles, y al contrario de lo que ocurre con la guerrilla y los grupos paramilitares, la influencia de las milicias sobre las empresas parece incrementarse con el tamaño de estas últimas. De todas maneras la asociación en este caso es menos clara. Al igual que con los grupos paramilitares, en el tercer tramo de tamaño se observa una calificación muy baja sobre la influencia de estos grupos. También en este caso, la mayor calificación promedio en los tramos altos de tamaño resulta tanto de un menor porcentaje de empresas grandes que se consideran a salvo del efecto de las milicias como de una mayor calificación para este efecto entre las empresas que se siente afectadas.
Por sectores, el perfil de la influencia de las milicias se diferencia tanto del observado para la guerrilla y los paramilitares como para las bandas juveniles. Como se aprecia en la Gráfica, los sectores más tradicionales -las empresas industriales, seguidas de las comerciales- son los que le asignan una calificación mayor a la influencia de las milicias.
1.3.5 - Otros grupos armados
Una de cada tres empresas de la muestra manifestó sentir la influencia de otro grupo armado, diferente de la guerrilla, los paramilitares, las bandas juveniles y las milicias. Entre estos grupos el grueso de las menciones (más de las dos terceras partes) corresponde a distintas manifestaciones de la delincuencia común.
Como se observa en la Gráfica, más del 7% de las empresas consideran que estos otros grupos armados han jugado o juegan un papel determinante en las decisiones de negocios.
Por tamaño de las empresas, la influencia de estos otros grupos es la que presenta un patrón menos bien definido. Como se observa en la Gráfica, la influencia reportada en el tramo bajo de la escala de tamaño es similar a la del tramo más alto. En el tercer nivel de tamaño se le asigna, nuevamente, la menor calificación a la influencia.
Por sectores económicos se observa una marcada dicotomía entre los más tradicionales –industria y comercio- y el resto de sectores. Como se observa en la Gráfica, los primeros se sienten en promedio más afectados que los segundos.
1.3.6 - Organizaciones armadas - Resumen
En el cuadro siguiente se resumen los principales datos sobre la influencia de las organizaciones armadas sobre las empresas de la encuesta.
Claramente, en opinión de las empresas, la organización armada que en mayor medida está afectando la marcha de los negocios es la guerrilla. Este es el grupo para el cual un menor porcentaje de empresas se siente totalmente libre de su influencia, y, simultáneamente es la organización que una mayor proporción de empresas considera que juega o ha jugado un papel determinante en las decisiones de su negocio. Consecuentemente, es el grupo armado al cual se le asigna una mayor calificación promedio a su influencia.
Desde el punto de vista de las empresas, el tamaño no parece jugar un papel decisivo a la hora de sentir la influencia de las organizaciones armadas. Parecería tener algo que ver con la naturaleza del grupo que las afecta. En forma sorprendente se encuentra que las empresas pequeñas se sienten más afectadas que las grandes por los grupos armados consolidados a nivel nacional, como la guerrilla o los paramilitares, mientras que las grandes expresan mayor preocupación por los grupos, como las bandas y las milicias, que ejercen su influencia a nivel de localidades o de barrios.
Por sectores, en forma consistente, se observa que las empresas industriales son aquellas que manifiestan estar más afectadas por el accionar de los grupos armados.
Al considerar en conjunto las calificaciones que las empresas le asignan a la influencia de los distintos grupos, se obtiene que únicamente una de cada tres empresas de la muestra se considera libre de la influencia de cualquiera de estos grupos armados que operan en el país. En el otro extremo, un 15.4% de las empresas, o sea una de cada siete, manifiesta que alguno de estos grupos “ha jugado o juega un papel determinante en las decisiones de su empresa”. Teniendo en cuenta que estas unidades productivas que manifiestan depender de manera importante del accionar de algún grupo armado muestran un nivel de ventas superior (en un 36%) al de la muestra, se encuentra que un impresionante 20% del total de las ventas de las empresas representadas en la encuesta se encuentra bajo una alta influencia de organizaciones armadas al margen de la ley.
Aunque, como ya se señaló, parecería haber cierta especialización en el efecto de los distintos grupos sobre las empresas, la influencia de cada una de estas organizaciones sobre las empresas no es totalmente independiente de la de las otras. Esta falta de independencia puede detectarse por varias vías.
En primer lugar un tercio de las empresas de la muestra le otorgan una calificación de cero a la influencia de todos y cada uno de estos grupos, o sea que se consideran totalmente libres de la influencia de cualquiera de ellos. En el otro extremo, un poco más del 2% de las empresas consideran que todos los grupos considerados, simultáneamente, juegan un papel determinante en las decisiones de la empresa. En el intermedio, cerca de una de cada cuatro (25.7%) de las empresas de la encuesta le asignan una calificación media, 5 en la escala de 0 a 10, a la influencia de todos estos grupos.
De esta manera, y como se observa en el Cuadro siguiente, las correlaciones entre las calificaciones que las empresas le asignan a la influencia de estos grupos no son despreciables puesto que fluctúan entre 0.42 y 0.67.
Aunque de manera menos marcada que con los grupos paramilitares, se percibe cierto liderazgo de la guerrilla en materia de su influencia sobre las empresas con relación a la de los otros grupos armados. En efecto, y como se observa en la Gráfica [11], la distribución conjunta de la calificación de la influencia de la guerrilla y un promedio de la de los otros grupos está bastante concentrada a la izquierda y por encima de la diagonal. Osea que el grueso de las empresas consideran mayor el impacto de la guerrilla que el de los otros grupos armados. Tan sólo el 8.8% de las empresas le otorgan una calificación superior a la influencia de las demás organizaciones que a la de la guerrilla.
Por el contrario, un porcentaje similar de las empresas (7.4%) le asigna algún tipo de influencia a la guerrilla sintiéndose, simultáneamente, libre del influjo de cualquiera de las otras organizaciones armadas consideradas.
2 - ANALISIS GLOBAL DE LA CRIMINALIDAD A LAS EMPRESAS
2.1 - INCIDENCIA Y REINCIDENCIA
En el año anterior a la encuesta un 72.8% de las empresas que la respondieron reportaron haber sido víctimas de algún ataque criminal. Este porcentaje tan elevado puede estar reflejando lo que se podría denominar un sesgo de auto selección. Teniendo en cuenta que el formulario, titulado “Encuesta de Inseguridad en el sector empresarial” se envió por correo, y no todas las empresas lo respondieron, cabe pensar que aquellas que habían sido víctimas de algún ataque mostraran mayor interés por devolverlo diligenciado. De todas maneras, el porcentaje es preocupante por lo alto. Aún suponiendo, caso extremo, que la totalidad de las empresas que no devolvieron el formulario diligenciado lo hicieron por no haber sido víctimas, la incidencia de ataques criminales estaría por los lados del 12% que sigue siendo un porcentaje no despreciable.
No sólo se observa una incidencia importante. También es significativo el número de empresas que sufrieron varios ataques en el transcurso del último año. Como se observa en la Gráfica, entre las empresas que fueron víctimas, menos de la quinta parte lo fue tan solo una vez. Entre las empresas atacadas, el número promedio de atentados durante el último año fue de 6.3 [12].
Más del 12% fueron víctimas de dos ataques, una en diez sufrió tres y cerca del 8% fueron atacadas siete veces en el último año. Más del 5% de las empresas reporta haber sufrido más de quince atentados y una de las empresas reporta casi un delito por día hábil. Para el total de empresas de la muestra el promedio de ataques durante el último año fue de 4.5.
En términos generales, y como se observa en la Gráfica, parece haber una relación positiva entre el tamaño de las empresas y la probabilidad de ser víctima de un ataque, por un lado, y la reincidencia de tales ataques, medida como el número de veces que las empresa víctimas fueron atacadas.
Tanto en términos de incidencia como del número de veces que las empresas víctimas han sido atacadas, se observan, como muestra la Gráfica, algunas diferencias por sectores económicos.
Las empresas más afectadas en ambas dimensiones parecen ser las de sectores diferentes a la industria, el comercio y los servicios. En cuanto a la probabilidad de ser víctima el sector industrial es el que aparece como el menos crítico, mientras que el de servicios es el que presenta, entre las víctimas, un menor número promedio de ataques por empresa.
A pesar de lo que se observa en al Gráfica anterior, la única característica, dentro de las pocas disponibles en la encuesta, que contribuye a explicar el número de ataques criminales sufridos por las empresas es el nivel de sus ventas. Esta variable, por sí sola, explica cerca del 20% de las variaciones en el total de delitos cometidos contra cada empresa en el último año [13]. El efecto es estadísticamente significativo, al 99% de confiabilidad. El pertenecer o no a determinado sector económico no ayuda a explicar las variaciones en la variable dependiente.
Es interesante observar que si bien el tamaño de las empresas contribuye a explicar las diferencias en el total de ataques criminales sufridos, no es una variable que ayude a discriminar las empresas que han sido víctimas de algún ataque de aquellas que no lo han sido [14]. Lo que estos resultados sugieren es que la probabilidad de convertirse en víctima de un delito es similar para todas las empresas pero que, una vez se es víctima, la probabilidad de ser atacada de nuevo se incrementa con el tamaño de la empresa. Dicho en otros términos, la elección de la empresa víctima por parte de los delincuentes se haría sin consideraciones acerca de su tamaño, consideraciones que empezarían luego a cobrar importancia para la decisión de cuantas veces se repite el ataque a la empresa.
Cuando se desagregan los atentados criminales en sus dos grandes categorías, los ataques a la propiedad y los delitos contra las personas, se observa que las variaciones en el primero de estos grupos se explican mejor por el nivel de ventas de la empresa que las del segundo. Bajo una óptica de racionalidad de la delincuencia el resultado anterior no sorprende. Si, como ya se señaló, los montos promedios envueltos en los hurtos, robos o atracos, son más importantes en las empresas de mayor tamaño, tales acciones son, desde el punto de vista de quien las emprende, más rentables. Por esta razón el tamaño de la empresa se convierte en un incentivo para emprenderlas. Para los ataques a las personas, en buena medida lesiones personales y amenazas, el tamaño de las unidades productivas, aunque juega un papel, aparece como menos determinante.
El punto que vale la pena señalar es que, en términos de su incidencia, los ataques contra las personas y aquellos contra el patrimonio tienden a reforzarse entre sí. Este efecto se capta por una alta asociación entre ambos tipos de ataques [15], asociación que persiste aún después de filtrar por el efecto de las ventas [16]. Dicho en otros términos, el haber sido víctima de un ataque contra las personas (o el número de tales ataques) es un buen predictor de la probabilidad de ser víctima de atentados contra el patrimonio (o del número de dichos ataques). Y viceversa. Este fenómeno, una lógica de “al caído caerle” por parte de la delincuencia, es interesante porque es similar al que se presenta en las encuestas de vicimización hechas a los hogares. Podría explicarse de varias maneras. La primera sería que existen diferencias en las precauciones o inversiones en seguridad privada por parte de las empresas; tales diferencias hacen que cuando se es susceptible a los ataques criminales se sea en todas las modalidades delictivas. La segunda explicación, que da cuenta de la alta reincidencia que se observa entre las víctimas, es que habría un proceso de “aprendizaje” por parte de la delincuencia para burlar los sistemas de seguridad, o para “hacer contactos” al interior de las empresas. La tercera, que ha sido ampliamente reconocida como característica de la criminalidad es su alta concentración geográfica. La última, que aunque parezca rebuscada no debe descartarse del todo, es que el ser víctima de algún ataque criminal puede hacer que la empresa se torne más sensible a los problemas relacionados con la seguridad y que se de un incremento en la tendencia a reportar incidentes de cualquier naturaleza. El hecho es que el 32% de las variaciones en el número de ataques contra la propiedad sufridos por una empresa se explica en función del nivel de ventas y del número de ataques contra las personas [17] sufridos por la misma empresa.
Por otro lado, la probabilidad de ser víctima de algún ataque contra la propiedad, que ya no depende del tamaño de la empresa, se explica parcialmente por el haber sido o no víctima de un ataque contra las personas [18]. Los coeficientes estimados indican que el haber sido víctima de un ataque contra las personas hace que la probabilidad de ser víctima de un robo, hurto o atraco se multiplique por tres.
De manera análoga [19], el 15% de las variaciones en el número de ataques contra las personas se explican por el número de atentados contra la propiedad. En este caso, el tamaño de las empresas no contribuye a la explicación de la variable dependiente [20].
Es interesante observar que al establecer, dentro de los delitos contra la propiedad, dos categorías de acuerdo con el recurso a la violencia en tales ataques, lo que se encuentra es que la categoría que aparece positivamente asociada con el tamaño de las empresas es la de los ataques no violentos a la propiedad. Dentro de esta última categoría la mayor correlación con las ventas de la empresa se observa para los robos o hurtos por personas ajenas a la empresa.
La asociación entre el número de veces que es robada una empresa y su tamaño es tal que esta última variable, por sí sola, explica la mitad de las variaciones en el número de atentados no violentos a la propiedad. Por otra parte, el sector económico al cual pertenece la empresa también ayuda, aunque marginalmente, a explicar la variable dependiente . La tercera variable que contribuye a explicar las diferencias en el número de atentados no violentos a la propiedad sufridos por las empresas es el número de robos cometidos por personas vinculadas a la empresa [21].
De manera análoga, aunque en forma menos significativa, las diferencias en el número de robos internos sufridos por las empresas se explican por el nivel de ventas, esta vez con un signo negativo, y por el número de hurtos y robos cometidos por extraños [22]. El sector económico de las empresas no juega, en este caso, mayor papel en términos de explicación.
No vale la pena detenerse a discutir cual de las categorías de ataques no violentos a la propiedad, los cometidos por personas ajenas a las empresas o los que ocurren internamente, determina la otra. Se trata de efectos simultáneos que se refuerzan. Los puntos que vale la pena destacar son, en primer lugar, que ambos tipos de ataques están asociados de manera estadísticamente significativa y, en segundo término, que mientras que los atentados cometidos por extraños aumentan con el tamaño de las empresas, los hurtos y los robos internos tienden, por el contrario, a disminuir cuando se sube por la escala de las ventas. Esta particularidad de los controles internos de las empresas, el fortalecerse con el tamaño, parece clara si se tiene en cuenta que un mayor tamaño equivale a más empleados y, por lo tanto, a una incidencia por trabajador aún más baja, para las empresas grandes, que la consignada en la encuesta, en dónde se registró el número total de incidentes sufrido por las empresas. Esta dinámica podría explicarse de varias maneras. Se puede pensar, en primer término, que las empresas aprenden a establecer mecanismos para vigilar a sus empleados. Se puede también argumentar que las empresas más consolidadas ofrecen mejores condiciones laborales, en términos de salario o de estabilidad, y que por lo tanto el riesgo que corren sus empleados al optar por conductas deshonestas es mayor. Esto tendería a desincentivarlas.
En los atentados a la propiedad por parte de extraños, es donde en mayor medida se observa el efecto, detectado a nivel global, que las características que contribuyen a explicar el número de veces que la empresa ha sufrido un ataque no ayudan a discriminar a las empresas que han sido víctimas de algún ataque de aquellas que no lo han sido [23]. Así, una dimensión del síndrome de “al caído caerle”, o sea la tendencia de las empresas, una vez han sido víctimas, a serlo varias veces, provendría de los hurtos y los robos cometidos por personas extrañas a la empresa. Algo similar puede decirse para los robos internos la variable ventas, que en forma estadísticamente significativa ayuda a explicar las diferencias en el número de atentados sufridos [24] no contribuye a discriminar las empresa víctimas de las demás [25]. Este fenómeno, que el convertirse o no en víctima parezca en cierta medida aleatorio pero que, una vez se es víctima se es varias veces se ve reforzado por el hecho que el haber sufrido un tipo de ataque no violento contra la propiedad, por extraños o por gente interna, aumenta en forma significativa la probabilidad de ser víctima del otro tipo de ataque. En efecto, las empresas que han sido robadas por sus empleados tienen una probabilidad tres veces mayor de ser robadas por extraños. A su vez, el haber sido víctimas de un atentado por parte de terceros aumenta la probabilidad de sufrir un robo interno.
En este contexto cobra sentido la idea, planteada atrás, de una especie de aprendizaje, por parte de los delincuentes, o de los empleados amigos de lo ajeno, de las posibilidades de sustraer ilegalmente los bienes de una empresa, y de sus debilidades en materia de seguridad.
La reincidencia de las conductas delictivas, su tendencia a repetirse una vez se inician, es uno de los fenómenos en el que más se ha hacho énfasis en la literatura reciente sobre crimen [26]. Y sobre los cuales subsiste una gran deficiencia en términos de explicaciones satisfactorias. Para la información consignada en la encuesta la persistencia se da aún entre distintas modalidades delictivas. Como ya se vio, el que una empresa sea víctima de robo interno aumenta en forma significativa la probabilidad de sufrir un hurto o robo por extraños. Y viceversa. Pero los refuerzos no paran ahí. El haber sufrido un atentado no violento contra la propiedad es un factor que multiplica por cerca de nueve la probabilidad de ser víctima de un atraco, entendido como cualquier ataque violento contra la propiedad, incluida la piratería terrestre. El haber sufrido un robo la multiplica por cerca de tres [27]. Aún más, el número de incidentes no violentos por parte de extraños está asociado positiva y significativamente con el número de atracos [28]. Esta última variables está negativamente asociada con el tamaño de las empresas, lo cual se sugeriría que, al crecer las empresas, los servicios de vigilancia privados tienden a proteger a las empresas de los ataques violentos contra la propiedad. Un resultado similar se ha encontrado en las encuestas de victimización hechas en Bogotá a los hogares.
Los ataques violentos a la propiedad muestran, como cabría esperar, un efecto tanto sobre la incidencia como sobre el número de atentados contra las personas: lesiones. amenazas, extorsión y chantaje [29]. Lo que sorprende un poco, en esta compleja cadena de refuerzos mutuos entre atentados criminales de distinto tipo, es el vínculo que se observa entre el haber sufrido problemas de robo interno y el que la empresa sea víctima de agresiones personales o amenazas. De los distintos tipos de atentados a la propiedad considerados en la encuesta, el que mejor contribuye a discriminar a las empresa que han sido víctimas de agresiones o amenazas es el haber enfrentado problemas de robo por parte de gente vinculada a la empresa. Esta asociación es compatible con una historia, triste, para la cual no es difícil encontrar en el país evidencia testimonial [30]. En períodos de crisis económica las empresas tienden a recortar costos por donde se pueda. Un buen lugar para establecer o sofisticar controles es en aquellas áreas –bodegas, depósitos o inventarios de productos o materia prima, pequeña facturación, cuentas por cobrar- en dónde en épocas menos críticas se daban con mayor facilidad las pérdidas o faltantes. Estas pequeñas pérdidas, que generalmente se asumieron sin la oportuna corrección, pueden empezar a adquirir categoría de pagos en especie y se van consolidando como derechos adquiridos. Al enfrentar la empresa la necesidad de recortar sus costos, y desafortunadamente con la misma informalidad y falta de transparencia con que se habían establecido, se tratan de establecer mecanismos de control. Como el problema rara vez se aborda como una cuestión delictiva –nótese como en la encuesta la tendencia a denunciar los robos internos es la menor- y por lo tanto es raro que se haga explícito se da un “forcejeo” entre la empresa y sus empleados que puede conducir a extrañas llamadas, o supuestas visitas de gente peligrosa. En un ambiente tan peculiar como el colombiano, en dónde los grandes actores armados lanzan todo tipo de advertencias intimidatorias y ultimátums por los medios de comunicación, una pequeña amenaza a quien mediante sorpresivos controles atenta contra arreglos informal pero sólidamente establecidos o, mejor aún, rumores acerca de amenazas por parte de terceros parece sin duda un pecadillo venial.
2.2 - LAS PÉRDIDAS
Los atentados delictivos al sector productivo representado en la encuesta implicaron perdidas promedio –por ataque- por un valor de $ 6.6 Millones. En las empresas grandes, y como cabría esperar, las pérdidas económicas son en promedio superiores a las que se dan en las empresas de menor tamaño. Como se observa en la Gráfica, mientras que para las empresas situadas en el primer tramo de tamaños el promedio fue de $2.6 Millones en las de mayor tamaño tal cifra asciende a $15.7 Millones.
A pesar de lo anterior, y dada la gran diferencia que existe, dentro de las empresas de la muestra, en el volumen de ventas -variable que ha sido utilizada como indicador de tamaño- lo que se observa es que, como proporción de las ventas, las empresas pequeñas son las más castigadas en términos de las pérdidas ocasionadas por los incidentes delictivos. Como se observa en la Gráfica, las empresas situadas en los dos primeros tramos de tamaño alcanzaron a sufrir perdidas bastante por encima del 5% de sus ventas.
Por sectores económicos, se destacan las empresas dedicadas al comercio por haber sido aquellas que, como se observa en la Gráfica, sufrieron ataques de mayor cuantía.
La composición de las pérdidas económicas ocasionadas por los ataques criminales contra las empresas, como se observa en la Gráfica, se reparte de la siguiente manera: una quinta para los ataques contra las personas y el saldo se divide, por partes iguales, entre los atentados violentos y no violentos contra la propiedad.
Entre los delitos contra el patrimonio que se hacen con recurso a la violencia la mayor tajada se relaciona, como se observa en la Gráfica, con la piratería terrestre. Si dentro de esta categoría se incluyen los atracos a mercancía “en tránsito o puerto”, la porción de
las pérdidas que se puede imputar a la piratería alcanzaría el 90% del total.
Para las sustracciones de bienes que ocurren de manera no violenta, los robos y hurtos representan el mayor porcentaje de las pérdidas, seguidos por los incidentes de robo interno que, como se observa en la Gráfica, dan cuenta de cerca de la quinta parte de las pérdidas no violentas, lo que equivale a un poco menos del 8% de la carga total de los delitos sobre las empresas.
2.3 - LAS DENUNCIAS
Prácticamente la mitad de los delitos reportados por las empresas en la encuesta fueron puestos en conocimiento de las autoridades por medio de una denuncia. Esta proporción se distribuye de una manera peculiar. Como se observa en la Gráfica, cerca de la tercera parte de las empresas no denunciaron ninguno de los incidentes, una de cada cuatro los denunció todos y el resto de las empresas acudieron a las autoridades para denunciar tan solo algunos de los delitos.
¿ Cuales son los factores que afectan la decisión de las empresas de acudir o no a las autoridades para denunciar los delitos de los que son víctimas ? En primer lugar, el tamaño de las empresas, de acuerdo con su nivel de ventas, parece tener algún efecto sobre la decisión de denunciar.
La primera vía por la cual se capta este efecto es a través de la proporción de delitos que se denuncian, en cada uno de los tramos de tamaño de las empresas. Esta proporción se puede obtener calculando la fracción de delitos que cada empresa reportó haber denunciado y haciendo un promedio simple –cada empresa recibe la misma ponderación- o bien haciendo, en cada tramo, la relación entre el número de denuncias y el total de delitos reportados. Esta última alternativa equivale a un promedio ponderado por el número de delitos sufridos por cada empresa.
En ambos casos, se sugiere una relación positiva entre el tamaño y la tendencia a denunciar. Como se observa en la Gráfica, mientras que entre las empresa más pequeñas la tasa de denuncias es del orden del 30% en las de mayor tamaño tal cifra sube casi al doble.
Otra vía por la cual se capta esta asociación entre el tamaño y la tendencia a denunciar es a través del porcentaje de empresas que, en cada tramo del nivel de ventas, decidieron acudir o no a las autoridades para informarles los ataques de los que fueron víctimas. En este sentido se pueden tener varios indicadores: las empresas que no denunciaron ninguno de los delitos que las afectaron, las que los denunciaron todos o, como tercera opción, las que denunciaron más de la mitad. En cualquier caso, aparece siempre una relación positiva entre el tamaño y la vocación por la denuncia por parte de las empresas. Mientras que, como se observa en la Gráfica, un 33% de las empresas pequeñas no denunció ninguno de los delitos de los que fueron víctimas, entre las de mayor tamaño tal porcentaje se reduce al 7%. En el otro extremo, un poco más del 10% de las compañías de menor tamaño denunciaron todos los ataques que las afectaron. Al incrementarse el tamaño tal cifra aumenta hasta el 25%. Una de cada tres de las empresas pequeñas denunció más de la mitad de los delitos; entre las grandes tal proporción llega a tres de cada cuatro.
Esta asociación positiva entre el volumen de ventas de las empresas y su tendencia a denunciar se puede explicar de varias maneras. Puede pensarse que las empresas más consolidadas cuentan con más pólizas de seguros que requieran, ante un siniestro, el trámite de la denuncia. También puede pensarse en una mayor formalización de los procedimientos, a todo nivel, incluyendo las respuestas a los ataques criminales. En particular, es fácil imaginar la existencia de divisiones más especializadas –de seguridad, departamento jurídico- y entrenadas para acudir a las autoridades ante este tipo de circunstancias. Por último, no se puede descartar la posibilidad que el mayor tamaño, que como ya se vio está positivamente asociado con las pérdidas que resultan de los ataques criminales, esté reflejando parcialmente el efecto de los montos envueltos sobre la decisión de denunciar.
Utilizando como indicador la proporción de delitos denunciados –promedio simple o ponderado- no se percibe en los datos de la encuesta ningún efecto del sector económico al cual pertenece la empresa sobre la decisión de denunciar. Si se acude al porcentaje de empresas que denuncian, la relación que se observa cambia dependiendo del indicador específico, lo cual tiende a corroborar la idea de independencia entre el sector económico de la empresa y la decisión de denunciar.
Parece razonable postular la existencia de una relación entre las pérdidas ocasionadas por los delitos y la tendencia a acudir a las autoridades para denunciarlos. Los datos de la encuesta sugieren algo en ese sentido pero no hasta el punto de poder establecer una relación lineal. Lo que parece haber, como se observa en la Gráfica, es un umbral, alrededor de los seis millones de pesos, por encima del cual se da un incremento, del orden de 16 puntos, en la proporción de delitos que se denuncian. Por debajo de este umbral la decisión de acudir a las autoridades parecería no depender de las pérdidas ocasionadas por los ataques criminales.
Como ya se anotó, el valor promedio de la fracción de delitos que se denuncian resulta de una distribución bimodal y concentrada en los extremos: una fracción importante de las empresas denuncian todos los delitos mientras que otra fracción similar no denuncia ninguno. Podría pensarse en algún tipo de saturación, en el sentido que una empresa tenderá a denunciar los primeros ataques que enfrenta pero que al repetirse estos se hará menor, en el margen, su tendencia a denunciarlos.
Como se aprecia en la Gráfica, en alguna medida se da este efecto. Mientras que las empresas que sólo sufrieron un atentado denunciaron, en promedio, el 58% de tales incidentes, entre las empresas que sufrieron diez o más delitos tal cifra se reduce al 41%.
De todas maneras, tal diferencia no parece abismal. Además, el promedio de delitos que se denuncian es casi idéntico entre las empresas que sufrieron cuatro o cinco atentados y aquellas que fueron víctimas más de diez veces. Aunque, en efecto, si parece darse una especie de saturación en la decisión de acudir a las autoridades para poner bajo su conocimiento la ocurrencia de delitos el patrón ya señalado de la dicotomía entre empresas, las que denuncian todo y las que no denuncian nada persiste, como se aprecia en la Gráfica, hasta niveles de reincidencia relativamente altos.
No deja de asombrar, por otro lado, que aún entre empresas que fueron víctimas más de diez veces durante el último año, el porcentaje de las que denunciaron el 90% de los ataques es similar al de aquellas que no denunciaron ninguno, o sólo el 10%.
Existen varias maneras para analizar, de manera conjunta, los factores que afectan la decisión de denunciar. La primera consiste en tomar el porcentaje de delitos que cada empresa puso en conocimiento de las autoridades y tratar de explicar, mediante un modelo de regresión, los factores afectan esta variable. La muestra se limita, como es obvio, a las empresa que fueron víctimas de algún delito. Este ejercicio arroja como resultado [31]:
- El nivel de ventas no contribuye de manera significativa a la explicación de la variable dependiente.
- El número de ataques sufridos tampoco muestra un efecto estadísticamente significativo sobre la proporción de delitos que se denuncian. Este resultado, en cierta medida, tiende a corroborar la idea de una persistencia en las decisiones de denuncia.
- De las variables disponibles en la encuesta, la única que parece afectar significativamente la decisión de denunciar los atentados criminales es el monto de las pérdidas ocasionadas por tales ataques [32].
- El nivel de explicación de la ecuación es relativamente bajo. Tan sólo un pequeño porcentaje de las variaciones de la variable dependiente se explican con la ecuación.
El ejercicio de tratar de explicar la proporción de delitos que cada empresa denuncia, y que se acaba de exponer para el total de los atentados, se puede realizar de manera separada para cada categoría de incidente. Considerando cuatro grupos de incidentes (los ataques violentos a la propiedad, los robos internos, los ataques no violentos a la propiedad por parte de terceros y los atentados contra las personas) se obtuvieron los siguientes resultados [33]:
- Como ya se señaló, el incidente que presenta una mayor tendencia a ser denunciado es el atraco –se incluye aquí la piratería terrestre- con un 76%, seguido de los ataques a las personas (57%), los robos y los hurtos (42%) y por último los robos internos (28%).
- Al considerar las tasas de denuncia de manera separada para cada uno de esos incidentes, se observa que, en ninguno de ellos tomado individualmente, el tamaño de la empresa juega un papel significativo en la decisión de denunciar. En el robo externo y el atraco se alcanza a percibir un efecto positivo del tamaño, pero no muy significativo.
- Así la asociación que, para el total de delitos, se observa entre el tamaño y la fracción de incidentes que llegan a conocimiento de las autoridades puede estar originada en la composición de los incidentes que, en las empresas de mayor tamaño, muestra una menor participación de incidentes como el robo interno que por lo general tienden a no denunciarse.
- Unicamente para los robos cometidos por empleados de la empresa, y en menor medida para los atracos, se observa una relación positiva y estadísticamente significativa, entre las pérdidas ocasionadas por los delitos y la decisión de denunciarlos
- Con excepción de la categoría de ataques contra las personas, en las demás grupos de conductas delictivas, una variable que parece ser determinante en la decisión de denunciarlas es el haber puesto una denuncia, cualquiera, para ataques en las otras categorías [34]. Así, por ejemplo, el haber acudido a las autoridades para denunciar atracos, atentados a las personas o robos por terceros es algo que, en forma muy significativa, ayuda a explicar la proporción de robos internos que las empresas ponen en conocimiento de las autoridades.
- La categoría para la cual mejor se explica la tasa de denuncia es el robo interno. El valor de las pérdidas y el haber puesto cualquier denuncia -por otra conducta- explican el 38% de las variaciones en la tendencia a denunciar.
Una manera alternativa de analizar de manera simultánea los factores que afectan la decisión de denunciar consiste en hacer dos grupos de empresas: aquellas que no denunciaron ninguno de los delitos de los que fueron víctimas y, por otro lado, aquellas que acudieron a las autoridades para denunciar, por lo menos, uno de los atentados sufridos. Después, utilizando un modelo logit se detectan los factores, entre los disponibles en la encuesta, que ayudan a discriminar una de otra categoría. Este ejercicio arroja los siguientes resultados [35]:
- En términos generales, se mantienen las conclusiones que se derivan del modelo que trata de explicar la proporción de delitos que se denuncian. En particular,
- El tamaño de la empresa como elemento que ayuda a explicar la decisión de acudir a las autoridades para denunciar es más significativo a nivel del conjunto de delitos que cuando estos se consideran por separado.
- Con la excepción de los atentados contra las personas, que continua siendo la categoría de ataques criminales para la cual la denuncia se explica menos bien a partir de las variables disponibles, el mejor predictor de la decisión de denunciar un ataque criminal es el haber tenido la experiencia de una denuncia “previa”, para otro tipo de incidente.
3 - ALGUNAS CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
a) Tal vez la principal precaución que se debe tomar con relación a los resultados de esta encuesta es la no hacer mucho énfasis y, si es posible, no hacer públicas las cifras de incidencia, que se deben interpretar con extrema cautela, en sus dos dimensiones: tanto la proporción de empresas afectadas por crímenes como el número de veces que fueron víctimas. Por la forma como se hizo la encuesta, no es posible, desafortunadamente, descartar del todo la posibilidad de lo que se podría denominar un sesgo de “auto selección”. En efecto, el universo del que se sacó la muestra fueron las 5,792 empresas afiliadas a la Cámara de Comercio de Bogotá. La muestra de 860 empresas se sacó aleatoriamente y constituye el 14.8% del total de afiliados. El formulario de la encuesta se mandó por mensajería certificada. Se tienen los registros de las entregas a cada destinatario. Se mandaron los 860. En el lapso de 2 meses se recibieron las respuestas de 163 empresas. Se entiende que en cada empresa el formulario fue contestado por la persona mejor versada en tales problemas. De estos se pudieron sistematizar efectivamente 135 formularios. Así, la duda que surge es si existe algún tipo de relación entre el haber sido víctima de la delincuencia en el último año y la decisión de diligenciar y devolver el formulario a la Cámara. La altísima incidencia de los atentados criminales permite sospechar que existe un sesgo de este tipo.
b) El resultado más llamativo del trabajo es la noción de persistencia: en los ataques criminales, en la decisión de denunciar, en la percepción de inseguridad, en la calificación sobre la influencia de las organizaciones armadas. Esta idea, hasta la fecha no muy bien comprendida ni explicada, es recurrente en la literatura internacional sobre crimen. Para Colombia los trabajos empíricos sobre violencia, sobre crimen y aún sobre conflictividad menor también sugieren que se trata de fenómenos persistentes: en el tiempo, en el espacio y a nivel de los actores involucrados, víctimas y agresores.
c) Una dimensión de la persistencia, que aparece con claridad en esta encuesta, es la idea de ataques criminales, de distinta naturaleza, cuyas incidencias se refuerzan entre sí. Así, una empresa que ha sido víctima de un robo no sólo aparece como más susceptible a nuevos robos sino con mayor probabilidad de ser víctima de atentados delictivos de otra índole. En este contexto se podría hablar de la existencia de “clubes” de víctimas y, de esta manera, la pregunta relevante tiene que ver con los factores que contribuyen a que una empresa ingrese a esta desafortunada agrupación. Puede tratarse de un problema de localización: existen zonas de la ciudad más inseguras que otras -fenómeno sobre el cual existe evidencia- y al situarse en ellas las empresas ingresan al club de las víctimas. Pero también puede pensarse en procedimientos, hábitos y costumbres, de las empresas en materia de precauciones y medidas de seguridad que hacen que unas sean más susceptibles que otras a los ataques criminales, de cualquier naturaleza. O se puede concebir procesos de aprendizaje por parte de la delincuencia.
d) Pero la persistencia no acaba allí. Parece haber también “clubes” de denunciantes que se diferencian con claridad de las empresas que tienden a nunca denunciar. En este contexto, la pregunta relevante también tiene que ver con los factores que afectan la decisión de ingresar a dicho club.
e) Parecería recomendable una ampliación de la gama de variables exógenas que ayuden a explicar la sensación de inseguridad, la incidencia de ataques criminales o la decisión de denunciarlos. A las variables incluidas en el formulario se agregaron ciertos datos básicos del registro mercantil que, en el futuro, se podrán ampliar, y complementar, por ejemplo con información relacionada con las decisiones de precaución y medidas de seguridad. O con las consecuencias sobre las decisiones de inversión.
f) Por otro lado, estas anotaciones sugieren la conveniencia de complementar los análisis puramente cuantitativos y estadísticos con estudios de caso, testimonios e “historias de vida” de las empresas para entender mejor como es que las unidades productivas ingresan y permanecen, o salen, de los diferentes “clubes” que se sugieren en la encuesta.
g) Otra dimensión de la inseguridad que sería conveniente profundizar es la relacionada con la influencia de las organizaciones armadas, y en particular la guerrilla, con el sector empresarial colombiano. En esta área, los resultados de la encuesta –para los cuales no hay razón que permita pensar a priori en sesgos sistemáticos- son preocupantes. Que la quinta parte de las ventas de una muestra aleatoria de empresas esté, en opinión de las mismas empresas, completamente influenciada por el accionar de grupos armados es algo que no debe pasar desapercibido. Y algo que no sorprende, si uno se atiene a distintos testimonios e informes de prensa. Lo que parece conveniente es ir más allá de los numerosas historias, relatos, comentarios y hasta rumores. Para empezar a sistematizarlos, complementarlos con información cuantitativa, en las líneas de lo que se realizó en esta encuesta, y poder así profundizar en el precario conocimiento que se tiene sobre este aspecto, que se sugiere determinante en las decisiones empresariales que se toman en el país.
h) A nivel más específico, una relación que sugieren los datos y para la cual se trató de ofrecer una historia compatible con dicha situación, es la que muestra una asociación positiva entre los robos internos hechos a las empresa y la incidencia de agresiones físicas y amenazas.
ANEXO - ECUACIONES
ECUACION 1
reg at_n ventas
Source | SS df MS Number of obs = 135
Model | 916.862554 1 916.862554 Prob > F = 0.0000
Residual | 3722.35226 133 27.987611 R-squared = 0.1976
Total | 4639.21481 134 34.6210061 Root MSE = 5.2903
at_n | Coef. Std. Err. t P>|t| [95% Conf. Interval]
ventas | .0000756 .0000132 5.724 0.000 .0000495 .0001017
_cons | 3.823775 .4732808 8.079 0.000 2.887644 4.759906
dónde at_n es el número de ataques criminales contra cada empresa (igual a 0) si la empresa no ha sido víctima, y ventas son las ventas anuales en millones de pesos.
ECUACION 2
reg acb_n ventas acp_n
Residual | 2062.38152 132 15.6241024 R-squared = 0.3210
Total | 3037.43704 134 22.6674406 Root MSE = 3.9527
acb_n | Coef. Std. Err. t P>|t| [95% Conf. Interval]
ventas | .0000563 .00001 5.603 0.000 .0000364 .0000761
acp_n | .752509 .170023 4.426 0.000 .4161867 1.088831
_cons | 2.234176 .3857828 5.791 0.000 1.471059 2.997292
acb_n: # de ataques contra los bienes de la empresa. acp_n # de ataues contra las personas. Ventas en millones de pesos al año.
ECUACION 3
logit acb acp, or
Logit Estimates Number of obs = 135
chi2(1) = 8.51
Prob > chi2 = 0.0035
Log Likelihood = -81.673699 Pseudo R2 = 0.0495
acb | Odds Ratio Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
acp | 3.379808 1.502294 2.740 0.006 1.414297 8.076875
acb y acp: variables dicótomas que toman el valor 1 si la empresa fue víctima de un ataque, bienes y personas respectivamente, y cero en caso contrario.
ECUACION 4
reg acp_n acb_n
Source | SS df MS Number of obs = 135
Model | 89.332113 1 89.332113 Prob > F = 0.0000
Residual | 470.638257 133 3.53863351 R-squared = 0.1595
Total | 559.97037 134 4.17888336 Root MSE = 1.8811
acp_n | Coef. Std. Err. t P>|t| [95% Conf. Interval]
acb_n | .1714945 .0341322 5.024 0.000 .1039823 .2390066
_cons | .406327 .202185 2.010 0.046 .0064129 .8062411
ECUACION 5
reg roboE_n ventas ciiu6 roboI_n
Source | SS df MS Number of obs = 135
---------+------------------------------ F( 3, 131) = 63.03
Model | 900.130606 3 300.043535 Prob > F = 0.0000
Residual | 623.602728 131 4.76032617 R-squared = 0.5907
---------+------------------------------ Adj R-squared = 0.5814
Total | 1523.73333 134 11.3711443 Root MSE = 2.1818
roboE_n | Coef. Std. Err. t P>|t| [95% Conf. Interval]
ventas | .0000724 5.46e-06 13.259 0.000 .0000616 .0000832
ciiu6 | -1.039322 .4378636 -2.374 0.019 -1.905521 -.1731232
roboI_n | .3724055 .0940762 3.959 0.000 .1863003 .5585108
_cons | .7077234 .2491077 2.841 0.005 .2149289 1.200518
roboE_n # de robos por gente ajena a la empresa. roboI_n # de robos internos. Ciiu6 = 1 si la empresa es del sector comercio.
ECUACION 6
reg roboI_n ventas roboE_n
Source | SS df MS Number of obs = 135
---------+------------------------------ F( 2, 132) = 7.35
Model | 54.1467724 2 27.0733862 Prob > F = 0.0009
Residual | 486.268042 132 3.68384881 R-squared = 0.1002
---------+------------------------------ Adj R-squared = 0.0866
Total | 540.414815 134 4.03294638 Root MSE = 1.9193
roboI_n | Coef. Std. Err. t P>|t| [95% Conf. Interval]
ventas | -.000022 6.96e-06 -3.165 0.002 -.0000358 -8.27e-06
roboE_n | .2705801 .0714782 3.785 0.000 .1291893 .411971
_cons | 1.013681 .1841401 5.505 0.000 .6494336 1.377928
ECUACION 7
logit roboE ventas ciiu6 roboI
Logit Estimates Number of obs = 135
chi2(3) = 10.54
Prob > chi2 = 0.0145
Log Likelihood = -88.273341 Pseudo R2 = 0.0563
roboE | Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
ventas | 8.80e-06 8.65e-06 1.017 0.309 -8.15e-06 .0000257
ciiu6 | -.5748471 .4303082 -1.336 0.182 -1.418236 .2685415
roboI | 1.036452 .3680156 2.816 0.005 .3151543 1.757749
_cons | -.4290712 .2543284 -1.687 0.092 -.9275458 .0694034
roboI y roboE variables dicótomas. Valor 1 si la empresa ha sido víctima de robo, interno y externo, cero en caso contrario.
ECUACION 8
reg roboI_n ventas roboE_n
Source | SS df MS Number of obs = 135
Model | 54.1467724 2 27.0733862 Prob > F = 0.0009
Residual | 486.268042 132 3.68384881 R-squared = 0.1002
---------+------------------------------ Adj R-squared = 0.0866
Total | 540.414815 134 4.03294638 Root MSE = 1.9193
roboI_n | Coef. Std. Err. t P>|t| [95% Conf. Interval]
ventas | -.000022 6.96e-06 -3.165 0.002 -.0000358 -8.27e-06
roboE_n | .2705801 .0714782 3.785 0.000 .1291893 .411971
_cons | 1.013681 .1841401 5.505 0.000 .6494336 1.377928
ECUACION 9
logit roboI ventas roboE, or
Logit Estimates Number of obs = 135
chi2(2) = 7.67
Prob > chi2 = 0.0216
Log Likelihood = -88.39917 Pseudo R2 = 0.0416
roboI | Odds Ratio Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
ventas | .9999961 5.81e-06 -0.679 0.497 .9999847 1.000007
roboE | 2.626548 .9442367 2.686 0.007 1.298317 5.313613
ECUACION 10
logit atraco roboE roboI ventas, or
Logit Estimates Number of obs = 135
chi2(3) = 31.82
Prob > chi2 = 0.0000
Log Likelihood = -59.169317 Pseudo R2 = 0.2119
atraco | Odds Ratio Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
roboE | 8.972366 4.834724 4.072 0.000 3.120617 25.79726
roboI | 2.419702 1.114216 1.919 0.055 .9813039 5.966507
ventas | .9999629 .0000266 -1.394 0.163 .9999108 1.000015
atraco =1 si la empresa ha sido víctima de un ataque violento contra la propiedad. Incluye piratería terrestre.
ECUACION 11
reg atraco_n roboE_n ventas
Source | SS df MS Number of obs = 135
Model | 26.9784921 2 13.4892461 Prob > F = 0.0083
Residual | 357.954841 132 2.7117791 R-squared = 0.0701
---------+------------------------------ Adj R-squared = 0.0560
Total | 384.933333 134 2.87263682 Root MSE = 1.6467
atraco_n | Coef. Std. Err. t P>|t| [95% Conf. Interval]
roboE_n | .1872583 .0613267 3.053 0.003 .065948 .3085685
ventas | -.0000165 5.97e-06 -2.760 0.007 -.0000283 -4.67e-06
_cons | .5464119 .1579882 3.459 0.001 .2338957 .8589281
ECUACION 12
reg acp_n atraco_n ventas
Source | SS df MS Number of obs = 135
Model | 89.1325908 2 44.5662954 Prob > F = 0.0000
Residual | 470.83778 132 3.56695288 R-squared = 0.1592
---------+------------------------------ Adj R-squared = 0.1464
Total | 559.97037 134 4.17888336 Root MSE = 1.8886
acp_n | Coef. Std. Err. t P>|t| [95% Conf. Interval]
atraco_n | .4262879 .0964749 4.419 0.000 .2354511 .6171248
ventas | .0000124 4.72e-06 2.626 0.010 3.06e-06 .0000217
_cons | .5998287 .1827061 3.283 0.001 .2384179 .9612395
atraco_n # de atentados violentos a la propiedad.
ECUACION 13
logit acp atraco roboE roboI, or
Logit Estimates Number of obs = 135
chi2(3) = 13.23
Prob > chi2 = 0.0042
Log Likelihood = -79.992161 Pseudo R2 = 0.0764
acp | Odds Ratio Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
atraco | 1.652703 .7589856 1.094 0.274 .6718775 4.065367
roboE | 2.008887 .8387767 1.671 0.095 .8862389 4.553656
roboI | 2.120943 .8282104 1.925 0.054 .9866017 4.559487
ECUACION 14
reg at_pd ventas at_n at_vp
Source | SS df MS Number of obs = 95
Model | 9681.14784 3 3227.04928 Prob > F = 0.1128
Residual | 143451.181 91 1576.3866 R-squared = 0.0632
---------+------------------------------ Adj R-squared = 0.0323
Total | 153132.329 94 1629.06733 Root MSE = 39.704
at_pd | Coef. Std. Err. t P>|t| [95% Conf. Interval]
ventas | .0000542 .0001179 0.460 0.647 -.00018 .0002884
at_n | -.8078565 .7704202 -1.049 0.297 -2.338202 .7224885
at_vp | 4.21e-07 1.91e-07 2.206 0.030 4.19e-08 7.99e-07
_cons | 49.27786 6.183369 7.969 0.000 36.99536 61.56036
at_pd : proporción de denuncias en el total de delitos sufridos (at_n). at_vp es el valor promedio de las pérdidas por incidente.
ECUACION 15
reg atrac_pd ventas atraco_n atrac_vp dOatr
Source | SS df MS Number of obs = 33
Model | 15808.8353 4 3952.20882 Prob > F = 0.0708
Residual | 45479.0435 28 1624.25155 R-squared = 0.2579
---------+------------------------------ Adj R-squared = 0.1519
Total | 61287.8788 32 1915.24621 Root MSE = 40.302
atrac_pd | Coef. Std. Err. t P>|t| [95% Conf. Interval]
ventas | .0017479 .0017484 1.000 0.326 -.0018336 .0053294
atraco_n | -.2602985 3.032235 -0.086 0.932 -6.47155 5.950953
atrac_vp | 6.34e-07 3.65e-07 1.736 0.094 -1.14e-07 1.38e-06
dOatr | 35.19159 16.45186 2.139 0.041 1.491478 68.89171
_cons | 29.69726 16.6937 1.779 0.086 -4.498227 63.89276
atrac_pd: proporción de denuncias en el total de atracos sufridos (atraco_n). atraco_vp es el valor promedio de las pérdidas por atraco y dOatr es si puso alguna denuncia por un incidente distinto a un atraco.
ECUACION 16
reg roboI_pd ventas roboI_n roboI_vp dOrI
Source | SS df MS Number of obs = 58
Model | 3.40330631 4 .850826577 Prob > F = 0.0000
Residual | 5.49157879 53 .103614694 R-squared = 0.3826
---------+------------------------------ Adj R-squared = 0.3360
Total | 8.89488509 57 .156050616 Root MSE = .32189
roboI_pd | Coef. Std. Err. t P>|t| [95% Conf. Interval]
ventas | 1.16e-06 2.55e-06 0.454 0.652 -3.95e-06 6.27e-06
roboI_n | .0005576 .0203095 0.027 0.978 -.0401781 .0412933
roboI_vp | 3.61e-08 1.37e-08 2.637 0.011 8.65e-09 6.36e-08
dOrI | .394129 .0900648 4.376 0.000 .2134819 .574776
_cons | -.0692533 .0894785 -0.774 0.442 -.2487243 .1102178
ECUACION 17
reg roboE_pd ventas roboE_n roboE_vp dOrE
Source | SS df MS Number of obs = 66
Model | 2.48297626 4 .620744066 Prob > F = 0.0042
Residual | 8.89867997 61 .14588 R-squared = 0.2182
---------+------------------------------ Adj R-squared = 0.1669
Total | 11.3816562 65 .175102404 Root MSE = .38194
roboE_pd | Coef. Std. Err. t P>|t| [95% Conf. Interval]
ventas | 2.37e-06 1.75e-06 1.356 0.180 -1.12e-06 5.86e-06
roboE_n | -.046758 .0196983 -2.374 0.021 -.0861472 -.0073688
roboE_vp | 2.29e-10 1.86e-09 0.123 0.902 -3.48e-09 3.94e-09
dOrE | .3238435 .0958136 3.380 0.001 .1322523 .5154346
_cons | .2508624 .0858644 2.922 0.005 .0791658 .4225589
ECUACION 18
reg acp_pd ventas acp_n acp_vp dOacp
Source | SS df MS Number of obs = 45
Model | 7449.54411 4 1862.38603 Prob > F = 0.5153
Residual | 89976.7248 40 2249.41812 R-squared = 0.0765
---------+------------------------------ Adj R-squared = -0.0159
Total | 97426.2689 44 2214.23338 Root MSE = 47.428
acp_pd | Coef. Std. Err. t P>|t| [95% Conf. Interval]
ventas | .0000407 .0001278 0.319 0.752 -.0002175 .000299
acp_n | -1.422242 2.928992 -0.486 0.630 -7.341956 4.497473
acp_vp | 1.22e-06 7.88e-07 1.542 0.131 -3.78e-07 2.81e-06
dOacp | 13.56274 14.39694 0.942 0.352 -15.53455 42.66003
_cons | 40.20879 12.4243 3.236 0.002 15.09834 65.31924
ECUACION 19
logit dAT ventas at_vp at_n, or
Logit Estimates Number of obs = 96
chi2(3) = 24.82
Prob > chi2 = 0.0000
Log Likelihood = -45.541387 Pseudo R2 = 0.2141
dAT | Odds Ratio Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
ventas | 1.000065 .0000423 1.526 0.127 .9999816 1.000148
at_vp | 1 8.68e-08 1.889 0.059 1 1
at_n | 1.20762 .094994 2.398 0.016 1.035078 1.408925
ECUACION 20
logit dAatr ventas atrac_vp dOatr
Logit Estimates Number of obs = 33
chi2(3) = 14.33
Prob > chi2 = 0.0025
Log Likelihood = -11.113176 Pseudo R2 = 0.3920
dAatr | Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
ventas | .0002422 .0002197 1.103 0.270 -.0001884 .0006728
atrac_vp | 1.95e-07 1.82e-07 1.072 0.284 -1.62e-07 5.53e-07
dOatr | 2.720814 1.251092 2.175 0.030 .268719 5.17291
_cons | -2.103018 1.194549 -1.761 0.078 -4.444292 .2382555
ECUACION 21
logit dArI ventas roboI_vp dOrI, or
Note: dOrI~=1 predicts failure perfectly
dOrI dropped and 80 obs not used
Logit Estimates Number of obs = 55
chi2(2) = 11.90
Prob > chi2 = 0.0026
Log Likelihood = -27.212987 Pseudo R2 = 0.1794
dArI | Odds Ratio Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
ventas | .9999984 8.07e-06 -0.197 0.844 .9999826 1.000014
roboI_vp | 1 1.99e-07 2.393 0.017 1 1.000001
ECUACION 22
logit dArE ventas roboE_vp dOrE, or
Logit Estimates Number of obs = 135
chi2(3) = 46.32
Prob > chi2 = 0.0000
Log Likelihood = -54.099997 Pseudo R2 = 0.2997
dArE | Odds Ratio Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
ventas | 1.000004 6.99e-06 0.603 0.547 .9999905 1.000018
roboE_vp | 1 9.80e-09 1.202 0.230 1 1
dOrE | 18.8532 9.863968 5.613 0.000 6.761414 52.56934
ECUACION 23
logit dAacp ventas acp_vp dOacp, or
Logit Estimates Number of obs = 45
chi2(3) = 11.15
Prob > chi2 = 0.0110
Log Likelihood = -25.339872 Pseudo R2 = 0.1803
dAacp | Odds Ratio Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
ventas | 1.000051 .0000346 1.464 0.143 .9999829 1.000118
acp_vp | 1 1.34e-07 1.264 0.206 .9999999 1
dOacp | 2.058154 1.400051 1.061 0.289 .5425649 7.807359
[1] La pregunta exacta era la siguiente: “imagínese que mañana una persona armada entra a su empresa y le pide a quienes se encuentran ahí que entreguen el dinero y los objetos de valor”. Se pedía una calificación , entre 0 y 10 acerca de qué tan probable se consideraba la ocurrencia de tal evento.
[2] “Imagínese que mañana en su empresa se pierde algún dinero, o producto, o materia prima, o algún aparato de valor, sin que se encuentre ninguna persona extraña, lo que le permite concluir que alguien interno a la empresa fue el autor del robo”.
[3] “Imagínese que mañana personas armadas le piden al conductor del vehículo que transporta sus productos que le entreguen el vehículo o la mercancía que transporta”.
[4] . Se dividió la muestra en quintiles, lo que arrojó la siguiente agrupación: escala 1, menos de $400 millones; escala 2 hasta $1250 millones; escala 3 hasta $3500 millones; escala 4 hasta $8000 millones y escala 5 más de $8000 millones.
[5] La gran heterogeneidad de las empresas agrupadas en la categoría “otros” sectores impide cualquier comentario acerca de la percepción de inseguridad en este grupo, que es sistemáticamente inferior a la de los otros tres. Aún dentro de este grupo el incidente que se considera más probable es la piratería.
[6] Al respecto vale la pena señalar que para el cálculo de este promedio se excluyó de la muestra una empresa que reportó la ocurrencia de 200 robos en el último año, casi uno por día hábil de trabajo.
[7] La pregunta que se hacía era la siguiente: “En el último año, alguien de esta empresa, en razón de su trabajo, le dio o tuvo que dar dinero o bienes a algún funcionario público o autoridad” .
[8] Este promedio tan alto se explica parcialmente por el pago del rescate de un secuestro por $120 millones reportado por una de las empresas.
[9] Dada la distribución bimodal de la proporción de delitos denunciados, nuevamente se definieron dos grupos extremos: las empresas que denuncian y las que no lo hacen. Al primero se sumaron a las empresas que denunciaron la totalidad de los ataques a las que fueron sometidas aquellas pocas que denunciaron más de uno de cada dos. En el segundo grupo se incluyeron tanto las empresas que no habían denunciado ningún ataque como aquellas que denunciaron uno de cada tres o menos.
[10] Para facilitar la lectura de la Gráfica se excluyeron aquellas empresas que se consideraban libres de la influencia de ambos grupos simultáneamente. Esta celda (0,0) contenía el 40% de las observaciones.
[11] Nuevamente, y para facilitar la lectura de la Gráfica, se excluyeron el 33% de las observaciones que estaban localizadas en la celda (0,0) o sea las correspondientes a las empresas que se consideran libres de la influencia de cualquier grupo armado.
[12] Para el cálculo de este promedio se excluyó de la muestra una empresa que reportó haber sido víctima de 223 delitos en el último año. Si excluir esta empresa el promedio sería de 8.5.
[13] Se estima la ecuación 1.
[14] Para esto se construye una variable dicótoma que toma el valor 0 si la empresa no fue víctima de ningún ataque criminal el último año y 1 si ha sido víctima de uno o más ataques. Luego se estima un modelo logit.
[15] La correlación entre el número de ataques a las personas y contra el patrimonio es de 0.4.
[16] Al estimar ecuaciones en las cuales se explica el número de ataques de una categoría en función de las ventas y de los ataques de la otra categoría se obtienen efectos estadísticamente significativos. Aún más, en el caso de los ataques contra las personas, los atentados contra la propiedad resultan ser, como variable explicativa, más significativos que el nivel de ventas.
[17] Se estima la ecuación 2.
[18] Para esto se estima un modelo logit. Ver Ecuación 3.
[19] Es claro que estas dos variables, el número de ataques contra los bienes y el número de atentados contra la propiedad se determinan de manera simultánea. No tiene mayor sentido pensar que una ocurre antes que la otra. La escasa disponibilidad de variables exógenas, y el hecho que los valores estimados de los coeficientes no vayan a ser utilizados para otro propósito diferente del de señalar que existe una asociación estadísticamente significativa entre las dos variables no justifica métodos de estimación tendientes a corregir este problema de simultaneidad.
roboE_n es el número de veces que la empresa fue víctima de un ataque no violento contra su propiedad por parte de extraños a la empresa, en función de la ventas y del número de robos internos.
[22] Ecuación 6
[23] El modelo logit paralelo a la regresión de la Ecuación 5 no conduce a resultados estadísticamente significativos. Ver Ecuación 7.
[24] Ver Ecuación 8
[25] Ecuación 9.
[26] Ver por ejemplo los trabajos de Steve Levitt. Para Colombia, con relación al homicidio ver Rubio (1999) Crimen e Impunidad. Precisiones sobre la Violencia. Bogotá: CEDE-Tercer Mundo.
[27] Ecuación 10
[28] Ecuación 11
[29] Ecuación 12
[30] Personalmente conozco una historia como esta ocurrida en una pequeña empresa familiar, supe de algo en las mismas líneas en una institución en la que trabajé y he oído por lo menos tres incidentes más que encuadran en esta tipología.
[31] Ver Ecuación 14.
[32] Desafortunadamente la información de la encuesta no permite captar, a nivel de incidentes, si son los que ocasionan mayores pérdidas los que se denuncian. Se tiene información sobre el total de incidentes que se denunciaron y el total de las pérdidas. Lo que muestra el resultado es que las empresas con mayores pérdidas promedio denuncian una mayor proporción de casos.
[33] Ecuaciones 15 a 18.
[34] Para cada una de las cuatro categorías consideradas se construyó una variable dummy que toma el valor uno si la empresa a puesto alguna denuncia para los incidentes de las otras categorías y cero en caso cotrario. En este caso para las empresas que no han sido víctimas, la variable también toma el valor cero.
[35] Ecuaciones 19 a 23